Argelia

CAMPAÑA POR LA PAZ

COORDINACIÓN DE MADRID

 

EDITORIAL

 

La trágica situación que vive la sociedad argelina desde el golpe de Estado de 1992 y la situación de guerra civil creada desde entonces, han convertido al pueblo en víctima y rehén de la violencia institucional -ejército y milicias armadas- como de la no institucional, de grupos radicales islamistas. Se benefician de esta guerra los poderes económico-financieros, cuyos intereses están ligados al draconiano plan de reajuste impuesto por el FIM y al BM, así como la nomenklatura militar que tiene, de hecho, el poder en sus manos.

En las últimas semanas, las numerosas manifestaciones y la unidad de acción de la oposición democrática para denunciar las fraudulentas elecciones, son un síntoma claro del importante salto cualitativo que se está produciendo en el desenmascaramiento del poder dictatorial a la vez que se intensifica la lucha por la paz. Las mujeres y los hombres que están ocupando masivamente la calle, jugándose la vida en Argelia, son herederos de una larga experiencia de lucha por la propia emancipación y la justicia social.

La CAMPAÑA POR LA PAZ EN ARGELIA-MADRID manifiesta su apoyo a la lucha de las mujeres argelinas, a las que el Código de la Familia, implantado desde 1984, no reconoce el derecho a la "mayoría de edad" legal ni a la igualdad de derechos jurídicos; mujeres doblemente víctimas del actual sistema, musulmanas o laicas, son protagonistas del proyecto de paz y emancipación por una sociedad más justa y democrática.

La CAMPAÑA POR LA PAZ EN ARGELIA-MADRID se solidariza con esas luchas, consciente de que la única vía para acabar con la violencia, salir del estado de emergencia e instaurar una sociedad democrática, plural y respetuosa de los derechos humanos, es respaldar solidariamente a todas las fuerzas sociales y políticas que trabajan en ese sentido.

Reafirmamos nuestro apoyo al Contrato Nacional o Plataforma de Roma firmada en 1995 por ocho partidos políticos de la oposición, acuerdo que plantea la apertura del campo político a toda la oposición sin exclusiones.

La CAMPAÑA POR LA PAZ EN ARGELIA-MADRID observa con interés la iniciativa del grupo parlamentario europeo que se entrevistará con parlamentarios argelinos y la propuesta de tomar contacto con representantes de los partidos ilegalizados, FIS y MDA. También mira con simpatía las iniciativas que sirven para romper el muro de silencio sobre la situación, y considera necesaria la creación de una comisión argelina, independiente del gobierno y con libertad de movimiento por todo el país, que investigue los crímenes contra la población.

LA CAMPAÑA POR LA PAZ EN ARGELIA-MADRID se pronuncia contra toda ingerencia de potencias internacionales en Argelia y celebra que sea el pueblo argelino quien decida, soberana y libremente, su propio destino.

 

 

Louisa Hanoune,

la otra cara

de Argelia

 

Louisa Hanoune, la otra cara de Argelia, conversaciones con Gania Muffok, Vosa, Madrid, 1997, 300 pág. 2200 ptas.

 

Louisa Hanoune, prolonga y encarna la lucha de un pueblo. Ella y su partido el Partido del Trabajo (PT), reivindican la memoria como fermento revolucionario, inscribiéndose en la tradición de lucha contra el colonialismo, con la consigna de antaño, aún vigente: por "la paz, el pan, la tierra y la libertad".

El poder político-militar actual, cómplice y beneficiario del salvaje saqueo organizado por los artífices del nuevo orden internacional (FMI/BM), necesita y alimenta, desde el golpe de Estado de 1992, la guerra contra su propio pueblo.

Louisa Hanoune, hija de la Argelia postcolonial, empeña toda la energía de sus convicciones políticas al servicio de un objetivo que sigue siendo prioritario: acabar con la descomposición social y conseguir una solución pacífica a la guerra que arrasa el país.

El revolucionario radicalismo democrático de esta luchadora, la lleva a reivindicar, con inteligencia, pasión e integridad ética (vive bajo la permanente amenaza de muerte) el derecho a la existencia legal de sus adversarios políticos e ideológicos, como puede ser también el FIS.

A la vez, su mandato de diputada en la manipulada Asamblea Nacional, le permite ejercer una oposición al régimen, sistemática y sin concesiones, prestando su voz a las víctimas y a un pueblo que pide el fin de la guerra y espera justicia y libertad.

La historia personal de esta mujer, está íntimamente trenzada con el proceso histórico de su país. La lucha por la emancipación personal se acompaña desde muy temprana edad de una conciencia y un compromiso que la llevan a la cárcel, ya en 1983 por su militancia a favor del reconocimiento de la ciudadanía de las mujeres y contra el régimen militar.

Consciente de pertenecer a la primera generación de mujeres que en la historia de Argelia se beneficia del acceso a la escolarida, Louisa Hanoune es fundadora y Secretaria General de la primera Asociación por los Derechos de las Mujeres existente en Argelia, integrando así, la emancipación de la mujer en el proceso global de lucha de todo un pueblo.

En el libro, La otra cara de Argelia , desentraña la complejidad de la situación actual en su país y se interroga también sobre las causas profundas y el sentido que tiene la implantación de las organizaciones político-religiosas, principalmente en la juventud (70% de la población tiene menos de 25 años, y está en paro).

Desde la denuncia valiente y sin concesiones de los poderes político- militares y del gobierno, Louisa Hanoune defiende que la única alternativa a la guerra es el diálogo de todas las fuerzas políticas representativas del pueblo para construir un pacto de paz.

 

 

La CAMPAÑA POR LA PAZ EN ARGELIA propuso la publicación del libro y ha participado activamente en su traducción y difusión.

 

Soledad Obispo

 

 

 

ARGELIA :

El FIN DEL ENGAÑO 

 

Las elecciones municipales del pasado 23 de octubre han constituido un nuevo fraude a las expectativas del pueblo argelino. Semejante vía no soluciona la crisis: la agrava.

La férrea censura poítica ha ilegalizado cientos de candidaturas de los principales partidos, alegando defectos formales o "excesos" programáticos. El reiterado descontrol de urnas itinerantes, la inflación de papeletas por encima del censo y el acoso al electorado por militantes, milicias y controles policiacos de cartillas de voto, reinciden en la farsa conocida de violación de derechos y fabricación artificial de resultados.

Precedidas por las elecciones presidenciales, el referendum constitucional y las legislativas, ese desfile "a paso de oca" hacia la democracia pretende cubrir varios objetivos. El primero, hacer olvidar a la mayoría de una población aterrorizada por los resultados de las municipales y legislativas, pluralistas y democráticas, que barrió el golpe militar de enero de 1.992, abriendo paso a la guerra y las privatizaciones. El segundo, legitimar, a nivel exterior la fachada democrática de un régimen con cierto control del orden público y dedicado a favorecer privatizaciones en beneficio del capital extranjero. El tercero, enfrentar a la oposición ante el dilema de la sumisión o el exterminio (militar y/o político).

Afortunadamente la situación es inestable, ninguno de los objetivos se ha logrado y la contestación interna e internacional al régimen militar crece y abre nuevas perspectivas.

Durante estos seis años de golpismo y terror, Argelia ha vivido centenares de huelgas generalizadas en defensa del salario, el puesto de trabajo y contra las privatizaciones. Huelgas silenciadas por la censura y que no despertaron interés mediático en occidente: el Fondo Monetario Internacional "ordena y manda". Pero las nuevas movilizaciones contra el fraude elecctoral situan en el campo de lo político a buena parte de los partidos y decenas de miles de ciudadanas y ciudadanos dispuestos a recuperar la esperanza. La contestación al poder, representado por el "partido presidencial", la Agrupación Nacional Democrática (RND), se extiende e impone el derecho de manifestación, largo tiempo reprimido.

Hasta el pasado octubre, la historia de la contestación política en la Argelia en guerra ha sido más la de los mítines prohibidos, las manifestaciones no autorizadas y la ilegalización de asociaciones y partidos (el primero el Frente Islámico de Salvación -FIS-, y el último el Movimiento Democrático de Argelia -MDA-).

Esa situación de violencia, de cierre del campo político y control mediático, motivó que un sector importante de la oposición democrática, pacificadora y antigolpista ( F.F.S,P.T y Ennahda ), midiera el desaliento social y optara por participar en las legislativas del 5 de junio. Con análisis similar de situación, otros sectores ( F.I.S y M.D.A ) decidieron el boicot. Compartían sin embargo, como trasmitieron en las Conferencias por la Paz celebrada en abril y mayo en diversas ciudades de nuestreo país, el acuerdo estratégico de luchar por la paz y la democracia, combinando la acción unitaria y la iniciativa autonóma de cada fuerza política.

Manifestaciones por la paz, convocadas, impuestas o prohibidas, forcejeos por imponer mítines electorales no autorizados, reorganización militante de los partidos, emplazamientos a Zerual o el alto el fuego decidido por el islamismo político, responden a esa dinámica unitaria-autónoma de impulso de alternativas a la hegemonía militar.

Manifestaciones como las de octubre (la del día 30 con más de 20.000 participantes) y los acuerdos de sectores de la oposición histórica y la nueva, que hasta ayer aprobó la política del régimen, preludian una situación que requiere la mayor solidaridad.

Junto al poder militar cierra filas el RND y, contradictoriamente el viejo FLN, recuperado por el poder a pesar de la subsistencia en su interior de corrientes críticas que en su día se oposieron al golpe y firmaron la propuesta plularista, pacificadora y democrática del "Contrato Nacional" definida en el Acuerdo de Roma.

La Campaña por la Paz en Argelia sigue considerando las bases políticas del Contrato Nacional como la única alternativa posible a la barbarie, la falsificación de la democracia y el empobrecimiento de la población y denuncia, sin reservas, un régimen vertebrado por el Ejercito-Partido y auxiliado por representaciones políticas prefabicadas.

El poder real, la mafia político-militar-financiera, se esforzó durante los últimos años en "que todo cambie para que todo siga igual":

- En el terreno económico, adaptándose plenamente a los planes privatizadores del FMI, mediante una estrategia basada en la cesión de la explotación de hidrocarburos a multinacionales estadounidenses y europeas, la privatización de las tierras- expropiando a cooperativas y campesinos-, y la liquidación de séctores enteros de producción.

-En el terreno político, mediante la puesta en pié de un sistema "casi" pluralista...sin democracia. Negando el derecho a la existencia al FIS y atando corto al resto de los partidos al tiempo que se garantizaba, con una reforma constitucional fraudulenta, el control de la Asamblea Nacional desde la segunda Cámara-Senado, en parte designada a dedo y en parte "rellena" con gentes del RDN y el FLN fraudulentamente elegidas en las últimas municipales.

-En el terreno del orden público, estimulando e instrumentalizando la guerra como gran ceremonia de la confusión que aterroriza a la ciudadanía a golpe de 150.000 muertos, 12.000 desaparecidos y 35.000 presos (políticos en su mayoría). Un orden público que no defiende a la población de masacres terroristas de cada día más oscuro origen , pero útil para legitimar el terrorismo de estado practicado a escala masiva como denuncia Amnistía Internacional y la Federación de Ligas de Derechos Humanos. Curiosamente, contra esas organizaciones embiste el poder argelino acusándolas de "terrorismo mediático"... (se entiende así su acusación de "terroristas" a civiles desarmados).

-En el terreno social, mediante la aplicación de una política genocida, privatizadora de la sanidad y la enseñanza, que contribuye a eliminar población que no puede "pagarse" una esperanza de vida. El 40% de la población en paro y millones de pobres desmienten el optimismo para consumo externo del ministro de finanzas argelino.

La Campaña por la Paz en Argelia reafirma su total solidaridad con quienes propugnan la salida pacífica a la guerra, solución democrática al autoritarismo militar y la busqueda de la justicia social frente a la miseria y neocolonialismo generados por el seguimiento ciego y corrupto de los dictados del Fondo Monetario Internacional.

Pero poner fin al engaño, también requiere el esfuerzo de una más amplia y enérgica SOLIDARIDAD INTERNACIONAL. En eso estamos.

 

 

Luis N. Pereira y Acacio Puig.

 

DE LA

ILEGALIZACION

DEL FIS A LA ILEGALIZACION DEL MDA

 

Tres meses después del golpe militar de enero de 1992, el Alto Consejo de Estado procedía a la ilegalización del Frente Islámico de Salvación, a la disolución de su sindicato y de sus organizaciones sociales.

La despiadada caza y captura de sus militantes abrió entonces un período de abusos y violencia que se tradujo en deportaciones masivas a campos de concentración y cárceles clandestinas, junto a la sustitución, por comisarios designados a dedo, de cargos municipales islamistas electos. Más de diez periódicos islamistas fueron cerrados y sus redactores perseguidos, encarcelados, muertos u obligados al exilio.

Pocos meses después del Referendum Constitucional de noviembre de 1996, el Movimiento Democrático de Argelia (MDA) era ilegalizado y sometido a toda suerte de calumnias y presiones.

Su presidente, Ahmed Ben Bella, acusado de traidor y "marroquí", cuando no, de financiero del Grupo Islámico Armado; su coordinador nacional Khaled Bensmain, tiroteado cuando visitaba la casa de su padre; el partido, acusado de no adaptarse a las nuevas leyes de asociación que le exigían renunciar a sus señas de identidad.

Prohibida cualquier actividad política, el MDA espera el fallo del Tribunal Supremo que, presumiblemente, ratificará la ilegalización.

El FIS, legalizado en 1989, representa la corriente social más importante del islamismo político argelino. Entroncado con el amplio movimiento heredero de la participación islamista en la guerra de liberación nacional (la

 

 

 

Asamblea de los Ulemas) y de la vocación social que durante décadas extendió redes de apoyo mutuo en las barriadas populares de ciudades y pueblos, el FIS consiguió un éxito rotundo en las municipales de 1990, obteniendo el gobierno en 856 de las 1541 Asambleas Comunales y la mayoría absoluta en 31 de las 48 Asambleas Provinciales.

Su programa igualitario en temas como el derecho a la vivienda, el reparto del agua y la lucha contra la corrupción, le convirtió, de hecho, en el "partido de los pobres", parangón del islamismo político de oposición al régimen.

Vencedor en la primera vuelta de las legislativas de diciembre de 1991, con más de tres millones de votos, el FIS obtenía 188 de los 231 escaños en liza.

Tras el golpe y la guerra de exterminio desatados contra él, las acciones militares del Ejército Islamista de Salvación (EIS) tuvieron por objetivo el ejército y las fuerzas de seguridad. Sin embargo, el régimen desplegó un inmenso esfuerzo mediático para confundir la imagen de esa resistencia armada con la del terrorismo del GIA y el asesinato de civiles.

EL MDA, partido histórico fundado por Ahmed Ben Bella, primer Presidente de la Argelia independiente, derrocado en 1965 por el golpe militar del coronel Bumedian, representa el ideario pan-arabista y anti-imperialista de un movimiento profundamente comprometido con la búsqueda de un modelo de desarrollo no dependiente. Alentando procesos de integración y coordinación del mundo árabe y con un papel relevante en la definición de un orden mundial emancipador, el MDA se comprometió a fondo en la oposición a la guerra del golfo y contra el embargo a Irak, decretado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

 

 

 

 

 

Su pan-arabismo molesta a un régimen que pretende monopolizarlo como valor de salón y que no perdona una

oposición histórica a la dictadura, la talla de su líder ni su papel coordinador de propuestas como el Acuerdo de Roma.

Ambos partidos, firmantes del Contrato Nacional en enero de 1995, definieron junto al resto de la oposición democrática la alternativa que propone una salida pacífica y pluralista, reivindicando las libertades sin discriminación de raza, sexo, religión ni lengua.

El presidente argelino, Liamin Zerual, declara casi a diario que "el dossier del FIS está cerrado", mientras instancias jurídicas y mediáticas -satélites del poder- preparan la erradicación definitiva del MDA.

La pretensión es borrar corrientes históricas y representativas de la sociedad argelina que necesita todas sus componentes para reconstruir su presente y diseñar pacíficamente su futuro.

Defender el derecho a la existencia del FIS y del MDA, más allá de la valoración política que merezcan sus propuestas, es la única posición democrática de quienes concebimos la libertad como pluralismo, la lucha política como combate de ideas y las poblaciones como sujetos de plenos derechos, encarnación de la soberanía ejercida, tanto desde las instituciones como desde la autorrepresentación en partidos, sindicatos y organizaciones sociales.

La CAMPAÑA POR LA PAZ EN ARGELIA-MADRID defiende el derecho a la existencia del FIS y del MDA desde el convencimiento de su legitimidad y la apuesta por un modelo democrático y pluralista sin exclusiones.

 

 

 

 

 

EJÉRCITO Y PODER EN ARGELIA 

 

 

Lentamente, el escenario político-militar argelino va mostrando su engranaje. El control informativo, los intereses económicos occidentales, el respaldo del Banco Mundial, el FMI y su política ultraliberal de privatizaciones, el espantajo del terror islámico, la ficción democrática torpe y exhaustivamente montada, en síntesis, la gran mentira mediática que ha sido Argelia los últimos seis años, se está desmoronando. El rey, el poder militar, está desnudo. Es ese poder, al que se suele añadir siempre el término "opaco", el que conviene clarificar hoy, cuando se han conocido recientes rumores de golpe, de enfrentamiento entre clanes uniformados, de intereses económicos contrapuestos y de presiones y aproximaciones a las políticas y estrategias francesa y norteamericana, y cuando las masacres continúan y todos desconfían de la paternidad integrista que pretende la información unilateral y totalitaria del régimen militar.

Se ha dicho que el ejército argelino está íntimamente ligado al poder político, Más aún, es el motor esencial, su detentador principal. Se deplore o no, es la única estructura organizada cuyo peso permite el control real del poder. Que se mantenga en un segundo plano o que intervenga directamente en el campo político no cambia nada la naturaleza del poder en Argelia; éste ha sido todo el tiempo militar y los últimos acontecimientos, por si fuese necesario, continúan probándolo. Sólo en 1956, en plena guerra de liberación anticolonial, durante el Congreso de la Summam, celebrado en esa zona del interior de Argelia, se intentó establecer la supremacía del poder civil sobre el militar, pero aquel intento no cuajó. Con la independencia, en 1962, se buscó una alternativa cívico-militar, pero el golpe del coronel Bumedian, en 1965, significó ya definitivamente la militarización plena del poder político y su prolongación en el terreno de lo económico y en el de la corrupción, un esquema que se ha mantenido plenamente hasta hoy. De manera necesariamente esquemática puede decirse que, en los años ochenta, durante la dictadura de Chadli Benyedid y el creciente malestar social producido por años de desastre económico, se fueron definiendo dos clanes en el seno del poder militar.

Uno de los clanes estaba encabezado entonces por el general Kamel Abderrahim, con gentes formadas ideológicamente en las corrientes militares en el entorno de Oriente Medio, en Irak, Egipto, Jordania, y que hoy podría situarse con el clan de los generales Betchin y Zerual, más próximos a los intereses estratégicos norteamericanos en la zona, dentro de una alianza económico-política en la que pesan el control del comercio exterior argelino y los monopolios de las importaciones.

El otro clan, que se impuso entonces y que terminaría por echar al presidente, general Chadli Benyedid, en 1991, en el transcurso del golpe de enero de 1992, tras la victoria electoral del FIS, estaba encabezado por el general Khaled Nezar y actualmente por el general Mohamed Lamari. Era el sector formado profesional e intelectualmente en la Escuela del ejército francés.

El equilibrio entre los dos clanes militares se ha roto en los últimos meses, que ha dado pie a rumores de un golpe de Estado, denunciado por el gobierno norteamericano, que parece haber apostado por el clan Betchin-Zerual. De hecho, con Betchin, como ministro consejero del presidente Zerual se ha estado llevando a cabo una reestructuración de la cúpula militar, en la que ha conseguido colocar en puestos claves a hombres próximos suyos, como el general Gaïd Salah como Comandante de las fuerzas terrestres y últimamente al general Derradyi al frente de la Gendarmería, al general Bughaba al mando de la Primera Región Militar. Teniendo en cuenta la interrelación entre lo económico, lo político y lo militar, todos estos cambios permiten un control más amplio del poder, que conlleva una hegemonía casi total sobre los sectores económicos.

A las dificultades para el análisis de la situación "opaca" del poder político-militar en Argelia, hay sectores de la izquierda europea, bombardeados por los llamados "erradicadores" -grupos argelinos que defienden al régimen militar como un "mal menor" frente a la "amenaza islamista" representada por el FIS-, que alimentan el espejismo de la existencia de un sector "progresista" en el ejército. Este podría emerger y poner en marcha un proceso democrático y "laico". Lo grave de ese análisis no es sólo que se trate de una ilusión sin base real, sino que oculta la realidad histórica, social y cultural de Argelia. No se niega la existencia individual de oficiales y cuadros asqueados por la corrupción del sistema y preocupados por los intereses del pueblo argelino. Existen, pero diluidos y dispersos, no pueden ser definidos como una fuerza organizada. El filtro del poder, ya sea por cooptación de los clanes o por la actividad de la Dirección de la Seguridad del Ejército impide la formación de grupos homogéneos o su ascenso a puestos de responsabilidad.

Mientras se está llevando a cabo el nuevo reajuste del poder, se han producido también una serie de contactos entre militares próximos al jefe del Estado Mayor, general Lamari y el Ejército Islámico de Salvación , que han conducido a una tregua. Al tiempo, tanto el gobierno como el propio presidente, general Zerual, no cesan de afirmar que el asunto del FIS está cerrado, y que no hay lugar para ningún diálogo. Todo ello produce una cierta sensación de confusión y de opciones contrapuestas en el seno del régimen argelino. Queda también abierto, en el plano internacional, la disminución del papel de Francia y la reordenación estratégica de Estados Unidos en la zona y más específicamente en el trágico conflicto que vive el pueblo argelino.

 

Manuel Revuelta