El día 25 de abril se cumple un mes del inicio por parte de la OTAN de la guerra en Yugoslavia como consecuencia de los bombardeos masivos sobre objetivos militares, civiles y simbólicos de Yugoslavia.
Perdida la ilusión de una rápida
caída de Milosevic, la división y la confusión se
apoderan de la OTAN y de los estados de la Unión Europea. La única
salida que encuentran es la escalada del conflicto, iniciando los pasos
para una intervención terrestre en breve plazo.
Paralelamente al inicio de la guerra se viene
produciendo en Occidente un control sistemático de la información
con el fin de magnificar la supuesta maldad del pueblo serbio
y satanizar a su presidente como causante del conflicto y así lograr
justificar lo injustificable: la guerra y la destrucción sistemática.
Desde el inicio de la guerra decenas de miles
de personas (serbios y albaneses) se han visto obligados a refugiarse en
zonas seguras dentro y fuera de Yugoslavia. La responsabilidad de
esta crisis, de acuerdo a lo manifestado por el presidente de Macedonia
es compartida por la OTAN y el Gobierno Yugoslavo.
La OTAN ha llegado a bombardear columnas de refugiados que regresaban a sus casas y campos de refugiados serbios en Montenegro, a pesar de la confusión y del control militar de la información, estos hechos pueden significar un intento de profundizar las repercusiones humanitarias de la guerra y hacer que continúe el éxodo de personas. Por su parte el gobierno de Yugoslavia continua expulsando a miles de albano-kosovares de sus casas.
Según ha manifestado la asamblea anual de
ONG europeas reunida en Bruselas el día 19 de abril: "Los
derechos de las personas no se pueden respetar si la guerra continúa".
Fruto de los combates, de los bombardeos y de la represión, los
derechos de los ciudadanos/as están siendo pisoteados.
SODEPAZ entiende que en estos momentos la mejor
ayuda que se puede prestar a los pueblos de los Balcanes es nuestro compromiso
de luchar junto al resto de las organizaciones y movimientos sociales
para PARAR LA GUERRA.
Somos conscientes que debemos trabajar para hacer
que se vuelva al camino de una negociación no humillante en
pos de una solución política que tenga en cuenta necesariamente
las aspiraciones de los pueblos y el respeto al derecho a la autodeterminación,
en un Kosovo multiétnico.
Consideramos que corresponde a los países
de la OTAN y de la Unión Europea que han gastado hasta el momento
más de 600.000 millones de pesetas en destruir la infraestructura
económica y civil de Yugoslavia, aportar los fondos para ayudar
a todos los refugiados y a la reconstrucción de la región.
Si no es así, esta destrucción hipotecará el desarrollo
de estos países durante las próximas décadas. Por
el contrario será un gran negocio para el complejo industrial y
militar de los países de Occidente. Las infraestructuras destruidas
y el armamento militar utilizado con uranio enriquecido hoy, serán
la causa de decenas de miles de muertos en el futuro. El ejemplo de las
consecuencias de la guerra contra Irak lo demuestra, mas de 500.000 muertos,
olvidados por los medios de comunicación occidental, en los últimos
años.
Pensamos que los campos de refugiados, tanto en
el interior de Yugoslavia como en el resto de países, deben estar
bajo control de los organismos de Naciones Unidas, como el ACNUR y con
la colaboración de las ONG fuera del control militar de la OTAN.
Los campos no deben ser administrados por la propia OTAN -como se pretende-
al ser una fuerza beligerante en el conflicto. Se debe permitir la libre
circulación de los refugiados que así lo deseen por Europa
y crear las condiciones para una vuelta rápida y segura a sus casas.
Por último llamamos a la movilización
permanente de todas las personas, asociaciones, sindicatos y partidos para
evitar que la guerra continúe.
SODEPAZ, ABRIL DE 1999