CONCEPCIÓN FEMINISTA DE LA SALUD
Paula Irene del Cid Vargas

¿QUÉ ES ESTAR SALUDABLE?
La respuesta a esta interrogante es distinta para cada persona: depende de su contexto, de la historia de la sociedad a la que pertenece y de la cultura en que vive.
     La cultura occidental en la que estamos inmersas se caracteriza porque las personas generalmente piensan en la salud como una norma que se debe mantener; al alejarse de la norma se entra al mundo de la "enfermedad" y del "enfermo".
     Esta forma de razonar lleva a concebir la salud como atención curativa e inmediata, la cual es proporcionada por un profesional con conocimiento especializado, quien para resolver el problema orientará las acciones (medicamentos, dietas, exámenes) de la persona "desconocedora de su cuerpo".
     Esta concepción ocasiona que las discusiones e intervenciones se realicen en función de los servicios curativos. Se olvida que las condiciones de salud o enfermedad de la población dependen de factores como estilos de vida de las personas, pobreza económica, coyuntura y situación política, relaciones comunitarias, condiciones ambientales, escolaridad, educación sanitaria, movilidad social; en fin, del conjunto de desigualdades sociales construidas a partir del género, la etnia o la clase.

MIRADA FEMINISTA SOBRE LA SALUD
Una mirada feminista de la salud revisa la historia, cuestiona la posición, condición y situación de mujeres y hombres, sus cuerpos y sus vidas y propone formas nuevas de pensar y actuar en este campo. Aquí hablaremos de lo que les acontece a las mujeres.
     El orden de géneros construido y reproducido en nuestras sociedades clasifica y especializa a mujeres y hombres en espacios y actividades distintas (división sexual o genérica del trabajo). Este orden de géneros ha construido los espacios privado y público. A las mujeres se les asigna el espacio privado, donde realizarán las actividades relacionadas con la reproducción social y la sobrevivencia de otros (criar, cocinar, planchar, lavar, cuidar, etc.). A los hombres se les asigna el espacio público. A las actividades del espacio privado no se les concede valor económico ni social, mientras las que corresponden al espacio público gozan de mayor valoración y reconocimiento social y económico.
     Si bien con el "desarrollo" de la sociedad las mujeres han incursionado en el espacio público, donde por lo general perciben menor remuneración, las actividades del ámbito privado continúan siendo asumidas casi exclusivamente por ellas. Esto conlleva una sobrecarga de trabajo que se reflejará posteriormente en diversos malestares.
     Carol Gilligan refiere que esta especialidad construida entre las mujeres para el cuidado de otros y esa expectativa constante de
identificar lo que otros necesitan o requieren es similar a la que se generó entre los negros hacia los blancos en los Estados Unidos, como consecuencia de una relación de poder, opresión y subordinación que limita las posibilidades de decisión sobre sí mismos y donde se encuentran a merced de lo que otros decidan por ellos.
     Esta imposibilidad de las mujeres para tomar decisiones sobre su propio cuerpo es otro factor que se reflejará en las enfermedades y malestares que padezcan.
     La condición de salud de las mujeres depende entonces de sus particularidades anatómicas y fisiológicas, su condición subordinada de género, su situación socioeconómica, la etnia a la que pertenecen, su estado nutricional, la posibilidad de utilizar los servicios de salud, el comportamiento reproductivo, así como de los hábitos específicos que dañen la situación de desarrollo de la comunidad o sociedad en la que se desenvuelven.

ENFOQUES INSTITUCIONALES
Al revisar la historia de las intervenciones institucionales de salud, vemos cómo ese ser para los otros ha contribuido a que la salud de las mujeres sea un medio para la salud de la infancia, la familia o la comunidad. Las acciones hacia las mujeres han variado de acuerdo a los objetivos institucionales y a la funcionalidad de ellas para esos objetivos:

* En los años sesenta, con la preocupación por la explosión demográfica y la salud infantil, se generaron términos, conceptos y programas de salud materno-infantil y sobrevivencia en la infancia. Las mujeres fueron vistas entonces como un vehículo para frenar el crecimiento poblacional y medio para mejorar la salud de la niñez.

* En 1987 surgió el concepto de "maternidad sin riesgo" y se sacó del olvido la elevada incidencia de mortalidad materna, es decir, la muerte de mujeres relacionada con el embarazo y el parto. La limitación de esta visión es que se enfoca exclusivamente en aquellas mujeres que desean tener hijos o que están embarazadas y sólo indirectamente aborda los problemas reproductivos.

* En respuesta a esta perspectiva estrecha, a la proporción endémica de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y del VIH/SIDA, a la ausencia de los hombres en los programas de planificación familiar -lo cual reduce la eficiencia de éstos- y a la necesidad de atención para jóvenes en su sexualidad y en la anticoncepción, surgió el concepto de "salud reproductiva", el cual genera una variedad de proyectos y programas. Algunos de ellos rebautizaron los proyectos de planificación familiar, otros han visto a las mujeres como "población objetivo" para reducir la incidencia de ETS/SIDA y algunos pocos han desarrollado procesos formativos en derechos relativos a la salud.

En resumen, ya sea para asegurar la procreación o controlarla, las mujeres han sido el objeto o el medio. Esta visión restringida y
misógina de la salud de las mujeres ocasiona que sus problemas de salud sean invisibilizados, que se den explicaciones limitadas de sus causas y se ignore la desigualdad entre mujeres y hombres en el acceso a los servicios. Ello, aunado al discurso moralista sobre la salud femenina, ha servido como recurso y estrategia para controlar el cuerpo y la sexualidad de las mujeres.

LA PROPUESTA FEMINISTA
Producto de la tradición política e intelectual del feminismo se han realizado acciones y construido saberes que hoy permiten
reconceptualizar la salud femenina como el resultado de la alimentación, el trabajo y el descanso; de la ausencia o la persistencia de sosiego y violencia; de los cuidados que le son prodigados social, institucional y personalmente a cada mujer y de los que se prodiga a sí misma. La índole de experiencias sexuales y reproductivas es fundamental en la conformación del estado de salud de las mujeres.

En concordancia con esta concepción se plantean acciones al respecto:

* Asumir que la opresión femenina es construida socialmente.
* Comprender que sufrir, enfermar y morir por causas prevenibles son
situaciones que pueden modificarse y evitarse.
* Entender que la sociedad y la humanidad en su conjunto no pueden
considerarse desarrolladas ni saludables si las mujeres continúan
enfermando y muriendo por causas evitables.
* Reconocer el derecho a la salud como parte del conjunto de derechos
humanos de las mujeres.
* Asignar y disponer de recursos adecuados y realizar acciones positivas
destinadas a satisfacer las necesidades vitales de ellas.
* Visibilizar a las mujeres, sus problemas y propuestas de acción.
* Asegurar que se conviertan en sujetas de su salud y participen en la
elaboración de políticas públicas y en la gestión de salud para su
bienestar y no sólo para el bienestar de los demás.
* Dar solución práctica a los problemas de salud de las mujeres para
solventar la deuda ocasionada por la discriminación.

Una concepción feminista plantea que el desarrollo humano implica productividad equitativa, ambiente sano, con posibilidades para trabajar dignamente, tener una sexualidad satisfactoria, descansar, gozar de bienestar, en fin, vivir con calidad.
     En tanto no seamos las mujeres quienes decidamos sobre nuestros cuerpos y no se den las condiciones necesarias para disfrutar de una existencia saludable y plena, la humanidad en su conjunto no puede decir que ha alcanzado los ideales de la modernidad y el desarrollo.

Recuadro
Lo que el orden de géneros ocasiona a la salud de las latinoamericanas

* Durante la infancia, como consecuencia de la sobrevaloración del varón, se registra una mayor mortalidad femenina a causa de
desnutrición.

* La sexualidad de las jóvenes es fuente de vulnerabilidad si no son libres de decidir cuándo y con quién tener relaciones sexuales.

* Las tasas de mortalidad materna en jóvenes son elevadas.

* El embarazo y la maternidad suelen apartar a muchas jóvenes de los estudios, con la consecuente falta de oportunidades para acceder a trabajos dignos y apropiadamente remunerados.

* Entre los 15 y los 44 años las mujeres mueren principalmente por problemas relacionados con el embarazo y durante el parto y padecen afecciones cerebrovasculares.

* El 20 por ciento de las personas que viven con VIH/SIDA son mujeres.

* Después de los 45 años las principales causas de enfermedad y muerte se relacionan con problemas cardiovasculares, cáncer cérvico-uterino y mamario, diabetes, artritis y osteoporosis.

* Los cambios hormonales durante y después de la menopausia no reciben una adecuada atención.

* Las mujeres padecen ansiedad, depresión, somatizaciones y aislamiento social.

* Entre 25 y 30 por ciento de las mujeres sufren maltrato físico por hombres de su entorno familiar.

* El acoso sexual y la violación de mujeres son abusos constantes que se tornan sistemáticos en tiempos de guerra.

* Las mujeres experimentan problemas relacionados con la sobrecarga de trabajo y las inadecuadas condiciones de los ambientes laborales.