La Cámara Federal de La Plata, incorporó al Juicio
por la Verdad la documentación presentada por la periodista
alemana Gabriela Weber que incluye un informe de la empresa
alemana Mercedes Benz. Estos nuevos datos revelan que el entonces
ministro de trabajo, hoy canciller, Carlos Ruckauf solicitaba
"la eliminación de los subversivos de la fábrica".
El texto indica que dicha misiva fue enviada en oportunidad
de un conflicto gremial en esa empresa que comenzó
cuando gobernaba Isabel Perón, y que concluyó
ya durante el régimen militar con el descenlace de
14 trabajadores desaparecidos. La información aportada
salpica también a José Rodríguez, entonces
secretario general de SMATA, y revela su complicidad con las
grandes empresas para eliminar a los trabajadores que plantaban
cara a su manejo burocrático y pro-empresarial del
sindicato. Rodríguez parece tener poca memoria y no
recuerda lo sucedido entonces "porque pasó mucho
tiempo y no recuerda los detalles". El año pasado
el ex dirigente del SMATA fué citado para declarar
por la desaparición del operario Esteban Reimer, que
formaba parte de la comisión interna de la fábarica.
En este caso, el ex obrero de la Ford Pedro Troiani afirmó
que Rodríguez "sabía muy bien que había
gente desaparecida".
El informe de la empresa automotriz se refiere a un conflicto
laboral, de octubre de 1975, que terminó con el despido
de 115 trabajadores que habían impulsado el paro. Entre
los documentos entregados por Weber hay una carta del 19 de
mayo de 1976 firmada por el entonces presidente de la casa
matriz en Stuttgart, Hanss-Martin Schleyer. A ella adjuntaba
un informe de la filial argentina que señalaba: "Los
despidos mencionados eran pedido urgente del entonces ministro
de Trabajo y de la dirección de SMATA, que ha pedido
más despidos todavía. La actuación de
la dirección (sic) de la empresa Mercedes Benz Argentina
aclara que quería apoyar el esfuerzo del ministro de
Trabajo y SMATA de eliminar elementos subversivos de las fábricas".
Aquella misiva estaba dirigida al titular de la Federación
Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas
(FITIM), Eugen Loderer. Rodríguez tenía activa
participación en esa Internacional.
"Los 14 obreros desaparecidos de la planta de Mercedes
Benz de Cañuelas estaban en aquella lista de despidos.
Yo hablé por lo menos con familiares de nueve o diez
de ellos y me dijeron que era así", dijo la alemana
Gabriela Weber quien viene investigando las desapariciones
en la Mercedes Benz desde hace años y ayer dio su testimonio
por segunda vez. "Aquellos operarios secuestrados, además,
formaban y/o estaban alineados con la comisión interna
opositora con el gremio SMATA", agregó en sus
declaraciones a la periodista Irina Hauser del diario porteño
"Página 12".
En aquellos años, numerosas empresas actuaron coordinadamente
a través de sus directivos o gerentes de personal con
organismos policiales, de inteligencia militar y en muchos
casos contaron con la abierta complicidad de dirigentes sindicales.
Entre ellos hubo intercambio de información, fueron
señalados los trabajadores que formaban agrupaciones
combativas o que se sospechaba que simpatizaban con ellas.
La utilización de la palabra "elminación",
no fué un eufemismo. Muchas veces el despido arbitrario
no fué suficiente para estos sectores y recurrieron
a proporcionar listas a los organismos "de seguridad",
que actuando de manera abierta o clandestina secuestraron,
torturaron y asesinaron a cientos de trabajadores.
En no pocos casos, bandas de matones o guardaespaldas de los
sindicatos, fueron ejecutores de estos operativos, muchos
de ellso con la firma de la "Triple A". Para ello
contaban con respaldo,protección e impunidad policial
y militar.
"Rodríguez tenía en ese entonces dos frentes
de conflicto. Uno era con aquella comisión interna
disidente, y del otro lado lo tenía a Lorenzo Miguel",
describió Weber . Pero él quería mostrarse
como único representante y tenemos documentos bien
interesantes que demuestran que semanas antes del golpe del
'76 usó su carácter de vicepresidente de la
FITIM para pedir a la casa matriz de Mercedes Benz que ordenara
a sus gerentes que dejaran de negociar con la comisión
interna. El mismo había pedido la intervención
estatal de la empresa con el argumento de que los trabajadores
estaban influidos por la subversión. La misma carta
de Schleyer que presenté dice: 'para demostrar las
relaciones entre SMATA y Mercedes Benz Argentina hay que decir
que el interventor sindical trabajaba hasta el cambio del
gobierno en marzo de 1976 en una oficina que fue puesta a
su disposición en la casa central'", relató
la periodista. Estos datos, aunque no pueden sorprender, confirman
documentalmente la responsabilidad de Ruckauf en alentar represión
y asesinatos y el carácter de "buchón"
del veterano dirigente sindical y peronista José Rodríguez.
La periodista alemana considera que "está clara
la complicidad que existía entre Rodríguez y
la empresa, mientras Ruckauf evidentemente actuaba desde el
Ministerio de Trabajo". Entre los documentos que entregó
a la Cámara Federal de La Plata algunos mostrarían
que "FITIM pagó en 1977 79.798 francos suizos
a SMATA para abrir una oficina suya en Buenos Aires, incluido
el salario anual del secretario general de SMATA y su suplente
de la UOM, por 56.880 francos", según explicó
la investigadora. "También se preveían
sumas para los años siguientes", añadió.
"Incluso hay otro informe de FITIM que señala
gestiones con los militares, ya durante la dictadura, quienes
autorizan a Rodríguez a seguir con su trabajo internacional",
informó Weber. Y recordó que a fines de julio
declaró David Filk, ex director comercial de Mercedes
Benz y dijo que "Rodríguez recibía dinero
de la empresa".
Los únicos dos sobrevivientes entre los operarios de
la empresa que fueron secuestrados y torturados durante la
dictadura, Juan José Martín y Héctor
Ratto, señalaron ya el año pasado la complicidad
de la Mercedes Benz en la desaparición de sus compañeros.
Ambos relataron ante la Cámara de La Plata cómo
fueron detenidos y torturados en dependencias de la policía
bonaerense. En Nuremberg, la Justicia investiga el rol que
jugó un ex gerente de la fábrica en los crímenes.
El juicio que se sigue en La Plata busca conocer qué
ocurrió con las víctimas y los victimarios.
Ante los camaristas platenses el año pasado Weber recordó
que "el Ejército argentino era el principal cliente
de Mercedes, ya que les compraba los camiones Unimog".
Entre la documentación que acercó ayer a la
Justicia, incluyó las respuestas que la casa matriz
remitió a la fiscalía de Nuremberg. La periodista
concluyó afirmando que "ninguna pregunta fue contestada".
A esta información se suma la que proviene de París
Francia, donde se revela que el juez francés Gérard
Caddeo, envió a la policía al aeropuerto para
que entregaran una citación al canciller Ruckauf -apenas
llegó a ese país - para que declare en la cusa
por "secuestro y tortura" del desaparecido librero
y periodista Maurice Jeger. Varios jueces franceses están
cansados ya de enviar exhortos al gobierno argentino solicitando
que presten declaración funcionarios gubernamentales
que están implicados en desapariciones, torturas o
asesinatos de ciudadanos franceses durante la dictadura militar
sin obtener respuesta. Maurice Jeger se radicó en Argentina
cuando tenía 14 años. Desapareció en
1975 en Tucumán junto con su esposa embarazada, cuando
tenía 36 años. Ambos fueron vistos después
en la llamada "Escuelita de Famaillá", un
lugar clandestino de detención.
La defensora de los derechos de los familiares de Maurice
Jeger alega la responsabilidad que le cabe a Ruckauf como
firmante de los decretos que disponían "la aniquilación
de los subversivos" en todo el país. Agregó
que como Ruckauf era también miembro del Consejo de
Defensa, su testimonio reviste importancia para conocer lo
que ocurrió en esos trágicos episodios represivos.
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