Durante estos terribles días de "errores colaterales", en los que se ha generado sobre Yugoslavia y Kosova más destrucción que durante toda la II Guerra Mundial en los Balcanes y las víctimas de la "aséptica operación quirúrgica" atlántica pasan del millar "oficialmente", los ciudadanos y ciudadanas del nutritivo desayuno occidental seguimos anestesiados e inasequibles a cualquier sensación o estremecimiento mínimo que nos anime a tomar las calles y a desarrollar acciones efectivas contra la barbarie del nuevo orden anglosajón.
Durante toda esta década,
los USA y sus instrumentos adláteres OTAN, NN.UU., C.S., cual Ave
Fenix, han conseguido imponer los criterios desinformativos necesarios
para que desde esta "cárcel de cristal" no se pueda ser consciente
del papel que juega nuestra-la sociedad occidental en la legitimación
de las políticas neocoloniales del imperialismo neoliberal del siglo
XXI. Evidentemente, el paradigma de todo ello es el drama genocida que
vive el pueblo de Iraq con 8.000 muertos (¿o habrá que decir
óbitos?) mensuales por efecto del criminal embargo auspiciado por
la unilateralidad anglófona (la misma que dirige e instrumentaliza
la Alianza que masacra Yugoslavia y Kosova). ¿Acaso es consciente
nuestra
sociedad de que su anestesia
es clave para que se dé este tipo de políticas criminales
de modo tan impune?
La desinformación, la manipulación
informativa, la intoxicación, la mentira, las medias verdades, las
claves del sistema deontológico de la mayoría de las corporaciones
y multinacionales "informativas", son hoy la vanguardia e instrumento de
las operaciones militares y demás operativos terroristas (¿acaso
no es terrorismo, según decían por aquí, bombardear
población civil?). Nada sería igual si desde el corazón
de la Europa occidental próspera y América del Norte los
ciudadanos/as informados y con criterio se movilizasen contra la guerra,
la agresión y el fascismo. Esa es la carta con la que juegan
Clark, Clinton, Blair y compañía,
con la de tener su opinión pública anestesiada, confundida,
idiotizada.
Mientras tanto, los pocos conscientes,
informados, formados, leídos, consecuentes... perdidos y enfrentados
en un inmenso despropósito de debates, críticas y opiniones,
que neutralizan la ya de por sí debil respuesta en un patético
"quítame de ahí estas pajas", siguen ensimismados mirándose
el mbligo. El criterio surge de la información, que a su vez
revierte en formación que define actitudes. Estas deben ser factibles
con el consenso que, sobre un mínimo común denominador, debe
permitir avanzar hacia un, hoy más que nunca, vital frente común
de rechazo: a la guerra como instrumento, al imperialismo
neoliberal unilateral impune
anglófono, a la limpieza étnica como práctica impune
y efectiva en la
creación o constitución
de proyecto político nacional alguno. Y en defensa del derecho de
autodeterminación efectivo para las comunidades nacionales (¡Kosova
lo es y nadie lo ha rebatido
argumentalmente!) que quieran
construir su futuro democráticamente.