Querida Leo Taboada y otras compañeras en esta Pagina:
Les escribo desde México con una combinación de indignación, tristeza, impotencia, inmovilidad, deseos de acción, etc., etc.
Todas estas sensaciones las he venido viviendo desde la ultima vez que les escribí y tome su sugerencia de no dejarme amedrentar por los días festivos y continuar denunciando la violencia de que somos objeto las mujeres.
Como estoy segura que ustedes ya están informadas sobre los acontecimientos en Acteal, Chiapas y lo más recientes sobre esta situación y motivada por la carta de Leo, quiero comentarles algunas de mis reflexiones en este momento.
Yo llevo cuando menos 20 años en procesos organizativos y de denuncia sobre la violencia hacia las mujeres. En una primera etapa tuve la experiencia en la ciudad de Chicago, en Estados Unidos y desde hace diez años en mi país, México. No voy a detallar lo que ha sido para mi la experiencia de haber tenido que "convencer" aun a otras compañeras feministas de la importancia de este tema en un primer momento, hasta ahora que estoy coordinando un Grupo de Trabajo y colaboración entre académicas, activistas, centros especializados en la atención y centros de salud. Obviamente, la experiencia ha sido a la vez dura y enriquecedora, como todas las experiencias en la biografía de cualquiera de nosotras.
En este momento visualizo grandes logros respecto a la lucha que hemos venido haciendo pero también encuentro un grave problema que tiende a disminuir nuestros esfuerzos. Uno de ellos es (desde mi experiencia) la imposibilidad que hemos tenido las activistas que llevamos años en este tema de: explicar, mostrar, convencer a otras activistas y la sociedad civil en general que, LA VIOLENCIA ES EL TEMA MÁS APREMIANTE DE FINDE SIGLO.
Lo pongo con mayúsculas porque en este momento no creo que podamos avanzar en la democracia, la igualdad o equidad si no tomamos en serio el papel que la violencia ha tenido en GARANTIZAR EL ESTADO DE LAS COSAS. Especialmente la violencia hacia la mujer, ya que es en este nivel de desigualdad fundante que se van reafirmando las jerarquías en otros ámbitos de las relaciones y la sociedad.
La violencia perdura no solo porque no se nos han enseñado los derechos de los otros o de las otras, sino porque y más fundamentalmente porque GARANTIZA EL TRIUNFO DE UNA VISION DEL MUNDO, LA REALIDAD Y LAS RELACIONES, SOBRE OTRO.
Con esto quiero decir que, si efectivamente hay avance democrático o cambios para mejorar la situación de desigualdad en el mundo, indefectiblemente nos encontraremos con actos de violencia y barbarie que intentaran parar el proceso de cambio. Esto lo podemos ver en la casa de cualquiera de las mujeres maltratadas, en Chiapas o cualquiera de las zonas de conflicto (que en este momento son miles) en el mundo.
Sinceramente creo que este es un momento determinante en la historia de la humanidad. Estoy convencida que la tendencia (y léase bien, tendencia), es hacia la democratización de las relaciones.. Sin embargo, ante esta tendencia existe una contratendencia que debe ser reconocida para prepararnos a enfrentarla: la violencia. El reconocimiento de que la violencia (grandes, pequeña, aberrantes, etc. etc.) va a ser la respuesta ante el cambio en las relaciones sociales, permite tomar en serio la necesidad de articular toda clase de estrategias en los diferentes niveles y ámbitos de la sociedad. esto quiere decir que el TEMA DE LA VIOLENCIA Y LA VIOLENCIA DOMESTICA NO ES UN TEMA MAS RESPECTO DE LA SITUACION DE LA MUJER. ES EL TEMA CENTRAL PARA DE FIN DE SIGLO, PARA LA HUMANIDAD Y PARA CUALQUIER SOCIEDAD QUE INTENTA IMPULSAR CAMBIOS QUE MEJOREN LAS RELACIONES SOCIALES.
Todo esto para decir y reafirmar que debemos impulsar una campaña para que en las instancias de salud, en los espacios laborales, en las escuelas, en los grupos organizados y de la sociedad civil, en fin, en todos los ámbitos, reflexionemos sobre el papel que juega la violencia para preservar el estatus quo. Pero también creo que se debe poner énfasis en la complicidad de quienes callan y encubren actos de violencia. No para encontrar chivos expiatorios, sino para mostrar como la ley del silencio es el primer requisito para que la violencia se perpetúe. Denunciarla, explicarla, combatirla, es responsabilidad de todas y todos los que dicen estar de acuerdo con los principios más elementales de los derechos humanos.
PORQUE PERSONALMENTE ME PREOCUPA LA REPONSABILIDA DE TODOS Y TODAS LAS QUE SE CALLAN O ENCUBREN ACTOS DE VIOLENCIA, CREO NECESARIO PONER ENFASIS EN LA LEY DEL SILENCIO PARA LA GRAVEDAD DEL PROBLEMA.
POR CADA MUJER QUE MUERE A MANOS DE SU MARIDO, EXISTEN MUCHAS OTRAS EN RIESGO A LAS CUALES NO SE LES HA ESCUCHADO O SE HA MINIMIZADO SU QUEJA. DE LA MISMA MANERA, POR CADA NOTICIA IMPORTANTE DE LA MUERTE DE UNA INDIGENA EN CHIAPAS, EXISTEN MILES EN RIESGO EN OAXACA O GUERRERO A LAS QUE NO SE LES HA ESCUCHADO O SE LES HA MINIMIZADO SU QUEJA.
Antes de despedirme les quiero compartir un párrafo de un trabajo que se llama "Mujer y Locura" (Phyllis Chesler) que continua en la pared de mi oficina (como dato amarillento de mi preocupación por este tema) porque siempre me recuerda dos temas importantes: que el silencio acalla la historia de violencia que nos relego a la subordinación pero y quizá más importante, calla las historias de las valientes que con su vida se atrevieron a romperlo.
Por que nunca nos dijeron ellas....nuestras abuelas nuestras madres, cuales eran las batallas que habíamos perdido... las batallas que nunca peleamos?
Habríamos entendido así la totalidad de nuestra derrota...... y entenderíamos quizá, como fue que a través de la religión, la locura y la frigidez lloramos nuestra perdida.
Por que callaron la esclavitud? Por que callaron sobre la violencia, el incesto, la prostitución y su propia falta de placer?
Por que nunca nos hablaron, nunca nos nombraron nuestras heroínas?
las amazonas,
las luchadoras,
las valientes?
Phyllis Chesler, "Mujer y Locura"
Les mando un gran abrazo y las gracias por contribuir y permitirme compartir con ustedes nuestra pingue contribucion a romper el silencio.
Irma Saucedo Gonzalez