Queridos/as amigos/as:
Nos dirigimos a vosotros/as
en estos momentos difíciles de tragedia, sufrimiento, masacres,
persecuciones. Interminables filas de personas albanesas kosovares,
entre ellas muchos/as de vosotros/as, como tantísimos paisanos vuestros,
han sido obligados/as a abandonar sus hogares.
Los días pasados
hemos sido testigos de escenas inenarrables: asesinatos y persecuciones,
casas devastadas, puentes destruidos, vías de comunicación
y plantas industriales arruinadas. Es una imagen lóbrega y
dolorosa de Kosovo y de Serbia y esa imagen puede trasmitir a primera
vista la impresión de que la vida común y convivencia
no son posibles. Bien al contrario nosotros/as creemos que
es a la vez posible y necesaria.
Un futuro mejor para los/as ciudadanos/as de Kosovo y de Serbia, para los serbios y los albaneses y otros, sea como ciudadanos de un mismo estado o como vecinos más cercanos, no llegará por si sólo, ni de la noche a la mañana. Para construir un futuro mejor, podemos y debemos trabajar juntos. Sabemos que será difícil, a veces, muy fatigoso. El tiempo de la reconciliación y cooperación franco-alemana en la postguerra nos puede servir de estímulo e impulso.
Para edificar una vida conjunta,
para ir construyendo una convivencia, es preciso que el dolor por los
crímenes sea expresado, testimoniado y grabado en la memoria
junto al perdón. Esta tragedia, vuestra y nuestra, tragedia personal
y colectiva, es consecuencia de un largo período de políticas
erróneas por parte tanto de los más radicales de entre nosotros
como de la comunidad internacional. Seguir con esta política significa
llevar al abismo tanto a los serbios como a los albaneses. Asimismo,
el camino de la culpabilidad colectiva es un camino de frustraciones que
perpetúa el odio y la venganza hasta el infinito. Por tal
motivo, ese camino debe ser abandonado. Nuestro primer paso para
distanciarnos del odio, del enfrentamiento étnico y de las
venganzas sangrientas es manifestar públicamente nuestra profunda
compasión, nuestra sincera condena por todo lo que os sucede a vosotros/as
paisanos nuestros.
Como ciudadanos/as de Serbia
sufrimos la devastación física y el dolor por las víctimas
humanas a causa del bombardeo de la OTAN, del conflicto armado en Kosovo
y del largo período de ruina económica y social derivado
de la desastrosa política de un régimen dictatorial.
La limpieza étnica, la agresión de la OTAN y todos los conflictos armados deben cesar. No debe producirse ni una víctima más. Todas las personas expulsadas deben volver, si quieren, a sus hogares y vivir libre y dignamente.
Estamos convencidos de que conjuntamente
encontraremos la fuerza y el valor para emprender el camino de la paz,
la democracia, el respeto de los derechos humanos, la reconciliación
y el respeto mutuo. No hay alternativa al diálogo, las negociaciones
políticas y el proceso de paz: es la única forma de salir
del conflicto bélico. Es el camino más seguro de asegurar
el retorno de la gente expulsada a sus hogares, de reanudar la vida normal
y de hallar el modo de resolver la cuestión del status de Kosovo.
Nos dirigimos a vosotros/as para
aunar esfuerzos y poner fin al conflicto bélico, para reanudar
el proceso de paz y para impulsar el desarrollo económico y democrático
de Kosovo, Serbia y todos los Balcanes. Estamos convencidos/as que, con
el empeño común, podemos contribuir a una
solución política justa y racional del status de Kosovo y
a la construcción de la confianza y la colaboración
entre el pueblo serbio y el albanés.
Belgrado, 30 de abril
1999