Las mujeres y la violencia, nota de información de la ONU en francés
4 AL 15 DE SEPTIEMBRE DE
1995 BEIJING, CHINA
ACCIÓN PARA LA IGUALDAD,
EL DESARROLLO Y LA PAZ
En 1993
la ONU aprobó un texto sobre violencia contra la mujer..
Un fenómeno
mundial
Razón
por la que las mujeres constituyen el grupo más expuesto a riesgos
Consecuencias
para la salud
Un obstáculo
para el desarrollo
Lucha contra
la violencia: propuesta de un programa mundial
Plataforma
de acción
"Imaginemos un mundo en el
que una enfermedad grave y afec-ta repentinamente a entre 3 y 4 mi-llones
de personas. Los síntomas son dolores crónicos, traumas y
lesiones. Las autoridades no logran establecer relación alguna entre
la manera como la enfermedad ataca a cada individuo y la amenaza mayor
que representa para el público. Las personas afecta-das sufren en
silencio."
El mundo que Joseph R. Biden,
ex-Presidente del Comité Oficial del Senado de los Estados Unidos,
describe aquí es su propio país, los Estados Unidos de América,
y la "enfermedad" es la violencia en el hogar. La inmensa mayoría
de las vícti-mas son mujeres. En los Estados Unidos, cada ocho segundos
una mujer es objeto de maltrato físico, y cada seis minutos se viola
a una mujer. En un informe del Comité Judicial del Senado de los
Estados Unidos de 1992 se señala que en este país el maltrato
por parte de los cónyuges es más común que los accidentes
automovilísticos, los atracos y las muertes causadas por el cáncer
juntos.
Sin embargo, con frecuencia
se desconoce tanto la gravedad del problema como su alcance. El Senador
Biden dice: "Si mañana se anunciara en los principales periódi-cos
que una nueva enfermedad había afectado a entre 3 y 4 millones de
ciudadanos en el curso del año ante-rior, serían pocos los
que dejarían de percatarse de la gravedad de la enfermedad. Sin
embargo, cuando se trata de los 3 ó 4 millones de
mujeres que son víctimas
de la vio-lencia cada año, casi nadie se percata de la señal
de alarma".
En todas las épocas
y en todos los lugares de la Tierra las mujeres han sido víctimas
de la violencia. Con fre-cuencia han sido, y siguen siendo, víctimas
de violaciones, mutilaciones, golpes y asesinatos.
En muchas sociedades se
ha tole-rado durante mucho tiempo la vio-lencia contra la mujer y se ha
permi-tido que los perpetradores queden impunes, al condonarse tácitamente
su delito. Partiendo del criterio po-pular de que la mujer es propiedad
de su marido y de que, por tanto, éste puede hacer con ella lo que
estime conveniente, en los sistemas jurídicos de algunos países
se reco-noce el derecho del marido a casti-gar o incluso matar a su esposa
si se considera que es desobediente o que ha cometido adulterio. Un parlamentario
en Papua Nueva Guinea que tomaba parte en un debate sobre el hecho de golpear
a las esposas llegó hasta el extremo de decir que "golpear a la
esposa es una costumbre aceptada ...; por lo tanto, estamos perdiendo el
tiempo debatiendo esta cuestión".
Con frecuencia ese tipo
de violencia se mantiene en secreto o se niega. Rara vez se informa o se
deja constancia de los malos tratos de que es víctima la mujer.
Según un estudio publicado en American Psychologist, en los Estados
Unidos se notifica a la policía sólo un 2% de los casos de
abuso sexual de menores por miembros de la familia, un 6% de los casos
de abuso sexual por personas que no son de la fami-lia y entre un 5% y
un 8% de los casos de abuso sexual de personas adultas. Sin embargo, al
haber una mayor conciencia al respecto, en la actualidad se puede observar
cuán generalizada está la situación y sus diversos
aspectos. Esto se comprueba en diversos estudios recientes que se han hecho
sobre la violencia contra la mujer, incluido un docu-mento de debate del
Banco Mundial preparado en 1994.
Razón por la que las mujeres constituyen el grupo más expuesto a riesgos
"Casarse con una mujer equivale
a comprar un potrillo. Se la puede montar y dar de latigazos a gusto."
Este proverbio, aunque sea antiguo, sigue vigente. La mayor parte de los
actos de violencia con-tra la mujer, ya sea golpear a la esposa al final
de un mal día o estar al acecho de una mujer que corre confiadamente
en un parque munici-pal al atardecer están indisolublemente ligados
a la dominación, el privilegio y el poder del hombre. La cultura
y las tradiciones, que a menudo se reflejan en las leyes nacionales, no
hacen sino perpetuar la idea del predominio masculino.
Se ha determinado que el
uso excesivo del alcohol y de las drogas es un factor que influye en la
violen-cia contra la mujer. Otros factores económicos y sociales,
como el desempleo, el estrés económico, el hacinamiento y
las condiciones laborales desfavorables y frustrantes, también conducen
a la violencia sexual. Algunos investigadores han llegado también
a afirmar que la violencia es, en realidad, un comportamiento adquirido
y que un marido violento es hijo de padres violentos. De hecho, como se
señaló en un estu-dio realizado en los Estados Unidos, la
posibilidad de que los hombres golpearan a sus mujeres era tres veces mayor,
y la de que las agredieran con un arma era 10 veces mayor, entre los hombres
que habían visto a sus padres agredirse mutuamente que en el caso
de los hombres procedentes de familias no violentas.
Los hombres acusados de
cometer actos de violencia contra sus mujeres a veces tratan de eludir
su culpabilidad afirmando que sus acciones fueron provocadas por el comportamiento
de sus parejas. Al examinar los casos detenidamente, los investigadores
descubrieron que ese comportamiento estaba a menudo vinculado con alguna
forma de fracaso o de rechazo por parte de las mujeres a acatar los deseos
o la autoridad de sus maridos. Como se señala en un estudio en el
British Journa/ of Crime, para un marido o una pareja violentos prácticamente
cualquier cosa podría ser una provo-cación: "El hecho de
ser demasiado habladora o demasiado callada, el hecho de tener demasiado
apetito sexual o demasiado poco, el hecho de ser demasiado sobria o demasia-do
extravagante, el hecho de estar embarazada muy a menudo o no lo bastante..."
En algunos países el poder judicial acepta la ebriedad como defensa
en las agresiones con-tra la mujer. En septiembre de 1994, la Corte Suprema
del Canadá cambió la condena de un hombre que después
de haber consumido gran cantidad de alcohol levantó de su silla
de ruedas a una mujer de 65 años y la agredió sexualmente.
Hay muchas personas que
creen que la causa más general de la violencia sexual es la desigualdad
estructural entre los hombres y las mujeres, tanto en la familia como en
la sociedad. Los estudios realizados tanto en los países desarrollados
como en los países en desarrollo demuestran que la violencia contra
la mujer es un subproducto de la estructura de una sociedad en que se prevé
que los hombres tomen las decisiones y que las mujeres obedezcan. Ya sea
dentro del círculo familiar o fuera de él, la condición
de inferiori-dad de la mujer se manifiesta en la aceptación general
de una conducta abusiva o violenta hacia la mujer como si eso fuese una
situación normal. Como se desprende de un estu-dio de las Naciones
Unidas sobre la violencia en el hogar, la violencia contra la mujer se
deriva de la creencia, fomentada en todas las culturas, de que los hombres
son superiores y de que las mujeres con las que viven son parte de sus
posesiones o bienes muebles que tratar a capricho.
· Una mujer, al hacer
observaciones sobre su marido, que había recibido el Premio Nobel
de la Paz, dijo una vez: "Es un buen marido; sólo me golpea una
vez a la semana".
"Mi ex marido me disparó
un tiro en la cabeza mientras dormía y me dejó por muerta.
Logré bajar hasta la plan-ta baja, donde mi hija pedía auxilio...
Mi marido comenzó a apuñalarme con tal fuerza, que la punta
del cuchillo se rompió en mis intestinos. Me dejó ciega y
perdí los sentidos del gusto y del olfato...; me privó de
mi familia y de mis hijastros..."
Esta mujer no identificada
que prestó testimonio ante un grupo canadiense sobre la violencia
contra la mujer es sólo una de las numerosas víctimas de
la violencia sexual que tienen que vivir con cicatrices en sus cuerpos
y temor en sus mentes. Según un informe de la Comisión mundial
sobre el desarrollo de la mujer y la salud, además de la morbilidad
y la mortalidad, la violencia contra la mujer lleva consigo traumas psicológicos,
depresiones, uso indebido de drogas, lesiones, enfermedades venéreas
y la infección con el VIH, el suicidio y el asesinato. Esto representa
una enorme carga financiera para el sistema nacional de salud.
El Banco Mundial, en su
Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1993, por primera vez evaluó
las consecuencias que tenía la violencia sexual para la salud. A
partir de los limitados datos de que disponía, calculó que
en los países industrializados las violaciones y la violencia en
los hogares restan prácticamente un año de cada cinco años
de vida saludable a las mujeres de edades comprendidas entre los 15 y los
44 años. La carga per cápita que la violencia en los hogares
representa para la salud es casi la misma para las mujeres en edad de procreación
tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo.
Debido a la generalización
de la malnutrición y las enfermedades relacionadas con la pobreza
en los países en desarrollo, la carga general para la salud en esos
países es mayor. Por esa razón, el porcentaje correspondiente
a la carga para la salud que se puede atribuir a la victimización
causada por la violencia sexual es menor en aproxi-madamente un 5%. Sin
embargo, en algunos países en desarrollo en los que se ha logrado
llegar a un control relativo de la mortalidad derivada de la maternidad
y de las enfermedades relacionadas con la pobreza, los años de vida
saludable perdidos por violaciones y violencia en el hogar parecen representar
un porcentaje mayor, a saber, el 16% de la carga total.
Un obstáculo para el desarrollo
La participación de
la mujer en el proceso de desarrollo, sobre todo en las esferas de la planificación
de la familia, la protección del medio ambiente y la educación,
es funda-mental. Sin embargo, ante la violen-cia la mujer ve coartadas
sus posibili-dades de participar plenamente en aspectos del desarrollo
de esta u otra índole. En muchos países los maridos se oponen
a que las mujeres trabajen fuera del hogar por temor a que esta situación
les proporcione mayor independencia. A menudo, los hombres utilizan la
fuerza o las amenazas para desviar o usurpar los ingresos de las mujeres.
El Programa para el Desarrollo
de la Mujer en Rajastán (India) fue patrocinado por el Gobierno,
pero su éxito se debió en gran parte a la energía
y al impulso de su dirigente, una mujer joven. Una de las metas del programa
era reducir el número de matrimonios de menores de edad. Aunque
la campaña tuvo eco entre las mujeres y en algunos sec-tores de
la sociedad, despertó la ira de muchas personas, entre ellas algunos
ancianos. En una oportu-nidad, un grupo de hombres asaltó la casa
de la dirigente del programa y fue violada por todos los miembros de la
pandilla en presencia del mari-do. Mientras ella yacía inconsciente,
el jefe de la pandilla advirtió al ho-rrorizado marido que procurara
que su mujer no se excediera, o de lo contrario la violarían nuevamente.
Este hecho prácticamente puso fin a un programa satisfactorio encamina-do
a mejorar la calidad de vida de las mujeres y las niñas.
A largo plazo, una sociedad
puede cuantificar las pérdidas económicas ocasionadas por
la violencia sexual, pero ¿cómo puede siquiera calcular las
pérdidas que sufre por la falta de seguridad y la restricción
a la libertad en que vive la mujer?
Lucha contra la violencia: propuesta de un programa mundial
Aunque la violencia contra la mujer es tan antigua como la civilización, pasó a ser cuestión de preocupación internacional sólo después de la Tercera Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Nairobi en 1985. La Conferencia, patrocinada por las Naciones Unidas, se destacó por la aprobación de las Estrategias para el Adelanto de la Mujer hasta el año 2000. Este documento, que sirvió de marco para la acción en los planos nacional, regional e internacional, determinó que la violencia contra la mujer era uno de los principales obstáculos para el logro de los tres objetivos del Decenio de las Nacio-nes Unidas para la Mujer: igualdad, Desarrollo y Paz. En las Estrategias se instó a la adopción de medidas jurídicas que impidieran la violencia contra la mujer basada en la falta de igualdad entre el hombre y la mujer y a la creación de mecanismos nacio-nales que se ocuparan de la cuestión.
En junio de 1993, la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, celebrada en Viena (Austria), subrayó la importancia que tenla la labor destinada a eliminar la violencia contra la mujer en la vida pública y privada (TEXTO) .
Una de las consecuencias de la Conferencia fue la designación de un Relator Especial sobre la violencia contra la mujer. El Relator, que se ocupará de examinar las causas y consecuencias de la violencia contra la mujer y de recomendar medios para eliminarlas, presen-tará informes anuales a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
En diciembre de 1993, la
Asamblea General aprobó la Declaración sobre la eliminación
de la violencia contra la mujer.
En esta Declaración
se define por primera vez lo que constituye un acto de vio-lencia contra
la mujer y se insta a los gobiernos y a la comunidad internacional a que
adopten medidas concretas para impedir esos actos.
En septiembre de 1995, en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, el mundo tendrá la oportu-nidad de examinar y evaluar los ade-lantos Iogrados por la mujer desde la celebración de la primera Confe-rencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer, hace dos decenios.
En esa Conferencia se prevé la aprobación de una Plataforma de Acción en la que se determinen las medidas que los gobiernos y las comunidades podrán adoptar con el fin de con-vertir en realidad las Estrategias de Nairobi orientadas hacia el futuro. La violencia contra la mujer es una de las diez esferas de especial preocu-pación establecidas en el proyecto de plataforma de acción.
El proyecto de plataforma
de acción dice que "la violencia contra la mujer se deriva en lo
esencial de la condi-ción de inferioridad con que se trata a la
mujer en la familia y en la sociedad. Es instigada por la ignoran-cia,
la falta de leyes que prohiben la violencia, los pocos esfuerzos que realizan
las autoridades públicas para hacer cumplir las leyes vigentes y
la carencia de medios pedagógicos y de otra índole para hacer
frente a sus causas". La experiencia lograda en algunos países demuestra
que se puede movilizar a la mujer y al hom-bre en la lucha contra la violencia
en todas sus formas y que se pueden adoptar medidas eficaces para hacer
frente tanto a las consecuencias como a las causas de la violencia.
En el proyecto de plataforma
de acción se proponen medidas concretas que los gobiernos y las
comu-nidades pueden adoptar para elimi-nar la violencia Contra la mujer.
Entre ellas se incluyen las siguientes:
1. Reconocer que la violencia
contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos
de la mujer;
2. Cooperar con la Relatora
Especial de las Naciones Unidas sobre la vio-lencia contra la mujer;
3. Estudiar y dar amplia
publicidad a las causas profundas y los mecanismos fundamentales de las
diversas formas de violencia contra la mujer;
4. Analizar y examinar la
legislación actual relativa a la violencia contra la mujer y elaborar
nuevas leyes, de con-formidad con la Declaración sobre la violencia
contra la mujer;
5. Tratar las causas y consecuencias
de la violencia contra la mujer con re-cursos jurídicos y sociales.
Hacer hincapié en que se impida la violencia y se proteja a la mujer
objeto de violencia; 6. Emprender programas de alfabetización en
cuestiones jurídicas y campañas de información sobre
las leyes vigentes y los derechos hu-manos de la mujer;
7. Incluir material sobre
la desigualdad entre los sexos y la violencia en los programas de estudio;
8. Capacitar al personal
judicial y policial para asegurar el justo trato de mujeres que han sido
objeto de violencia, aumentar la contratación de mujeres en las
fuerzas policiales y garantizar que haya un número mayor de mujeres
en el poder judi-cial;
9. Crear órganos
nacionales de alto nivel que supervisen el funcionamien-to de salvaguardias
para la mujer;
10. Adoptar medidas concretas
para brindar protección a las mujeres y niñas que hayan sido
sometidas al comercio sexual y a la prostitución forzada;
11. Adoptar medidas especiales
para proteger a las mujeres discapacitadas y a las trabajadoras migratorias.
Cero excusas
Todo acto de violencia constituye
de hecho una forma coercitiva de ejercer el poder. Se utiliza para obligar
a la persona a hacer algo que ésta no desea hacer. La violencia
contra la mujer es, sin lugar a dudas, una forma de asegurar su subordinación
al hombre. Un elemento fun-damental para combatir la violencia contra la
mujer es eliminar toda excusa. En ninguna circunstancia se puede considerar
que sea legitimo el uso del poder con fines coercitivos.
Para poner fin a la violencia
contra la mujer, cada sociedad tiene que mirarse a si misma y examinar
los va-lores y creencias que refuerzan la violencia del hombre. Algunos
exper-tos que participaron en una reunión celebrada en octubre de
1993 y organizada por la División para el Adelanto de la Mujer de
las Naciones Unidas para examinar la violencia contra la mujer, estimaron
que a cada tipo de violencia correspondía un castigo especifico.
El sistema jurídico y la función policial del Estado podrían
aportar algunas soluciones. Otras tal vez requerirían la utilización
de instituciones públicas, como el sistema de enseñanza,
para influir en los valores y las actitudes. Y hay otras que tal vez obliguen
a los dirigentes de la comunidad o a los medios de información a
crear estados de opinión. La aceptación pública de
la responsabilidad para avergonzar a las personas que violen las normas
de no violencia también puede ser una medida eficaz.
A decir de los expertos,
"se trata no tanto de que el castigo corres-ponda al delito, cuanto de
que la prevención corresponda a la causa".
Cuando de definición se trata
En diciembre de 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas
aprobó una resoluci6n histórica sobre la violencia contra
la mujer basada en la falta de igualdad entre el hombre y la mujer, titulada
'Declaración sobre la eliminación de la violencia contra
la mujer', en la que se definió la violencia contra la mujer
como · todo acto de violencia basado en le pertenencia al sexo femenino
que tenga o pueda tener como resul-tado un daño o sufrimiento físico,
sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas
de tales actos, la coacción o la privaci6n arbitraria de la libertad,
tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada".
En la Declaración también se incluyen los actos comprendidos
en la categoría de actos de violencia contra la mujer:
1. La violencia física, sexual y psicológica que se
produzca en la familia y en la comunidad, incluidos los malos tratos, el
abuso sexual de las niñas, la violencia relacionada con la dote,
la violación por el marido, la mutilación genital femenina
y otras prácticas tradicionales nocivas para la mujer;
2. La violencia perpetrada por otros miembros de la familia,.
3. La violencia relacionada con la explotación;
4. El acoso y la intimidación sexuales en el trabajo, en
instituciones educacionales y en otros lugares;
5. La trata de mujeres;
6. La prostitución forzada, y
7. La violencia perpetrada o tolerada por el Estado.
Aunque esta definición, según algunos promotores y
analistas de los derechos humanos es muy amplia e incluyente, sólo
abarca los actos perpetrados por una persona o por el Estado y excluye
las leyes, las políticas o las desigualdades estructurales que podrían
calificarse de violentas. Lori Heise, Directora del Pacific lnstitute for
Women's Health, en Washington, D.C., que escribió conjuntamente
Naciones Unidas era un parámetro insuficiente para determinar
si cuestiones que no figuran en la lista, como el feticidio de criaturas
del sexo femenino o las políticas restrictivas en materia de abortos,
consti-tuirían actos de violencia contra la mujer. Según
la Sra. Heise, en toda definición de violencia deben tenerse en
cuenta los conceptos básicos de fuerza y coacción que establecen
la distinción entre comportamiento violento y comportamiento opresivo.
La Sra. Heise y sus colaboradoras han proporcionado su propia definición
de violencia contra la mujer, que es la siguiente: todo acto que entrañe
el uso de fuerza verbal o física, la coacción o la privación
que signifique una amenaza para la vida, dirigido contra una mujer o a
una niña, que cause daños físicos o psicológicos,
humillaciones o la privación arbitraria de libertad que perpetúe
la subordinación de la mujer.~