Revista
PRETEXTOSS, al cumplirse hace un mes el aniversario número
17
del Frente
Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), quiere rendir
un homenaje al Comandante Raúl Pellegrín, quien fuera una
de sus principales figuras, y uno de los personajes más importantes
de nuestra historia reciente.
Horacio Viscontti.
RAUL PELLEGRIN Y
EL PENSAMIENTO DEL FPMR*
" El Marxismo es siempre creador.
Hemos desarrollado la idea del Rodriguismo como una concepción de
un alto contenido ético y moral, enraizado en la historia de nuestra
patria, capaz de entregar un marco de acción amplio…"
Comandante Raúl Pellegrín,
"Rodrigo", 1987.
Introducción
Dedicamos este espacio a rescatar
aspectos del pensamiento de Raúl Pellegrín,
luchador popular quien, así como lo hicieron el Che y Miguel Enríquez
en décadas distintas, representaron la voluntad de ruptura con los
viejos y autocomplacientes esquemas de concebir y aplicar la política
en el marco de la izquierda. Recogemos estas ideas como un aporte a la
construcción de alternativa revolucionaria, no como un recetario,
ni menos como un culto a la personalidad, sino como un patrimonio político
e histórico que involucró a pueblos enteros, del cual las
nuevas generaciones "extraen sus convicciones y las aplican en sus procedimientos
de lucha y métodos de acción", como dijera Lenin refiriéndose
al papel de la teoría.
Entregamos modestamente estas líneas para
contribuir o estimular al conocimiento, la profundización y por
qué no también el debate, sobre nuestro patrimonio teórico
y práctico como parte del pueblo organizado.
La Reorganización del Rodriguismo ha adoptado
como uno de sus principales contenidos el rescate de nuestra historia como
un elemento dinámico de proyección de una opción política
revolucionaria, para aprender de nuestros errores, consolidar y proyectar
nuestros aciertos en la búsqueda de un nuevo proyecto político.
Hace doce años se produjo la ocupación
de los poblados de Aguas Grandes en el norte, de La Mora en la V Región,
de Los Queñes y Pichipellahuén en el sur, que fueron las
primeras acciones del Frente Patriótico Manuel Rodríguez
en el marco de la estrategia de Guerra Patriótica Nacional (GPN).
El análisis crítico que el Proceso de Discusión ha
hecho de la concepción que originó esta acción realizada
aquel 21 de octubre de 1988, sellada con el ejemplo personal y la muerte
de dos de nuestros mejores hermanos (Raúl
Pellegrín, "Rodrigo" y Cecilia Magni, "Tamara"), tiene como
único objetivo despejar el camino hacia la revolución, y
no invalida sino que reafirma el compromiso de lucha por los cambios que
no sólo son necesarios sino que son posibles. Esto porque independientemente
de las líneas políticas adoptadas, ya sea la Política
de Rebelión Popular, la GPN y la Reorganización del Rodriguismo,
lo que históricamente ha orientado nuestro quehacer es construir
la alternativa y el proyecto revolucionario para nuestro país.
Ese es precisamente el principal esfuerzo del Frente
en la actualidad, y el aporte de Raúl debe nutrir nuestras reflexiones,
él fue parte de una generación de luchadores sociales que
aprendieron a entender la política más allá de las
prácticas tradicionales, que aprendieron a luchar y construir organización
día a día.
Orígenes
El FPMR irrumpe en la política nacional en 1983,
como parte de la implementación de la Política de Rebelión
Popular del PC en su componente operativo - militar, pero su proyección
política sobrepasó rápidamente los marcos que se le
habían asignado. Uno de los méritos del Rodriguismo es haber
sido capaz de imprimirle un nuevo giro a la historia de la lucha popular.
Introdujo un cambio cualitativo en el quehacer político, que implicó
asumir y llevar a la práctica con fuerzas propias la lucha revolucionaria.
El Rodriguismo desde sus inicios aspira a lograr la capacidad de interpretar
correctamente el período histórico en que se desenvuelve,
evaluar la dinámica del momento y visualizar la necesidad de abrir
paso a nuevas experiencias de lucha, así como aprender sin prejuicios
sobre las luchas y experiencias de otros pueblos. En los hechos, el internacionalismo
es elemento fundamental en la experiencia de muchos hermanos que como Rodrigo
dejaron su aporte y su sangre en otras tierras como Nicaragua y El Salvador,
y nutrirían los primeros contingentes del FPMR y al Rodriguismo
como pensamiento político.
Este contingente formaba parte de la llamada "Tarea
Militar" dentro del PC en la etapa posterior al golpe, que comenzó
a construirse en 1975. Esta "tarea" tenía un estilo propio y una
autonomía importante, que llegó a consolidarse en tiempos
de la lucha en Nicaragua, donde ya se daban grandes debates internos. Esta
autonomía, el carácter de las discrepancias y el hecho histórico
irrefutable que la iniciativa de la preparación temprana de cuadros
"oficiales" y la posterior misión internacionalista en Nicaragua,
no fueron iniciativas de la dirección del PC, fueron factores de
peso en el desarrollo posterior del Frente.
Raúl impregnó al Frente de su gran
entusiasmo revolucionario. En el marco de una entrevista se refirió
con gran claridad al contenido de éste: "La
grandeza de la lucha revolucionaria es que permite pasar por sobre las
contradicciones, los egoísmos y los riesgos; de ahí el desprecio
a la muerte por una causa noble". En efecto, el entusiasmo
revolucionario tiene la cuota exacta de voluntad que se necesita para llevar
a cabo una tarea, y permite superar las tendencias conservadoras y la apatía
que siempre acecha.
Al respecto, Francisca Herrera "Panchita", la
compañera Nicaragüense de Raúl y madre de su única
hija, testimonia sobre: "…
su malestar (de Raúl) por las actitudes conservadoras, por el aferramiento
a lo tradicional, por la incapacidad de debatir en profundidad y apegarse
a formalismos, por el rechazo a recorrer caminos nuevos. En fin, por la
cerrazón a buscar alternativas. Él exigía tenacidad,
audacia, abnegación, madurez…"
Alguna vez Raúl le comentó a su padre
que"las fórmulas no existen, son herramientas
para analizar realidades, en el momento que estás, tú las
construyes", esto implica el estudio y una gran capacidad de cuestionamiento;
desechar una idea si no podía aplicarse a la realidad. Nunca creyó
que la organización y sus dirigentes fueran infalibles. Le asignaba
gran importancia a la práctica para comprobar la eficacia de los
métodos y las vías, pero sin hacer jamás de ésta
un valor absoluto. Estaba convencido de que la historia y las revoluciones
las hacen hombres y mujeres comunes, sin mucha experiencia al principio.
Por lo anterior, sabía que el proceso
liberador estaría lleno de reveses, pero también de aciertos,
y donde su preocupación por el factor humano de la política,
la situación de los militantes, siempre ocupó un lugar, como
es citado en otro testimonio:
"Para la revolución
nunca hay momentos buenos para morirse. Hay que ir por un camino de victorias
y no de derrotas. Nuestro pueblo ya tiene demasiados presos", Rodrigo
estaba convencido que para que el trabajo sobre el grupo humano, educado,
instruido, produjera resultados, era preciso atender al hombre, cuidar
la organización y no andar tras resultados haciendo abstracción
del hombre con una visión cortoplacista. Su pensamiento y su práctica
se guían por el convencimiento de que las organizaciones revolucionarias,
para lograr sus objetivos de transformar la realidad, deben contar con
"hombres
acerados para esa transformación y lograr abrir caminos por terrenos
desconocidos y no caminar por los senderos trillados. La preocupación
constante de Rodrigo era hacer de los Rodriguista hombres sensibles y acerados.
Acerado: era un adjetivo que usaba con frecuencia…"
La Crisis del Proyecto Popular
El papel de Raúl Pellegrín cobra mayor
relevancia política e ideológica entre 1986 y 1987, cuando
pese a que permanecía vivo el espíritu de lucha y movilización
en vastos sectores, a la larga primó el partidismo de los dirigentes
sociales y la presión hacia ellos de las cúpulas políticas
afines a una u otra salida de la dictadura. Pues estábamos claramente
ante dos proyectos políticos: el burgués - liderado por la
DC- y uno democrático popular - liderado por el PC-, lo que en este
nuevo contexto político llevó a la desunión del movimiento
social, a partir de la influencia política de los partidos en ese
campo, en sus organizaciones y en sus dirigentes sociales.
El protagonismo alcanzado por las masas en su lucha
combativa contra la dictadura pasó a ser secundario y lentamente
comenzaron a entrar al escenario los dirigentes políticos en representación
de éstas. Ellas dejaron de ser sujetos sociales combativos y pasaron
a ser objetos sociales de los intereses particulares de los partidos políticos,
sus proyectos y sus disputas ahora netamente electorales.
La izquierda en su mayoría optó por
la opción de reacomodar el quehacer inmediato, recomponer el cuadro
de unidad, acumular fuerzas ante estas nuevas circunstancias, en interés
de crear las condiciones político-sociales que permitieran persistir
en el proyecto de derrotar a la dictadura y lograr un gobierno "lo más
avanzado", que perspectivara el socialismo. En esencia, estos argumentos
serían finalmente los que el PC planteó en un documento interno
conocido en enero de 1987 como "La precisión táctica".
Los profundos debates político-ideológicos
que se produjeron en esos meses finales de 1986 y los resultados que tuvieron
las contradicciones surgidas al calor de la discusión provocaron
una crisis y posterior ruptura del FPMR con el PC a mediados de 1987. La
crisis tuvo su origen en históricas interpretaciones contradictorias
acerca de la realidad chilena y las tesis acerca del camino de la revolución
y cómo llegar al socialismo. Estas contradicciones se dieron en
los momentos de mayor agudización de la lucha de clases, cuando
se había logrado tener la mayor posibilidad en los planos políticos
y militares de incidir en la disputa por el poder en Chile. Como legado
y testimonio político e histórico del pensamiento de Rodrigo
en esas circunstancias decisivas, está su última intervención
ante la Comisión Militar del PC en 1987, donde entre otras cosas
plantea:
"...Desde
hace meses hemos señalado que en el Frente Patriótico, en
el Frente Militar y en el Partido existen serias dudas sobre los pasos
dados por el partido en estos ocho meses respecto a la implementación
de la Sublevación Nacional, período caracterizado por la
indecisión, por el cambio inexplicable de opinión, de falta
de claridad, por lo contradictorio de los informes, que se asemeja mucho
a la falta de dirección"
" Existe la impresión
de un abandono de la política de Rebelión Popular y de la
Sublevación Nacional. Se reafirma la política de Rebelión
Popular, pero en la práctica nada se hace; por el contrario, el
Frente se ha transformado en algo molesto para una nueva política
que no se tiene la valentía de expresar…"
"…Los métodos que
se emplean en la discusión van haciendo imposible resolver esto
en los marcos de tal discusión, se nos tilda de ser compañeros
de "bajo nivel político"; ésta no puede ser la respuesta
a nuestras inquietudes. Hay temor a discutir sobre ideas nuevas; el marxismo
es siempre creador; hemos desarrollado la idea del Rodriguismo como una
concepción de alto contenido ético y moral, enraizado en
la historia de nuestra patria, capaz de entregar un marco de acción
amplio."
"…Es necesario avanzar
y con la lucha se irán limando asperezas y resolviendo a veces paralelamente
los problemas teóricos"
"…Me declaro convencido,
de verdad, de la importancia de la unidad del Partido como algo que se
funda, antes que nada, en la unidad ideológica, de principios y
en torno a la política de clases. También pienso que en torno
a la Dirección, pero en primer lugar en lo otro…"
El Camino Propio del Rodriguismo
Con las limitaciones y errores propios de una concepción
política e ideológica producto de un desarrollo como aparato,
la estrategia de la Guerra Patriótica Nacional, cuyo principal gestor
fue Raúl Pellegrín, es el primer esfuerzo serio de transformación
del Frente en una organización revolucionaria integral. En términos
de principios generales los aportes de Raúl dicen relación
con el esfuerzo permanente del FPMR por plantearse formas superiores de
lucha, en el marco de un proceso social en ascenso. La historia de Chile
es una larga sucesión de hechos de violencia en contra del pueblo.
La experiencia que acumuló el movimiento popular durante la lucha
antidictatorial así como las nuevas formas que adquiría la
confrontación contra el capital a escala internacional, convencieron
a Raúl y al FPMR de que la lucha por el poder exigía que
el pueblo se preparara seriamente en lo político y militar.
Las últimas precisiones que hizo Raúl
a la estrategia del Frente señalaban el hecho luego confirmado de
que las dirigencias partidistas tradicionales no optarían por el
camino de la lucha popular ni por enfrentar al sistema, sino que se insertarían
en él. Volcó, entonces, sus principales esfuerzos a orientar
la organización hacia la conducción permanente y ofensiva
del movimiento popular, sin someterse a esquemas preestablecidos y, sobre
todo, teniendo una presencia real en las bases sociales.
Raúl legó al FPMR la gran tarea de
responder a las nuevas exigencias que planteaba el nuevo período
que se abría para ir explorando nuevas formas de lucha popular y
asumir de manera integral sus responsabilidades políticas en todos
los terrenos.
Su concepción estratégica concibió
un proceso global que combina la lucha política, ideológica
y militar con la movilización social. Visualizaba un proceso prolongado,
con períodos de avance y retroceso para la revolución, el
cual debían construirse las fuerzas necesarias.
Coherente con su concepción de que la revolución
la hacen los pueblos, luchó implacablemente, por transformar la
vida, cambiando las mentalidades y conductas de los militantes. De su análisis
y creatividad nació "el Rediseño Político Interno",
cuya meta era la superación de los esquemas políticos con
los que el Frente había roto al separarse del Partido Comunista
en 1987.
Este análisis tiene como uno de sus fundamentos
el hecho de que en la lucha revolucionaria el mayor desafío es enfrentarse
permanentemente a la propia conducta personal. Para Raúl, era indispensable
vencer la resistencia a los cambios que son inherentes a toda actividad
humana, tales como la arrogancia, la subestimación, las conductas
autoritarias. La ética Rodriguista exige desarrollar la capacidad
de convencer en la acción y ser capaz de llevar los planteamientos
políticos en la realidad.
Las conclusiones realizadas a partir de la ruptura
con el PC obligaron a un ajuste de nuestras políticas que quedó
expresado en el mencionado "Rediseño". Su principal objetivo fue
"evolucionar de un esquema de sublevación a una estrategia de Guerra
Patriótica en todo el país" A través del rediseño
se pretendió lograr la transformación de la organización
en aquellos aspectos que entonces se consideraban en gran medida correspondían
a "herencias" del Partido como:
-
Excesivo centralismo
-
Ausencia de democracia
-
Ausencia de trabajo colectivo
-
Erosión de valores ideológicos y morales
-
Falta de transparencia
-
Inexistencia de órganos político-militares a diferentes niveles
-
Funcionamiento irregular de estructuras de base
-
Insuficiente trabajo político-ideológico
Este proceso tenía como objetivo generar una
nueva mentalidad, métodos, formas y estilos de funcionamiento, que
por años fueron parte de nuestra formación, modificándolos
a partir de factores subjetivos. Es decir, apelando a la conciencia y voluntad
de los militantes, convencidos de que el salto necesario lo determinaba
una nueva actitud de los cuadros.
El objetivo principal fue hacer del Frente una fuerza
material, "un instrumento orgánico" capaz de expresar la alternativa
patriótica en la senda de la revolución.
El rediseño Rodriguista se sintetizó
en premisas básicas tales como:
-
Permanente estudio, elaboración personal y colectiva y capacidad
para llevar a la práctica las ideas con las palabras de cada uno,
eliminando la tendencia a subestimar la autopreparación.
-
Asimilación de todas las experiencias por medio de saber escuchar.
-
Ser cuidadosos con los compañeros y no destruir la crítica
sino que hacerla crecer.
-
Romper con la prepotencia como método para ejercer la autoridad.
-
Ser ejemplo en las normas y exigencias que los dirigentes exigen.
-
Transformar la mística en práctica concreta.
-
Practicar en la vida orgánica la exigencia de respeto con una actitud
crítica firme, oportuna y constructiva.
-
Exigencia personal, siendo más exigente consigo mismo, para trabajar
de manera consecuente, y verificar en la práctica nuestra conducta.
-
Crear sistemas científicos de análisis y evaluación
del trabajo y de los militantes, poniendo en práctica una política
de cuadros basada en el respeto a las personas y en sus capacidades para
aportar a la organización. Combatir las apreciaciones subjetivas,
la falta de profundidad y la subestimación.
#. Eliminar los criterios cortoplacistas y tareístas que sólo
pueden resolver los problemas de manera momentánea. Trabajar con
perspectiva de construcción.
#. Por sobre todo, trabajar con el pueblo, aprender de él. Cuidar
la relación con las masas sin imponerle formas de organización
y valorar su autonomía.
Con una mirada autocrítica, podemos concluir
que la implementación relativa a garantizar un nuevo funcionamiento
se enfrentó administrativamente por medio de "decretos" aplicados
a la vieja estructura (el aparato), sin crear condiciones materiales ni
humanas que permitieran y aseguraran un cambio estructural, radical y profundo
que viabilizara la rectificación. Intentamos un cambio de concepciones
erróneas manteniendo intactas la esencia de las bases políticas
e ideológicas que las generaron.
Raúl pensaba que estamos en los inicios de
un proceso y que aún no hemos comenzado a realizar los cambios que
necesitamos, tanto en lo personal como en lo político.
El mejor homenaje que podemos rendir al comandante
Raúl Pellegrín es avanzar en la elaboración de una
teoría y una práctica Rodriguista que se plasmen cotidianamente
en la lucha y el trabajo de crecimiento y construcción política,
social y humana, que se sinteticen en un nuevo Proyecto Político
que potencie la lucha popular.
Con aciertos y también con errores y defectos
que lo completaban como ser humano, Raúl se ganó el respecto
y el cariño de todos los Rodriguistas, incluso de sus adversarios
políticos. Sigue estando junto a nosotros con su carácter
indomable y sus infatigables deseos de luchar. Guiados por el ejemplo de
vida de todos los hermanos caídos, el pueblo y los rodriguistas
continuamos construyendo caminos de la revolución.
¡Por la Memoria de Nuestros
Héroes...!
"Ni un minuto de silencio,
toda una vida de combate"
"José
Miguel"
* Extractado de un
documento del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR)