08.
Guerra de Irak en 2003
<<Al señor George
W. Bush Jr.
se le nota que no ha dejado de ser un "cowboy", hecho al sentido
común entre los norteamericanos de que la lucha política entre países se
concibe y explica como los conflictos interpersonales, y se resuelve según
el maniqueísmo y la barbarie bélica que inspiran casi todas las películas del
Far West, fabricadas por la industria cinematográfica de Hollywood, donde la
vida humana que no es "de los nuestros" no vale nada, y el éxito
fundado en la violencia del más fuerte y hábil lo es todo. Como es sabido, en
todas esas historias hay una secuencia argumental invariable que acaba cuando
los "buenos" matan a los "malos". Aunque desprovista de la
parafernalia vaquera, esta filosofía de la vida en sociedad ha sido extendida a
buena parte del mundo por la filmografía norteamericana moderna, la del género
"de acción" protagonizada por actores al estilo de Arnold
Swartzenaguer
y demás energúmenos seguidistas en la gran pantalla>>. (http://www.nodo50.org/gpm/guerra2001/05.htm).
En aquél momento, unida en la estrategia común de romper el
monopolio político del Estado nacionalista irakí sobre la explotación del
trabajo social de ese país basada en la industria del petróleo, la burguesía
internacional pudo neutralizar más fácilmente a sus clases subalternas, porque
los asalariados aparecimos divididos entre los movimientos pacifista y
antiimperialista, ambos de raíz ideológica pequeñoburbuesa, reivindicando cada
uno de ellos dos ideas políticas contradictorias: la idea genérica y abstracta
de la paz, exigiendo respetar el principio de no intervención a los dos bandos,
y la idea (minoritaria) del antiimperialismo "consecuente", inspirado en
la simpatía hacia los países capitalistas más débiles, que tomaron
partido por el régimen irakí.
En aquél momento las clases subalternas hemos aparecido
unidas en la común idea pacifista expresada en el "no a la guerra"; y
esto, desde la perspectiva histórica de los intereses de la humanidad, es un
paso adelante. No por el hecho de que el movimiento se haya unificado en esa
idea, sino porque hay en él un elemento de racionalidad revolucionaria que
trasciende o traspasa las apariencias jurídicas y morales como justificación de
los hechos políticos manifiestos. Justamente porque, esa vez, el velo de tales
apariencias ha sido desgarrado por quienes deberían cuidar que siempre se
interponga entre los explotados y la verdad de los hechos históricos,
permitiendo a los revolucionarios cumplir la necesaria tarea de esclarecimiento
con toda eficacia. Que las masas hayan entendido y expresado que esa fue una
"guerra por el petróleo", no lo dice todo, ni siquiera lo más
esencial, pero sin duda va a su encuentro.
Tratándose de un país asentado sobre las segundas mayores
reservas petrolíferas del mundo —en ese
momento 200.000 millones de barriles, probablemente más que
las disponibles por Arabia Saudí—, el hecho de estar fuertemente
determinado por la ideología nacionalista burguesa, en caso de ganarse la
voluntad política de otros países productores como Siria, Venezuela, Libia o
Méjico, la burguesía Irakí bien podía inducir en cualquier momento una crisis
de abastecimiento tratando de aumentar los precios del crudo según la
exigencias de sus intereses particulares, poniendo en peligro la continuidad
del proceso de explotación capitalista colectivo a escala mundial.
Y el caso es que Sadam Hussein no sólo llegó a eso, sino a
más y en solitario. Lo demostró invadiendo Kuwait en 1990, porque a través de
quienes fueran sus aliados en la OPEP (Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí),
los USA se negaron a aceptar la petición irakí de subir el precio del petróleo
hasta 26 dólares/barril, para compensarle por el costoso servicio prestado de
haber ahogado en sangre la revolución iraní, y que para ello debió convertir a
su ejército en el más poderoso del cercano oriente. Una reciprocidad
compensatoria que las fracciones del capital en manos de los integristas
islámicos de la zona, no estuvieron dispuestos a conceder. Pero en 2003 sí que
toleraron lo que hizo la coalición angloamericana con Irak. ¿Quién dijo que “el
capitalismo es la sociedad del engaño y el pillaje mutuo?. Lo hicieron bajo el falso pretexto de que ese país poseía
“armas de destrucción masiva”, tal como finalmente
semejante falsificación de la verdad se
pudo demostrar,
aunque sin poder evitar que durante los últimos años, Irak se convirtiera en
uno más de los tantos Estados
fallidos del Planeta, conocido como Estado
Islámico de Irak y el Levante. Un claro síntoma de la
tendencia creciente a la descomposición terminal del sistema capitalista.