La AVT y la Audiencia Nacional intentaron impedir esta manifestación porque entienden que levantarse en armas contra una dictadura como la franquista es terrorismo, mientras que la otra marcha que se celebró para homenajear al dictador Francisco Franco contaba con su beneplácito.
La Audiencia Nacional, heredera directa del Tribunal de Orden Público, inició su siniestra andadura en enero de 1977, durante la etapa final de la dictadura para hacerse cargo de los consejos de guerra contra los luchadores antifranquistas. Y no para cerrar las causas sino para dictar condenas. Por su parte, la AVT calificó de "luchadores por la libertad" a los miembros de los cuerpos represivos franquistas. Aquí nos encontramos con otro regalo envenenado de la transición de la dictadura a la monarquía parlamentaria: el antiterrorismo, alimentado durante tantos años por el PP y el PSOE. Las mayorías silenciosas del franquismo que acudían a las manifestaciones "espontáneas" de la plaza de Oriente contra el comunismo y el anarquismo son hoy la "ciudadanía madura" de la monarquía acude a las manifestaciones "espontáneas" contra el terrorismo.
Cuando hablamos de memoria no podemos olvidarnos de nuestra memoria más reciente, de las decenas de asesinados y centenares de agredidos por grupos nazis en los últimos años. No olvidamos a Ramón, estudiante de San Sebastián de los Reyes apuñalado en el corazón por un nazi hace pocas semanas por el mero hecho de ser militante de izquierdas. No olvidamos las palizas, apuñalamientos, grabado de esvásticas en la cara... que nos devuelven a los peores años de actividad ultraderechista. Hoy, igual que ayer, cargos públicos municipales que se dicen de izquierdas siguen negando que existan grupos fascistas organizados, contribuyendo así a la impunidad de sus agresiones. Hoy, igual que ayer, seguimos reclamando el derecho de autodefensa para hacer frente a estas agresiones ante la pasividad policial (en el mejor de los casos).
Ser antifascista hoy significa seguir combatiendo a la barbarie de las bandas nazis en las calles, pero sobretodo a la barbarie del capitalismo, que reparte hambre, guerras, precariedad y represión. Somos antifascistas porque somos anticapitalistas, porque entendemos el fascismo como la expresión más terrorista del capitalismo. Un capitalismo que aquí y ahora adopta la forma de construcción europea y avanza atacando las conquistas históricas de l@s trabajador@s, abriéndole espacios a las grandes multinacionales a la vez que cerrándoselos a los derechos sociales, a la autodeterminación de los pueblos, de los trabajadores y de las mujeres, a la democracia. Con esta movilización hemos intentado aportar nuestro granito de arena para la recuperación de la Memoria Histórica de las víctimas de la dictadura, para lograr que los criminales franquistas responsables de violaciones, torturas y asesinatos sean juzgados al igual que los nazis en Nuremberg y los militares en Chile y Uruguay, porque la ley de Punto Final que supuso la transición política española es inaceptable, tanto aquí como en América Latina.
Los que mataron a nuestros abuelos y encarcelaron a nuestros padres, y quienes se beneficiaron de ello, llaman al olvido, para que nada cambie. L@s nuestr@s habrían muerto para nada y hoy lo mejor sería resignarse al trabajo precario, la brutalidad de las fuerzas represivas, los malabarismos a final de mes, la hipoteca perpetua, los accidentes laborales, el trabajo basura, la vida basura y la cárcel para l@s pobres y l@s luchador@s.
Pero eso no va a suceder. Quienes murieron por la Libertad no han muerto del todo, nunca pudieron con ell@s y hoy han caminado con nosotr@s hasta la puerta de la antigua Dirección General de Seguridad, centro de tortura de la dictadura, entre banderas rojas y banderas negras, con los acordes de La internacional y A las barricadas, para realizar una pequeña ofrenda floral a todas víctimas del franquismo, representadas por los últimos ejecutados, cinco luchadores antifascistas.
Defender la alegría, organizar la rabia. ¡NO PASARÁN!