La Responsabilidad de los Periodistas: Walsh
Rodolfo Walsh [1927-1977]
Periodismo o las armas del lenguaje
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Carta Abierta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar
Eloy Jáuregui */ Revista Mariátegui
05/11/06
La reedición de Un oscuro día de justicia, uno de los grandes relatos de Rodolfo Walsh, no
sólo repone su potencia narrativa. También las tensiones entre literatura y política que acompañaron a un hombre que trajinó por las editoriales, el periodismo de investigación y la creación antes de entregarse a la militancia en Montoneros.
Toda una época se arremolinó en un hombre enjuto, con aire de trabajada determinación y rostro subrayado por anteojos: Rodolfo Walsh fue ese torbellino que en cincuenta años de vida (1927-1977), escribió, tradujo, compiló, denunció, militó y murió revólver en mano, en el barrio de Balvanera, cercado y rematado por esbirros de la ESMA.
Walsh, o sea: la escritura filosa y bien arriba. Walsh: el equilibrio inestable entre la culposa y obsesiva persecución de la forma y la convicción de que hay que dejarlo todo atrás, pues ni la más feroz acusación sirve si después "se sacraliza en arte". Walsh en la industria cultural, en los libros, en el flamígero y minucioso periodismo de denuncia, en la organización armada Montoneros.
Y ahora, Walsh por la
vuelta: Ediciones de la Flor se apresta a reeditar Un oscuro día de
justicia, gema de la serie de cuentos sobre el internado de chicos irlandeses. Junto con él, la recuperación de otro relato
Zugzwang, donde la intriga la aporta el tablero de ajedrez. Para completar: un prólogo del maestro Jorge Lafforgue y la famosa entrevista que le realizara Ricardo Piglia para la revista
Adán en 1970, sí, aquella nota donde define y se define: "es imposible hoy en la Argentina hacer literatura desvinculada de la política".
Pero ¿había escrito Walsh una "literatura desvinculada de la política"? ¿Se autoflagelaba por eso, adentrado ya sin fisuras en la etapa sartreana y guevarista del compromiso? ¿Triunfó en Walsh el compromiso y entonces cabe la cristalización de su vida casi en contra de una obra? Pues no: a casi treinta años de su asesinato Walsh sigue plantándose entre contradicciones móviles, de esas que echan humo todavía.
La narrativa de Walsh reconoce como punto de partida la publicación del libro
Variaciones en rojo (1953), tres relatos que rinden tributo a su gusto por el policial clásico. La escritura es aquí una continuidad de sus primeras inmersiones en el mundo editorial como traductor, corrector, asesor de colecciones y compilador. Es claramente el hijo pródigo de la relectura de la narrativa universal que encabeza Jorge Luis Borges recolocando a los anglosajones en el gusto argentino. Y como escritor también tributa a Georgie, al reconocer en
Seis problemas para Isidoro Parodi (Borges- Adolfo Bioy Casares, 1942) el estreno nacional del género policíaco.
Paradojas nacionales: ¿Es concebible el radicalizado Walsh sin el conservador Borges?
El policial le sirve a Walsh para hacer algunas indagaciones más existenciales que sociales La elección de género insiste en los relatos que serán recopilados en Cuentos para tahúres y otros relatos, algunos de ellos premiados en un par de concursos donde Borges y Bioy fueron los jurados. Pero en
Los oficios terrestres (1965) el abanico se abre inficionado por la vida política: allí aparece el cuento
Esa mujer, Eva Perón, por lo tanto, "con toda la muerte al aire"; allí también se publica Fotos, colage de imágenes narrativas deudoras de Joyce extraídas de un pueblo bonaerense en el que sopla un fascismo con olor a pasto. También el apunte vanguardista de
El soñador y el vilipendiado mundo militar en Imaginaria. Y claro, el primer cuento de la saga de los internados Irlandeses detrás de un gato.
En Un kilo de oro, el siguiente libro de cuentos, el mundo rural reaparece en
Cartas; la técnica del relato paralelo brilla en Nota al pie y los irlandeses trajinan de nuevo en
Los oficios terrestres. El escritor ya había ensamblado su saber literario con la crítica política y había pasado de celebrar la caída del peronismo en 1955 a indagar en los destinos y los afanes de los derrotados.
Ya viraba hacia el periodismo militante, ya adscribía a la experiencia cubana y viajaba y descifraba un cable que le permitió al régimen de Castro ponerse al tanto de la inminente invasión en Playa Girón, ya, para Gabriel García Márquez, Walsh era "el hombre que se adelantó a la CIA". La opción vital e ideológica se dinamiza y se consolida: la escritura puede ser un elemento formidable al servicio de la acción pero eso no hace a un hombre entero, el paradigma se había terminado de dibujar en Bolivia: si Guevara iba del protagonismo político a la escritura de su Diario, para los escritores como Walsh el imperativo moral trazó el camino inverso: de la escritura a la acción.
Walsh básico
Escritor y Periodista
[RIO NEGRO 1927, BS. AS., 1977] En 1944 comenzó a trabajar como corrector y traductor de la editorial Hachette y siete años más tarde se ligó al periodismo en las revistas Leoplán,
Vea y Lea. Por entonces fue convocado por La Nación pero rechazó la oferta. Fue uno de los fundadores de Prensa Latina en Cuba, desde donde interceptó un cable norteamericano que anunciaba la invasión de Playa Girón en 1961. A su regreso a la Argentina escribió en
Primera Plana, Panorama y el semanario de la CGT. Además compartió con Paco Urondo y Haroldo Conti la redacción de la revista
Militancia. En 1973 se unió a Montoneros como encargado de inteligencia y tras el golpe de Estado de 1976 organizó la Agencia de Noticias Clandestina. El 25 de marzo de 1977 fue asesinado por un grupo de tareas cerca del Congreso, luego de despachar su "Carta abierta a la junta militar". Algunos de sus libros más emblemáticos son "Operación masacre" (1957) sobre los fusilamientos en José León Suárez; la compilación de cuentos "Los oficios terrestres" (1965), y "¿Quién mató a Rosendo?" (1969) .
¡Gloria Eterna, Compañero Walsh!
* Periodista, poeta,
melómano, cronista
y profesor universitario.
Mariátegui.
La revista de las ideas.
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