La lógica
objetiva del capital excedente
Con lo dicho
hasta aquí, hemos querido significar que la crisis argentina se inscribe en
la crisis general del capitalismo mundial, es consecuencia de ella. Pero tiene
su propia especificidad. Y esto hay que tenerlo en cuenta: La "lógica específica
del objeto específico" de que hablaba Lenin; o, lo que es lo mismo, que
el proceso de acumulación capitalista y su consecuente lucha de clases es internacional
por su contenido, aunque nacional por su forma, como señalaron con total certidumbre
Marx y Engels. En tal sentido, si se dice que el origen de la crisis argentina
está en el capital especulativo de los USA, se omite toda consideración por
la forma nacional que adquiere el proceso de acumulación mundial en este país.
En tal sentido,
lo común a todas las crisis financieras que anuncian la crisis de superproducción
general de capital que se está retrasando como nunca en la historia del capitalismo,
no se producen principalmente por efecto del capital ficticio con fines especulativos
bajo la forma de la emisión descontrolada de circulante -como afirma el BIPR-
sino por la multiplicación de la masa de títulos de crédito en circulación,
por la utilización del capital adicional excedente bajo la forma dineraria para
poder seguir valorizando plusvalor en la esfera de la economía real, para alejar
el horizonte de la crisis de superproducción de capital real. De hecho, según
el cuadro elaborado sobre datos de la Reserva Federal de
EE.UU. por el compañero Íñigo Carrera, durante el período 1993/2002 el crecimiento
promedio de M3 (circulante más depósitos y colocaciones
financieras a corto, mediano y largo plazo) en USA, excedió al M1 (circulante
más depósitos a la vista), lo cual muestra que el crédito se ha expandido y
tiende a expandirse mucho más que la emisión monetaria, aún sumándole el dinero
de las cuentas a la vista convertido en créditos cuyo monto se vuelca a la circulación.
Y de estos títulos de crédito, no es su "valorización financiera"
en la esfera de la circulación lo que provoca la crisis, sino al revés, es la
crisis latente ante la imposibilidad de realizar la plusvalía en condiciones
de superproducción general de capital industrial, la que genera la multiplicación
de la masa de títulos de crédito en circulación para la producción, con el fin
de prolongar la acumulación.
¿De dónde sale
el dinero adicional para la inversión productiva si no se recurre a la emisión
de circulante? De la enorme masa "capital virtual" que constituyen
los fondos de amortización del capital fijo. Lógicamente, cuanto mayor es el
capital en funciones, mayor es este capital-dinero en barbecho convertido por
el sistema bancario en capital productivo:
<<El
afán de volver utilizable ese plusvalor que se atesora como capital dinerario
virtual, para obtener tanto una ganancia como un rédito, encuentra su satisfacción
en el sistema crediticio y en los "papeluchos". El capital dinerario
adquiere de esta manera, bajo otra forma (la de capital constante y variable), el influjo más descomunal sobre el curso y el desarrollo imponentes
del sistema capitalista de producción>> (K. Marx: "El Capital" Libro II Cap. XXI)
Igual destino
sufren últimamente los fondos de pensiones, que los bancos transforman en créditos
para la producción y/o la especulación, a escala nacional e internacional, o
que los propios beneficiarios convierten en fondos de inversión, en acciones
de compañías privadas. Cuando estalla la crisis y aun antes, esta forma de crédito
se revela como uno de los más descomunales fraudes al servicio de la centralización
del capital global a expensas del despojo de millones de asalariados.[23]
(Cfr. GPM: "Fuerzas productivas y
tasa de ganancia") http://www.nodo50.org/gpm/1ff_pp_tasa_ganancia.htm
Cierto, las acciones
constituyen uno de los medios más importantes del capital especulativo que opera
inmediatamente antes del estallido de las crisis, pero no antes de que el descenso
en tasa de ganancia acelere el proceso de acumulación, precisamente a instancias
de la oferta de acciones como medio de expansión crediticia por excelencia para
ampliar la escala de la producción, lo cual acerca el horizonte del crack financiero.
En este punto
y de acuerdo con Marx, es necesario señalar que el impulso hacia la especulación
no proviene de los grandes capitales sino de sus fragmentos medios y pequeños,
porque a medida que la ganancia respecto del capital invertido decrece, el metabolismo
del capital, su composición orgánica y su centralización, se incrementan, ante
la necesidad de neutralizar el descenso en la tasa de beneficios produciendo
más por unidad de tiempo empleado. Esto tiende a desplazar de la producción
de plusvalor a los capitales incapaces de operar en estas nuevas condiciones
de capitalización, por lo que una mayoría de ellos no encuentran otro modo de
progresar que arriesgando sus patrimonios en actividades puramente especulativas.
En efecto:
<<Con la baja de la tasa de ganancia aumenta el mínimo de capital
requerido en manos del capitalista individual para un empleo productivo del
trabajo; es el capital requerido tanto para su explotación en general, como
para que el tiempo de trabajo empleado sea el tiempo de trabajo necesario para
la producción de las mercancías, esto es, para que no sobrepase el promedio
del tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlas. Y al mismo tiempo
aumenta la centralización, porque más allá de determinados límites, un gran
capital con una tasa pequeña de ganancia, acumula con mayor rapidez que un capital
pequeño con una gran tasa de ganancia (tal es la función esencial
de las sociedades por acciones: la creación del capitalista colectivo). Por su parte, esta mayor centralización
provoca, a su vez, llegado cierto nivel, una nueva baja de la tasa de ganancia.
Ello hace que el grueso de los pequeños capitales fragmentarios se vea lanzado
a los carriles de la aventura: la especulación, las estafas crediticias y accionarias,
las crisis>> (K.Marx: Op. Cit. Libro III Cap.XV punto III. Lo entre
paréntesis es nuestro)
Este mecanismo
se desarrolla hasta que, como en el caso de la Argentina, la contracción en
la escala real de la acumulación por falta recursos reales genuinos para hacer
frente a los servicios de la deuda -como consecuencia del descenso de los precios
agrarios- hace manifiesta la crisis financiera hasta ese momento latente, deteniendo
bruscamente la ficción para abrir paso dramáticamente al "sinceramiento
económico", bajo la forma de depauperación de buena parte de las llamadas
clases medias y penuria aguda generalizada entre los sectores de extracción
asalariada más empobrecidos de la población.
Por otra parte,
es cierto que el déficit comercial de USA y su abultada deuda externa por la
compra a crédito de materias
primas en el exterior, coadyuva al sostenimiento de la reproducción ampliada
en ese país. También es cierto que esas compras contribuyen a mantener el proceso
de acumulación de los países que le venden y financian esos productos. Pero
no es cierto que la deuda pública en que se traducen esas compras a crédito
se pague con emisión monetaria, sino
con más deuda, con nuevos créditos. Lo mismo ha ocurrido en Argentina
y países como Méjico, Brasil y Rusia. Esto se refleja en la columna “aumento
deuda s/intereses” del cuadro adjunto.
Aunque de cualquier manera
es imposible evitar el colapso, por la experiencia de los años sesenta y setenta
(recordar el desenlace que tuvo en Argentina el recurso a la "maquinita"
tras las jornadas de junio y julio de 1975), la burguesía internacional sabe
muy bien que, apelando a la emisión de moneda, la cadena de la ficción monetaria
se corta mucho más rápida y peligrosamente que por el recurso de pagar las deudas
con más deuda. La emisión de dólares ficticios (que generan una representación
de valor superior al de la riqueza que circula y a las necesidades de la propia
circulación), en un primer momento determina que, por efecto del exceso de oferta
dineraria -respecto de la riqueza que representa- la tasa real de interés en
EE.UU. se ponga por debajo de la tasa nominal, lo cual favorece la acumulación
real. Desde el punto de vista estrictamente burgués, ese mismo efecto de sobreoferta
dineraria, hace que esta baja de los intereses sea inmediatamente seguida por
un aumento general de los precios, lo cual presiona la tasa de interés nominal
al alza hasta dejar las cosas como estaban
antes de la emisión de capital-dinero ficticio. Ahora bien, si esta política
se repite sistemáticamente -como sugieren los compañeros del BIPR que pasa en
EE.UU. siguiendo a los "teóricos" del movimiento antiglobalización-
cada fracción del capital se apresuraría a subir los precios de sus propios
productos por encima de lo previsto por la teoría cuantitativa del dinero, para
descargar los efectos de la inflación sobre sus otros colegas burgueses, generándose
así un proceso inducido de inflación galopante y distorsión especulativa de
precios relativos, todo ello agravado por demandas salariales efectivas que
amenazarían con la semiparálisis del aparato productivo y la estabilidad política
del sistema "democrático" en numerosos países del mundo.[24]
Que los EE.UU. puedan apelar
a este medio, es una posibilidad previsible, pero no antes de que estalle la
próxima gran crisis económica internacional sincronizada. En efecto:
<<El hecho de endeudarse y pagar en el mercado mundial con
su propia moneda nacional le da a la porción nacional del capital social (norteamericano) la posibilidad de salir airoso en el momento
en que la ficción se agote: va a haber recibido una masa de mercancías que va
a poder pagar finalmente emitiendo alegremente sus propios signos de valor.
Pero esto no lo puede hacer sin ton ni son mientras pueda reproducir la ficción
de su solvencia. Como bien lo señalan ustedes, financiar el déficit público
mediante la simple emisión de dólares cortaría la cadena. Por eso, una emisión
explosiva sólo puede realizarse como forma concreta de una crisis de superproducción
general manifiesta. La política de déficit público declarado y las perspectivas
bélicas pueden estar mostrando que efectivamente se avanza hacia la crisis manifiesta. (...) De desencadenarse una crisis violenta de superproducción general (para
la cual se viene acumulando presión por un tiempo sin precedentes en la historia),
es posible que USA haga una especie de “paga dios”, emitiendo dólares para cancelar
todas sus deudas. Y ésta podría ser la forma concreta con que se generara, por
primera vez en la historia, una moneda de base internacional para el mercado
mundial.>> (Íñigo Carrera: "Carta al GPM" 11/01/03. Lo entre paréntesis es nuestro)
Los compañeros del BIPR han
creído verse confirmados en la especie de que los dólares inflacionarios presuntamente
emitidos por la Reserva Federal, canalizan plusvalor creado en el resto del
mundo hacia USA, por simple hecho de que esta especie es compartida por "algunos
economistas norteamericanos". Y no son pocos los que, como el BIPR, sin
ser economistas ni norteamericanos, se han sumado a esta fantasía económica.
Entre ellos el señor Walter Moore, adcripto al movimiento antiglobalización
que actúa en los medios intelectuales latinoamericanos. Este sociólogo ha hecho
suyo que en USA se emiten dólares inflacionarios a un ritmo del 17% anual medido
en términos de lo que crece el PBI en ese país:
<<Si comparamos este nivel de crecimiento de la emisión con
el crecimiento del PBI norteamericano que escasamente supera el 3% anual, vemos
que la emisión de dólares sin respaldo alcanza al 14%.>> (W. Moore: Op. Cit.)
Según cifras de la Federal Reserve
para el año 2001, el aumento
del circulante correspondió a U$S 48,1 billones (o sea, millones de millones)
y la variación del PBI a precios corrientes fue de U$S 10.197,7 billones, o
sea que la emisión monetaria adicional equivalió al 0,47% del PBI, bastante
menos del 14% calculado por el señor Lybdon B. Larouche vaya a saber sobre qué
fuentes. Tal vez, LaRouche y Moore hayan querido referirse al aumento del circulante
respecto de sí mismo -que, en 1999 fue del 17,7%- y no respecto del PBI (que
en 1999 aumentó el 4,09%). Pero este aumento del circulante fue seguido al año
siguiente por una reducción del 3%, arrojando en el promedio de los dos años
el 7% correspondiente a la tasa con que viene creciendo normalmente. Ver las
cifras en el cuadro, al final.
Al mismo tiempo, este aumento de los billetes
en circulación viene compensando la contracción en la masa de dinero a crédito
(el saldo de las cuentas a la vista), con lo cual (si no ha cambiado la velocidad
de circulación monetaria como medio de cambio y como medio de pago)[25] el aumento anual en la circulación total en
promedio del último decenio (1,8% anual), ni siquiera ha alcanzado a igualar
al aumento en el nivel general de precios al consumidor (2,6%). Este incremento
del 1,8% se corresponde con el aumento de los precios implícitos en el PBI (precios
promedio de la economía), que crecen menos que los del consumidor (2,0%). Aquí
falta todavía considerar la expansión en el volumen de la producción social
(3,4%), que requiere una masa de circulante adicional equivalente a este último
porcentaje.
De acuerdo con estos datos de la Federal
reserve, no se trata, pues, de que habiendo presuntamente acabado "la época de realización de abundantes ganancias y super
ganancias apoyándose en la mayor fuerza de su aparato industrial", y no pudiendo desacostumbrarse al hedonismo más desenfrenado,
los USA hayan decidido hipotecar el sistema burgués a una orgía inflacionaria
de dólares con fines especulativos, para seguir practicando la máxima epicúrea
del "comamos y bebamos que mañana moriremos", tal como parece sostener
el BIPR.
En este sentido, el argumento de que el
alza de las tasa de interés durante la segunda mitad de los años 70 fue lo que
cambió la orientación de los capitales norteamericanos hacia la especulación,
tampoco responde a la verdad, porque esas tasas fueron negativas, beneficiando
al capital industrial en perjuicio del utilizado para préstamos a interés, como
así surge en el cuadro de la comparación entre la tasa de interés real y la
tasa de ganancia de las corporaciones no financieras.
Decir que la época en que EE.UU.
podía "apoyarse en la mayor fuerza de su aparato industrial" ya ha
pasado, pero que todavía tiene la posibilidad de seguir medrando parasitariamente
gracias a que su moneda sigue siendo el medio general de cambios y pagos internacionales,
es una contradicción en sus propios términos, porque el hecho de que las demás
monedas deleguen en el dólar la representación de equivalente general internacional
no depende de consideraciones subjetivas o políticas sino de su capacidad para
representar los más altos valores de producción nacional. De hecho, el llamado
sector industrial (que en realidad es sólo una parte del capital industrial)
de USA, sigue siendo de lejos el mayor del mundo. En este sentido, la creación
del euro y su peso específico en el mundo, expresa mucho más que la pretensión
subjetiva o política de reemplazar al dólar. Es el resultado de la formación
de un nuevo ámbito específico de acumulación de capital, que pasa a fungir como
un espacio económico nacional con un volumen físico y una escala de producción
requerida hoy día para participar activamente en la formación de la tasa general
de ganancia.
http://www.nodo50.org/gpm
apartado de correos 20027 Madrid 28080
e-mail: gpm@nodo50.org
[23] Esto no significa que
los grandes capitales se abstengan de participar en los juegos de especulación.
En virtud de su capacidad para modificar en determinados momentos propicios
las cotizaciones, son ellos quienes, en última instancia, cumplen en ese mercado
de sustitución la tarea de centralizar los capitales fragmentarios. Pero una
vez que la burbuja financiera revienta o se desinfla dando cuenta de sus fragmentos
menores, el capital global prosigue el proceso de centralización entre sus
fragmentos mayores. Respecto del manejo del sistema de pensiones esto sucede
cuando frente al descenso generalizado en la cotización bursátil, las empresas
que los han administrado para ampliar sus propios negocios, se ven ante la
imposibilidad de hacer frente a sus compromisos con los pensionistas propietarios
de esos fondos. Sobre esto último se están dando múltiples ejemplos, el último
de ellos después de la "General Motors", "Ford", SBC,
Boeing o Enrom, es el de la multinacional norteamericana de las telecomunicaciones
"WorldCom". Según la consultora Merrill Lynch, hasta 346 fondos
de firmas de este país (un 75% de los componentes del Stadard & Poor's
500) corren el riesgo de no tener suficiente dinero para afrontar sus compromisos
con los partícipes a raíz de la caída de las acciones de compañías en las
que han invertido. En total, a los fondos de pensiones podrían faltarles 640.000
millones de dólares. Una cifra que contrasta con los superavits de 2000 y
2001 situados en 215.000 y 500 millones respectivamente.
[24] Al día siguiente del Golpe militar de Videla, el 24 de marzo de 1976, durante su discurso de investidura como flamante ministro de economía de la Dictadura, el terrateniente y político liberal Martínez de Hoz justificó la interrupción del proceso "democrático" diciendo que el país "no podía soportar por más tiempo una situación en la que, por ejemplo, un litro de soda costara más que un litro de gasoil"
[25] Como es sabido, con cada aumento en la velocidad de circulación del dinero, cada unidad monetaria cubre un número mayor de operaciones, con lo cual disminuye la masa necesaria del dinero en circulación.