Muthada al-Sader, el verdadero
problema de Estados Unidos en Iraq
Alberto Cruz*
CSCAweb,
10 de noviembre de 2006
"Hay
que congratularse por la derrota republicana en EEUU y hay que
disfrutar del momento pero, cuando el humo de la euforia se disipe,
pronto veremos cómo las cosas van a seguir igual a corto
plazo puesto que no se va a cortar el financiamiento de las operaciones
militares en Iraq. A lo más que llegarán los demócratas
es a redefinir el papel de sus tropas bajo una nueva resolución
de la ONU".
El Partido Republicano ha perdido
las elecciones en Estados Unidos. Dicen que Iraq ha sido la causa
de que los votantes hayan dado la espalda al partido al que apoyaron
hace dos años. Pero no deja de ser una verdad a medias.
Si hay que hacer caso a la prensa de ese país, "la
economía fue el factor de decisión más importante,
seguida del terrorismo y de la guerra en Iraq" (The New
York Times, 8 de noviembre) a la hora de votar. Los vendedores
de humo aquellos que intentan vender la imagen de una situación
catastrófica en Iraq, centrándose en las bajas
militares- se frotan las manos ante una verdad incuestionable:
la guerra va mal para los EEUU. Pero ni mucho menos está
perdida básicamente porque la guerrilla, que debe ser
considerada así y no "resistencia", no cuenta
con el apoyo de ninguna estructura política fuera del
país, es decir, no cuenta con reconocimiento político.
Hace ya tiempo (1) se publicaron dos artículos en este
sentido que siguen teniendo plena vigencia, aunque con una diferencia:
hoy el papel del ayotalá Al Sistani ha pasado a un segundo
plano y es el joven Muthada al Sader quien se ha convertido en
el referente de la comunidad religiosa shií y el verdadero
problema de Estados Unidos en Iraq.
Durante el mes pasado se propagandizó
que había sido el mayor en número de bajas mortales
para los ocupantes desde enero de 2005. Un total de 109 muertos
y 776 heridos para las tropas de Estados Unidos. Pero no se entró
en detalles. En Al Anbar, la provincia suní donde la guerra
es más evidente, murieron 53 soldados. Sólo en
el área de Bagdad se contabilizaron 43 muertos y, de ellos,
al menos 17 fueron consecuencia de combates directos entre los
ocupantes estadounidenses y el Ejército del Mahdi, la
organización que controla Muthada al Sader (The Angeles
Times, 1 de noviembre). Y ese incremento de bajas mortales es
debido a que los mandos estadounidenses tuvieron que dejar desprotegidas
otras zonas del país ocupado para trasladar 15.000 de
sus soldados (casi el 10% de las tropas ocupantes) a una operación
de cerco de Bagdad en un intento de rescatar a un soldado que
lleva desaparecido desde el 23 de octubre y que, presumiblemente
está en manos del Ejército del Mahdi.
Mientras este aspecto apenas
es abordado en Europa, desde los medios de comunicación
estadounidenses se pide de forma abierta la muerte de Al Sader
para resolver "de raíz" el problema iraquí
(2) y se cita a funcionarios de inteligencia que trabajan en
la embajada de EEUU en Bagdad: "Maliki [primer ministro
iraquí] reconoce que sin nosotros [los EEUU] su gobierno
no duraría ni una semana, pero no por los terroristas
suníes, sino por Muthada [al Sader]". Las informaciones
en este sentido se multiplican en los últimos días:
"los militantes shiitas iraquíes [en referencia a
las fuerzas de Muthada al Sader] ganaron una victoria política
importante cuando Nuri al-Maliki pidió a los EE.UU. y
las unidades iraquíes levantar un bloqueo alrededor del
suburbio de ciudad de Sadr" (3). El bloqueo se levantó
tras el éxito de la convocatoria de una huelga general
en el barrio, donde viven 2'5 millones de personas, lo que hubiese
generalizado los enfrentamientos y las muertes de soldados ocupantes.
Curiosamente, el día de la huelga se produjo uno de los
atentados más mortíferos en ese barrio, con 26
muertos, todos shiíes.
El Ejército del Mahdi
(EM en adelante) ha aprendido la lección de abril de 2004,
cuando se alzó contra los ocupantes en Nayaf y otras ciudades
y fue duramente golpeado, con la muerte de centenares de sus
combatientes. Hoy es una estructura sólida, bien armada
(los analistas militares estadounidenses dicen que ha recibido
moderno armamento de Irán y la comienzan a identificar
con el Hizbulá libanés en su estructura político-militar)
y que controla la práctica totalidad del sur iraquí.
Anthony T. Sullivan, uno de los más prestigiosos analistas
estadounidenses sobre Iraq ha dicho recientemente que "el
Ejército del Mahdi ha llegado a ser hoy de tanto alcance
como el ejército nacional [por el gubernamental] y mientras
en éste la moral es baja, las deserciones constantes y
la operatividad más que dudosa, lo que le hace una fuerza
militar poco eficaz, en el EM la situación es a la inversa"
(4). Las revueltas de Diwaniya, Amara y Basora son un indicativo
de ello. El caso de Amara es conveniente reflejarlo un poco en
extenso. Es una ciudad de 900.000 habitantes, situada en el sur
del país y con una base "Camp Abu Naji",
nombre dado por los iraquíes a sus amos coloniales británicos
en 1916- de las tropas de ocupación británicas
en sus inmediaciones. Durante 3 días se produjeron violentos
combates entre 800 integrantes del EM y fuerzas colaboracionistas
y británicas que habían acudido en su ayuda. Fueron
destruidas comisarías, edificios oficiales y se reportaron
más de 100 muertos y heridos. "Amara ha sido liberada,
Basora es la siguiente" (5), proclamó el EM de inmediato.
Al igual que los medios estadounidenses
se hacen eco de los que les ocurre a sus tropas, lo mismo sucede
con los británicos. Y ellos vienen haciendo hincapié
en un hecho que no pasa desapercibido para los norteamericanos:
el creciente papel de Al Sader en la política de futuro
para Iraq. De hecho, creen que sin él no será posible
ningún plan de retirada de tropas a medio plazo. "Lo
sucedido en Amara está preocupando especialmente [en Gran
Bretaña] porque amenaza comprometer la estrategia de la
salida [retirada de Iraq] bajo la cual las fuerzas [británicas]
han abandonado varias áreas tras entregar el mantenimiento
de la seguridad a las fuerzas iraquíes. Si los planes
de convertir a Iraq en un estado federal siguen adelante, algo
a lo que se opone firmemente el movimiento de Al Sader, la violencia
aumentará y retrasará la salida de las tropas [británicas]"
(6).
La propuesta de dividir Iraq
en tres semi-estados (kurdo al norte, suní en el centro
y shií en el sur) se viene discutiendo con insistencia
en EEUU ante el desastre militar y como forma de garantizar una
salida honrosa en el medio plazo. Sin embargo, el federalismo
es un concepto político occidental que no tiene la menor
implantación en el mundo árabe. Si bien la estrategia
estadounidense en Oriente Medio es la conocida como "las
fronteras de la sangre" (7), es decir, un Oriente Medio
formado por distintas religiones, etnias y razas siempre en conflicto,
carentes de un fuerte poder central y que al ser más débiles
aceptarían de buen grado una presencia estadounidense,
olvida el sentimiento nacionalista árabe que si antes
fue laico ahora es islamista y eso es más difícil
de combatir porque incluye un componente religioso.
Muthada Al Sader, este es el
hombre a batir y no la guerrilla suní (resistencia). Con
ésta ya hay acercamientos significativos en un intento
de negociación que permita centrar las fuerzas en el problema
principal. Unos intentos que no son nuevos y que se han venido
produciendo a lo largo de los tres años y medio de ocupación.
Pero la guerrilla cuenta con un gran talón de Aquiles:
no tiene una figura que sea capaz de aglutinar a todo el espectro
antiocupación iraquí. Por utilizar un ejemplo fácil,
no hay un Ho Chi Minh.
Si Iraq
es como Vietnam, Israel sería como Camboya
Sólo un hombre como
Al Sader podría cumplir esa función, pero su EM
ha estado implicado en matanzas sectarias y sería difícil
que, a corto plazo, fuese aceptado por los suníes como
tal. Sin embargo, la comparación entre Iraq y Vietnam
no es correcta, por atractiva que sea, por un factor de política
geoestratégica de gran importancia: Israel. Si se sigue
utilizando la comparación Iraq-Vietnam, habrá que
decir que Israel es como Camboya, con lo que el conflicto adquiriría
una dimensión regional y no local como es ahora. Por lo
tanto, una derrota de EEUU en Iraq debilitaría hasta extremos
impensables a Israel en la zona, que aún no se ha recuperado
de su derrota militar en Líbano contra Hizbulá.
A estas alturas de la historia
hay claras dos cosas: que la guerra se inició por el control
del petróleo y para destruir al único estado árabe
que podría tener en el futuro, una vez se hubiese levantado
el embargo que mató a más de un millón de
sus habitantes, capacidad para enfrentarse a Israel. Si alguien
tiene dudas al respecto sólo hay que recordar lo que dijo
el presidente de EEUU el pasado 2 de noviembre: "debemos
permanecer en Iraq para controlar el petróleo y para proteger
a Israel" (8).
Y, a estas alturas, sólo
el petróleo está asegurado para EEUU (Iraq aumentó
en octubre su producción en 19.000 barriles diarios, pasando
de los 2'05 millones de barriles diarios de septiembre a 2'069
en octubre, según cifras oficiales de la OPEP). Es conveniente
recordar que la potencia ocupante le ha dado al gobierno colaboracionista
hasta el mes de diciembre, como máximo, para que liberalice
la explotación de las reservas iraquíes, estimadas
en 112.000 millones de barriles en los pozos ya en explotación
junto a otras reservas de 220.000 millones de barriles en pozos
aún no iniciados (cifras del Ministerio de Energía
de Estados Unidos). El dato no es baladí puesto que el
petróleo iraquí está muy cerca de la superficie,
es fácil de extraer y su coste podría oscilar alrededor
de 1'50 dólares, muy por debajo de la media de 5 dólares
por barril que cuesta la extracción de petróleo
en otros países como Arabia Saudí, por poner un
ejemplo.
Se da la circunstancia que
las fuerzas de Muthada Al Sader tienen gran influencia en el
sur de Iraq, justo la zona principal de producción de
petróleo (junto a la kurda, en el norte). De ahí
la importancia que adquiere este personaje en el futuro cercano
y en este sentido ya se están moviendo las piezas y, a
buen seguro, será una de las bazas que jueguen los demócratas
para revertir la situación en Iraq.
Nueva Resolución
de la ONU en diciembre
Hay que congratularse por la
derrota republicana en EEUU y hay que disfrutar del momento pero,
cuando el humo de la euforia se disipe, pronto veremos cómo
las cosas van a seguir igual a corto plazo puesto que no se va
a cortar el financiamiento de las operaciones militares en Iraq.
A lo más que llegarán los demócratas es
a redefinir el papel de sus tropas bajo una nueva resolución
de la ONU.
Un comité de expertos
de 19 personas iraquíes, junto a otros tantos militares
estadounidenses y funcionarios de las embajadas estadounidense
y británica están elaborando la propuesta que presentarán
a la ONU para que el 1 de diciembre fecha en que se votará
un nuevo acuerdo de mantenimiento de tropas- sea aprobada. Según
lo que se ha filtrado (9) se está abordando la aceleración
del traspaso de poderes a los iraquíes en aquellas zonas
donde ahora hay presencia militar ocupante con la idea inicial
de que esté terminado a mediados de 2007 ahora los
EEUU tienen el control operacional completo hasta finales de
2007- y así se recogerá expresamente en la Resolución
de la ONU.
Además, en estas conversaciones
se está discutiendo sobre la recuperación del control
de Bagdad especialmente Ciudad Sader- y amnistía
para los antiguos militantes del Partido Baaz. Este último
punto es importante puesto que el gobierno de Maliki rechazó
una petición estadounidense de amnistía para algunos
de los presos baasistas coincidiendo con el final del Ramadán.
Notas:
(1) "Iraq y Vietnam: similitudes y diferencias" e "Iraq: mejor el ejemplo de Argelia
que el de Vietnam"
(2) "Matar
a Muthada ahora", The New York Post, 26 de octubre
de 2006.
(3) Associated Press, 1 de noviembre de 2006.
(4) "A Bright, Shining Truth on Iraq", TNI,
24 de octubre de 2006.
(5) The Guardian, 21 de octubre de 2006.
(6) Ibid.
(7) El grito de la calle árabe: "sin
justicia no hay paz"
(8) www.rushlimbaugh.com, 2 de noviembre de 2006.
(9) The New York Times, 2 de noviembre de 2006.
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