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Apoyar a la Resistencia Iraquí, dejar de lado la tarea del 'hombre blanco'

Liz Sperber

The College Hill Independent / CSCAweb (www.nodo50.org), 23 de mayo de 2005
Traducción de Natalia Litvina para CSCAweb

"Si apoyamos a los iraquíes para que logren su autodeterminación, debería ser porque identificamos una humanidad igual y común entre nosotros; por que reconocemos que la ocupación de la tierra de Iraq por parte de EEUU, y la tortura, las violaciones, el asesinato y el robo son injustos. Por lo tanto, ya que la resistencia iraquí es el principal actor para recuperar la soberanía de Iraq, la apoyamos incondicionalmente. Si hay algo que sacar en claro de la historia del siglo XX, es esto: no es labor tuya ni mía decidir quién merece tal o tal grado de autonomía. No es que la representación romántica de la resistencia se sustente en un utilitarismo personal, es que también implicita el tipo de autoridad moral y el juicio calificatorio que forman parte y sustento del pensamiento imperialista"

"Antes de indicar cómo debería conducir una ideal resistencia iraquí su lucha secular, feminista, democrática y no-violenta, deberíamos ayudar a que desapareciera forzando a los EEUU y sus gobiernos aliados a retirarse de Iraq". Arundhati Roy

Incondicionalmente; así es como apoyo a la Resistencia iraquí a día de hoy. Si bien no ofrezco apoyo político a todos los grupos implicados en la lucha antiimperialista en Iraq, me esfuerzo en apoyar su esfuerzo común: expulsar ahora mismo a las tropas. Expulsarlas por la fuerza, porque los EEUU no se marcharán de otra forma.

Un buen día, los medios corporativos de comunicación de los EEUU lograron que su audiencia creyera que un imperialismo amable y pueril es la única actitud hacia Iraq. Por supuesto, no es el caso. Ni parece posible, tras dos largos años de ocupación, que el pueblo iraquí tolere cualquier tipo de imperialismo, por las razones que enumeraré más adelante. Al mismo tiempo, parece que la leva tradicional comenzará a acompañar al reclutamiento "de pobres" vigente ahora mismo, según Seymur Hersh y el especialista de la Guardia Nacional Patrick Resta. Si bien parece que el reciente anuncio de que el reclutamiento obligatorio comience en 75 días es algo poco probable y se debe a un fallo de la Administriación del Servicio Selectivo (ASS, un vestigio de la guerra fría, creado para intimidar a los soviéticos con la posibilidad de una leva inmediata), una futura orden de reclutamiento no resulta del todo desechable.

Hundiendo sus raices en la mitad de los noventa, la crisis nacional respecto a los reclutamientos ha sido objeto de una reciente caída en picado relacionada con los horrores de la guerra en Iraq - y no menos con las crecientes amenazas sobre los efectivos militares de EEUU , faltos de personal y de armamento apropiado, que han conducido al incremento de los bombardeos indiscriminados (y de las muertes de civiles), lo que inevitablemente conduce a un aumento de la resistencia, continuando así la espiral viciada.

Así las cosas, parece claro que los informes en los medios británicos y estadounidenses que hablan de un descenso de los ataques insurgentes se basan en comunicados de prensa de la coalición. Estos informes se contradicen directamente con los recientes artículos de Al-Jazeera, el Washington Post, e incluso el New York Times (que siempre ha sido particularmente ambiguo en sus informes). Por tanto, estando nuestras propias vidas potencialmente en juego, y con el continuo fracaso de nuestros funcionarios a la hora de representarnos, sólo nos queda a nosotros, el público, explorar otras opciones. Creo que sólo hay una única manera -aunque parece que no se pueda hablar de ella- de resolver el cenagal de Iraq: la completa e inmediata retirada incondicional de la coalición liderada por EEUU. Un apoyo abierto, basado en la acción directa y desde la base, a esta retirada servirá para hacer avanzar la propia causa de la autodeterminación iraquí, al mismo tiempo que nos adherimos a las peticiones de las tropas que han vuelto de Iraq y que se oponen a la guerra.

El primer paso para seguir este plan de acción es entender por qué apoyar a los grupos de la resistencia iraquí es el imperativo aparentemente inverso que demuestra nuestro apoyo a las tropas de EEUU, aunque no conozcamos , entendamos o estemos de acuerdo con las formas de resistencia de estos mismos grupos. Las típicas conversaciones en torno a la soberanía de Iraq siguen habitualmente este guión: "Aunque los iraquíes se merecen la libertad, no pueden disfrutar de la autodeterminación todavía, porque no nos podemos retirar aún. Podremos imdemnizarlos, pero no podemos favorecer a terroristas, elitistas, sexistas y fundamentalistas que amenazan con aprovecharse del vacío de poder resultante en esta agitación política. Es nuestro deber ocupar Iraq para asegurarnos de la seguridad del pueblo iraquí. Con nuestra historia de democracia, nuestro poderoso ejército, y con esas rivalidades étnicas e historias de desórdenes, sin nosotros no podrían construir un Estado en condiciones. Pero podemos, y por tanto debemos"

Una etimología aterradora

De ese razonamiento se dedude lo peor: por ejemplo, el defecto más evidente en tal argumento es la presunción de que los iraquíes carecen de algo que los americanos podemos dar: enseñarles ostentosamente sobre la democracia racional . Mas aún, la guerra contra el terror, de la que creemos que la guerra de Iraq forma parte, es diferente de otras guerras, donde las partes implicadas intentan derrotarse la una a la otra. En su lugar, la guerra contra el terror tiene como objetivo la eliminación del llamado terrorismo. No hemos oído hablar de una posible derrota o rendición de los insurgentes en Iraq. Más bien, leemos sobre las bajas de la insurgencia como si fueran una cuenta atrás hacia un imaginario destino: el número mágico que sellará el final de todas las amenazas terroristas. De acuerdo con esto, nuestra primera pregunta sería: ¿Qué es lo que quiere decir el gobierno USA con la palabra "terrorismo"? ¿ Y cómo se relaciona esto con la instalación por nuestra parte de un aparato de Estado democrático en Iraq?

Históricamente, el terrorismo ha sido definido como la violencia ilegítima, la violencia fuera del monopolio del uso de la fuera por parte del Estado. Quisiera problematizar aún más el uso del término "ilegítimo" en relación con otra forma de ilegitimidad contemporánea: la que caracteriza a los regímenes coloniales del siglo XX. En las colonias británicas, francesas, portuguesas e incluso sudafricanas, los gobiernos a menudo eran ilegítimos en el sentido de que sólo una minoría de la población del país era representada por el grupo en el poder. Los EEUU pasaron a sumarse a esta lógica para encausar a Saddam Hussein, cuyos procesos electorales eran una broma y que sólo representaba a una minoría de la población. Sin embargo, la historia revela sin ambages que los movimientos de oposición, quienes con el tiempo lograron emancipar las colonias de sus a menudo brutales tutelas, fueron calificados una y otra vez como terroristas. El FLN en Argelia, el CNA en Sudáfrica, el ZAPO y el ZANU en Zimbabue, y el IRA en Irlanda no fueron calificados terroristas por sus tácticas, que al menos inicialmente no implicaban objetivos civiles; más bien fueron considerados como tales porque amenazaban con derrocar gobiernos coloniales ilegítimos.

Si bien una bomba en Birmingham o Londres nunca fue ­y digo nunca- algo aceptable, ya que el IRA inicialmente sólo apuntaba a soldados británicos en el Ulster, lo cierto es que este tipo de terrorismo es complejo por necesidad. La historia también es muy clara respecto al hecho de que a los mass-media de los gobiernos ocupantes se les impide reflejar con exactitud la propia ocupación. En un plano ideológico, el hecho de que un grupo de gente en nuestro país apoyara la guerra lo suficiente como para hacerla posible indica que los media mostrarán el punto de vista de que Iraq necesitaba ser ocupado por varias razones. Esto evita que los males de la ocupación sean mostrados como necesariamente malos; mas bien, se muestra la ocupación como algo desafortunado pero necesario. En esta guerra en particular, sin embargo, tenemos el hecho añadido de una intensa censura estatal y el fenómeno sin precedentes de los reporteros "incrustados".

Así, al mismo tiempo que el evidente salvajismo de tener como objetivo a civiles ayuda a los EEUU a calificar como terroristas a los que son luchadores por la libertad, la censura simultánea y omnipresente de los mass-media acerca de la guerra en Iraq nos hace ciegos a la violencia tan o más salvaje que ejecuta nuestro Estado contra los civiles iraquíes. En Faluya, por ejemplo, donde se le ha prohibido durante meses el acceso a los periodistas, desde noviembre de 2004, el 65% de los edificios fueron destruídos hasta los cimientos, y fueron asesinados entre 600 y 3000 civiles, la mayoría por bombardeos indiscriminados, siguiendo la técnica cada vez mas usual en Iraq, ya que comienza a escasear el personal. Todas estas condiciones debern ser conocidas de antemano cuando consideremos a la resistencia iraquí.

No seamos tan románticos...

Toda esta cuestión etimológica, de la mano de la propaganda de los medios, es significativa sólo hasta cierto punto. Por una parte, la comprensión del término "terrorismo", no sólo por sus acepciones históricas, sino dentro de la situación por la que el terrorismo se convierte en el único arma de la mayoría de los ciudadanos de una nación ­como ha sido el caso durante las descolonizaciones del siglo XX ­ revela cuán necesaria ha sido la estigmatización del "terrorismo" para los regímenes de minorías en su afán de mantener su control militar. Por otra parte, sin embargo, esta misma historia nos tienta a idealizar románticamente las luchas antiimperialistas, incluída la de la resistencia iraquí. Tal romanticismo ensombrece lo que creo que es el punto clave de toda esta argumentación. Si hay algo que sacar en claro de la historia del siglo XX, es esto: no es labor tuya ni mía decidir quién merece tal o tal grado de autonomía. No es que la representación romántica de la resistencia se sustente en un utilitarismo personal, es que también implicita el tipo de autoridad moral y el juicio calificatorio que forman parte y sustento del pensamiento imperialista.

Así que argumentar que la resistencia en Iraq merece nuestro apoyo "por que inserta aquí un razonamiento descriptivo y homogeneizante " es recurrir a la misma autoridad paternalista por la que en otro tiempo se argumentaba que "el individuo africano es un salvaje y debe ser gobernado como tal".

Mas bien debería ser que si apoyamos a los iraquíes para que logren su autodeterminación, debería ser porque identificamos una humanidad igual y común entre nosotros; por que reconocemos que la ocupación de la tierra de Iraq por parte de EEUU, y la tortura, las violaciones, el asesinato y el robo son injustos. Estas, sumándose al ruego de nuestros soldados, de los cuales muchos de ellos aseguran que la cosa va a peor cada día, son las razones por las que debemos exigir la salidad inmediata de las tropas. Por ninguna otra razón.

Por lo tanto, ya que la resistencia iraquí es el principal actor para recuperar la soberanía de Iraq, la apoyamos incondicionalmente. Debemos traer las tropas estadounidenses simplemente por que no es tarea suya detener a los insurgentes. Está garantizado: incluso los movimientos de liberación nacional mas inspiradores tienen sus tragedias y sus crímenes. Muchas luchas de liberación, libradas bajo la atenta mirada de las superpotencias en la Guerra Fría, llegaron incluso a fallar en sus objetivos (Mozambique, Zimbabue, Argelia, El Salvador, Nicaragua, Chile la lista es larga). Sin embargo, es preciso decir que los límites o fallos de un movimiento no invalidan su propósito, aunque a veces los desechen. Los fallos del pasado no pueden justificar el abandono de nuestros compromisos con el derecho de todos los pueblos a la autodeterminación.

Es facil caer en la trampa de idealizar luchas del pasado o procesar a los "insurgentes" por el uso de tácticas terroristas. En lo relativo a la simplona y estigmatizada noción de "terrorismo", la historia del siglo XX, en línea con bravos luchadores como Carmelo Mejía, y con el espectáculo mediatico "independiente" ("incrustado") sin credibilidad nos muestra que nuestra percepción de la palabra "terrorismo" está ligado indefectiblemente al momento en que nuestro gobierno está ocupando la tierra de los llamados terroristas. A la inversa, y en relación a la idealización de la resistencia, encontramos un modelo en el personaje de Jo en la novela de Louisa May Alcott, "Mujercitas": "no es solamente que las mujeres deberían votar porque son válidas. Es porque es correcto y justo". Idealizar a la resistencia hace de la mujer objeto de moralidad, totaliza y violenta y nos deja en un lugar indefinido fuera de la caja del hegemónico pensamiento imperialista En su lugar, la investigación histórica nos otorga una cierta verdad, la certeza de una lucha que continúa, en el esfuerzo y los deseos del pueblo de Iraq, sin necesidad de juzgarle o purificarle.