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La Batalla de Karánsebes: una disputa por unos barriles de aguardiente acaba con 9.000 muertos del mismo bando

Martes.31 de marzo de 2009 2465 visitas Sin comentarios
Nueva entrega de nuestra sección "Grandes cagadas de la historia militar" #TITRE

Fuente


Batalla de Karánsebes

La Batalla de Karánsebes tuvo lugar durante la guerra Ruso-Turca (1787-1792), en la tarde del 17 de septiembre de 1788, entre diferentes partes de un ejército austríaco que creía estar luchando contra tropas del Imperio Otomano.

El 17 de Septiembre de 1788, hacía un año que había estallado la enésima guerra entre los imperios austríaco y otomano, y un ejército austríaco de 100.000 hombres se dirigía hacia la ciudad fronteriza de Karansebes (actual Rumanía) para acampar en vísperas de una invasión. La mayoría de las tropas austríacas las conformaban pueblos sometidos (italianos, serbios, croatas, húngaros, rumanos) y muy pocos de los soldados hablaban alemán, la lengua del emperador.

Los primeros en llegar fueron una vanguardia de húsares con la misión de explorar y limpiar el territorio de posibles enemigos, pero no encontraron un solo soldado turco. En su lugar apareció un grupo de gitanos que vendían aguardiente, así que los soldados les compraron unos cuantos barriles y empezaron a beber mientras llegaban los refuerzos.

Un tiempo después llegó un contingente de infantería, que solicitó su correspondiente trago de aguardiente. Sin embargo, los húsares (ya borrachos) se negaron a darles nada y construyeron barricadas en torno a los barriles de licor. Comenzó entonces una agria disputa entre los dos contingentes que culminó con un disparo al aire.

Entonces todo se desató. Los rumanos creyeron que el disparo lo había hecho un francotirador turco y comenzaron a gritar. "¡Turcii! ¡Turcii!", "¡Los turcos!". Los húsares salieron corriendo. Los infantes se desbandaron. En un intento por imponer orden, los oficiales austríacos entraron en escena y comenzaron a gritar "¡Halt!", "Alto". Sin embargo los soldados creyeron oír "¡Alá!", el grito de guerra de los otomanos, y el caos se multiplicó.

Coincidió entonces que llegaban otros grupos de tropas. Desde la distancia, un oficial de caballería vio a los húsares dando vueltas alrededor del campamento revuelto. No le cupo la menor duda, debía ser un ataque de la caballería turca. Así que ordenó una carga, sable en mano, contra lo que creía el enemigo.

Al mismo tiempo, la carga de caballería fue vista desde otro punto por un cuerpo de artillería. Creyendo sin duda que eran los turcos, los artilleros abrieron fuego contra los jinetes.

Ya enloquecidos, los soldados se dispersaron en pequeñas bandas que disparaban a todo lo que se movía, creyendo que los turcos estaban por todas partes. Así se sucedieron las horas de batalla hasta que en un momento dado todos decidieron que había llegado el momento de emprender la huida. Durante ésta el caballo del emperador se espantó y José II acabó en una poza.

Los turcos llegaron a Karansebes dos días después. Sobre el suelo yacían 9.000 muertos.

Fuente: wikipedia


Otra versión

Karánsebes

En mis cálculos contaba con hablar del concierto de Teenage Bottlerocket, que se salió por todos los lados, pero como me olvidé de agenciarme una cámara de fotos y la crónica quedaría un poco sosa sin el complemento visual, en vez de eso voy a hablar de Historia. Porque mucha gente piensa que la Historia es aburrida, pero quizás no sepan nada sobre Karánsebes.

José II de Habsburgo (1741-1790) era un emperador feliz y más o menos competente, muy liberal él: introdujo la enseñanza primaria obligatoria, abolió la servidumbre y la pena de muerte, instauró una mayor libertad religiosa y redujo el poder de la Iglesia Católica. Un déspota ilustrado de manual, vamos. Lo que pasa es que una cosa es ser un tío majo en Austria, y otra muy distinta serlo con sus malvados vecinos, los turcos, así que en 1787 Austria y su aliada Rusia declarararon la guerra al Imperio Otomano. Y como a José le gustaban las emociones fuertes y por entonces no existían los videos de dos tías y una copa, decidió ponerse él mismo al mando del ejército austriaco.

Me molo a mí mismo

Desgraciadamente, dirigir un ejército no es fácil, y mucho menos aquel: los oficiales eran austriacos, pero los soldados eran húngaros, eslovacos, checos, croatas, polacos, rumanos, italianos... Por si el idioma no era suficiente problema, los distintos grupos étnicos no se tenían demasiado cariño entre sí. Las cosas no mejoraron nada cuando José se las arregló para que la mitad de su ejército cayera enfermo en campaña; quizás nadie le enseñó a Su Alteza el arte de cavar letrinas.

El 17 de septiembre de 1788, el ejército acampó cerca de Karánsebes, en la actual Rumanía, mientras los húsares que formaban la vanguardia cruzaba un río cercano para realizar tareas de reconocimiento. No encontraron turcos, pero sí a unos gitanos que les vendieron aguardiente en cantidades industriales, por lo que los húsares desmontaron y se corrieron una buena juerga. Ya de noche, parte de la infantería austriaca comenzó a cruzar el río, y los que vieron la fiesta que tenían montada los húsares les pidieron que compartieran, algo que no les hizo ninguna gracia a los jinetes, que iban ya bastante perjudicados. Hubo una discusión, los húsares tuvieron la feliz idea de levantar barricadas para proteger su aguardiente, en algún momento alguien pegó un tiro al aire y se montó la de dios: disparos, gritos, sablazos, lo normal un fin de semana cualquiera en Alcorcón, pero con mucha más gente involucrada. Al oír el ruido en medio de la oscuridad, algunos rumanos creyeron que se trataba de un ataque de los turcos, dieron la voz de alarma y se unieron a la refriega.
Húsares (sobrios)

Los húsares salieron huyendo, igual que buena parte de la infantería, aterrorizados por lo que debía parecerles un ataque casi sobrenatural de los turcos, a oscuras y por sorpresa. Se dice que algunos oficiales intentaron detener a sus soldados con gritos de «Halt!» (Hammerzeit? Uf, perdón), pero sus hombres no hablaban alemán y creyeron que decían «¡Alá!», con lo que corrieron todavía más rápido disparando a todo lo que se moviera, ya que cualquier cosa que se les apareciese en la noche tenía que ser un turco. Cuando los que huían pasaron por el campamento, a algún oficial de artillería se le ocurrió que era una carga de caballería turca, así que puso a su batería a disparar. El ejército principal, ante el caos que se había montado y el miedo al no poder ver al enemigo, salió por patas igual que sus compañeros de la vanguardia, disparando a todo lo que se les pusiese a tiro, que por supuesto eran otros soldados austriacos. Como buen ejército en desbandada, perdieron toda la disciplina y se dedicaron a saquear los pueblos de alrededor en su huida, ya se sabe, lo típico: violaciones, asesinatos, etc. Fue tal la confusión, que el bueno de José II acabó escondido en una granja con una pequeña escolta y hasta uno o dos días después no pudo ser rescatado.

Cuando los turcos llegaron a Karánsebes dos días después, no encontraron al enemigo, sólo 10.000 cadáveres.

Está claro que gran parte de esta historia es, como poco, exagerada, pero puede que sucediera de verdad, bueno, por qué no. En internet no hay mucho sobre el tema, Wikipedia y poco más; todo esto lo leí en El factor clave, de Erik Durschmied, aunque seguro que me he equivocado al recordar los detalles. Pero qué más da, lo importante es que la Historia mola.


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