Medio Ambiente y Seprona peinan la provincia en busca de cebos envenenados  
   
Las patrullas especiales han investigado 69 posibles delitos desde el año 1998.
El uso de veneno en el campo está penado con multas de entre 6.000 y 60.000 euros
 
(La Verdad de Albacete, 16 de mayo de 2004)

DOLORES CARCELÉN/ALBACETE

La colocación de cebos envenenados en el campo es ilegal y se pena con multas de entre 6.000 y 60.000 euros. Además, se trata de una práctica inefectiva que lo único que consigue es dar una muerte horrible al animal que cae en la trampa. Sin embargo, aún existen personas en la provincia capaces de actuar en la clandestinidad y sembrar los campos de estas sustancias.

La situación ha llegado hasta tal punto que, desde hace dos años, existen las patrullas antiveneno, formadas por agentes medioambientales de la provincia y el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), con la colaboración del Centro de Recuperación de la Fauna Salvaje. Desde 1998, los agentes han investigado un total de 69 supuestos delitos.

Inefectivo

El uso de cebos envenenados es una práctica ilegal y de efectividad totalmente nula, ya que los dueños de los cotos de caza suelen recurrir a este sistema para acabar con los zorros y lo único que consiguen es dañar a especies protegidas. Y el peligro va más allá. Al envenenar a un animal, éste entra en la cadena alimenticia sirviendo de sustento a otros seres vivos, por lo que no hay que descartar que la amenaza llegue al hombre.

Representantes del Servicio del Medio Natural de Albacete, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, explicaron a este diario que uno de los grandes problemas a la hora de detener a estos 'delincuentes' es que no hay trabas contra la obtención de los venenos, situación que cambiará en breve con una nueva normativa comunitaria. Hoy en día, los venenos se adquieren como productos fitosanitarios que se utilizan en la agricultura con enormes cantidades de agua y que los infractores cogen sin diluir para preparar sus trampas.

Cabe señalar que los 69 casos de envenenamiento denunciados en los últimos seis años se localizaron fundamentalmente en Hellín, Almansa y Albacete, zonas de caza menor. La voz de alarma la suelen dar los agentes medioambientales, el Seprona, particulares, cazadores y la Sociedad Albacetense de Ornitología.

Asimismo, los estudios del Servicio del Medio Natural demuestran que los casos de veneno aumentan durante los meses de marzo, abril y mayo, porque se ha cerrado la veda y los perros están por tanto a salvo.

Los cebos suelen ser huevos o trozos de pollo a los que se espolvorea aldicarb o carbufuranos, sustancias que pueden también perjudicar al hombre con solo tocarlas.

Al final, este cazador furtivo, cuyo objetivo suele ser matar a los zorros, acaba con las ginetas y las águilas perdiceras, especies protegidas, lo que desemboca en un grave delito ecológico. Además, no hay que olvidar que hay métodos legales para controlar a los predadores y cada vez hay más medios para descubrir al autor de los cebos envenenados.

La muerte por envenenamiento es, según explicaban responsables del Servicio del Medio Natural, «espantosa, porque el animal sufre muchísimo». El cadáver de una especie envenenada muestra quijada rígida, músculos agarrotados y, en ocasiones, sangre y espuma.

Ante cualquier indicio, ya se trate de un cebo o de un animal envenenado, la persona que lo encuentre debe llamar al Centro de Recuperación de la Fauna Salvaje y, bajo ningún concepto, deberá mover al animal o entrar en contacto con el veneno.

Para denuncias aI Centro de Recuperación de la Fauna Salvaje: 967 52 02 62.

 
 
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