Para organizar mi comunicación y exponer con claridad el marco
global de la situación que hoy afecta al Patrimonio Cultural de la
Humanidad, creo que he de remontarme a los orígenes de la actual
situación. Voy, por tanto, a hacer los siguientes apartados:
1. Los daños derivados de la guerra y los sucesos inmediatos.
2. El inicio del saqueo como consecuencia directa de la situación
política artificialmente sostenida por el Consejo de Seguridad (CS)
de Naciones Unidas (NNUU) y la penuria creciente causada por el bloqueo.
3. Balance de los efectos sobrevenidos sobre el Patrimonio Cultural
de la Humanidad.
1. Daños derivados de la guerra y los sucesos inmediatos
Desde los años de su constitución, la República
de Iraq cuidó denonadamente los aspectos culturales de su población.
Uno de los esfuerzos más evidentes, al par que la escolarización
de todos los niños y la construcción y mejora de las universidades,
sería el enorme esfuerzo de restauración de su patrimonio
monumental y la creación de museos y bibliotecas en todas las provincias
del país. El estado de esa infraestructura en el año 1991
era asimilable al de cualquier país desarrollado, y los cuadros de
especialistas activos para atenderla muy nutridos y con la ilusión
que sólo un país joven conoce. Pero la guerra y la situación
inmediatamente posterior ha roto ese marco.
Los bombardeos aéreos realizados con respaldo del CS y NNUU,
así como los movimientos de tropas de la coalición en el sur
del país, afectaron gravemente a muchas zonas monumentales, museos
y yacimientos arqueológicos. Los daños más evidentes
por actos de la aviación aliada sobrevinieron en la ciudad de Basora,
considerada como una retaguardia del Ejército iraquí de operaciones
en la zona meridional, por lo que sufrió el poder de fuego de la
coalición, que destruyó monumentos como las mezquitas de Al
Kawaz y Al Maaqal entre otros; contra lo que propagaba una información
manipulada, no hubo el menor esfuerzo por limitar daños innecesarios
y sí la voluntad de minar la resistencia y el ánimo de la
población. En la misma región, los movimientos de tropas aliadas
llegarían a afectar lugares tan emblemáticos como Ur y su
zigurat, afectado por el fuego de artillería. Pero no fue el único
lugar. Además, La Dirección General de Antigüedades denunciaría
ante NNUU los actos cometidos por soldados aliados en la misma Ur y en Tell
El Lahm. Más al norte, la capital, Bagdad, sufrió igualmente
los daños derivados de los bombardeos que no sólo destruyeron
los puentes de la ciudad, sino que también afectaron a edificios
históricos -como la Mustansiriya del siglo XIII o la mezquita de
Kaplannya- y museos, como el Museo Arqueológico -el Iraq Museum,
uno de los más importantes del mundo en su especialidad. En otras
ciudades y monumentos también se produjeron daños de consideración
como en Mosul -donde se destruyeron distintos edificios en el barrio histórico
cercano al alminar de Hadba y las iglesias de Tahira y Mar Yusef- y otros
lugares.
Pero decretado el alto el fuego, los males no habían terminado
y como consecuencia de los conflictos abiertos y apoyados por la coalición
aliada en el sur y en el norte, los daños y los saqueos de museos
y bibliotecas se multiplicarían. Quisiera destacar que todos estos
hechos, en sí, no son más graves que los ocasionados por cualquier
otra guerra. Son, en sí mismos, fruto de la guerra. Lo escandaloso
es que esta guerra innecesaria se haya hecho nombre y bajo el patrocinio
de NNUU y el CS, que apoyándola y manteniendo después el bloqueo
que denunciamos y el silenciamiento de la tragedia sobrevenida al pueblo
iraquí ha perdido su base moral y su prestigio institucional.
Acabada la guerra y tranquilizada la situación de conflictos
internos inmediatamente sobrevenida, La Dirección General de Antigüedades
de Iraq remitió a la UNESCO una larga relación de lugares
dañados o saqueados que precisaban la ayuda de los organismos internacionales
para su salvación. La relación de la misma es obligada una
vez más:
1. Lista de museos dañados:
- Museo de Iraq, restauración y reordenación de materiales.
- Museo Panorama de Qadisiya, inmediata restauración.
- Museo de Basora, restauración y recuperación de fondos.
- Museo de Maysan, reconstrucción, restauración y reposición
de fondos.
- Museo de Nasiriya, restauración y reposición de fondos.
- Museo de Qasidiya, restauración y reposición de fondos.
- Museo de Kufa, reconstrucción, restauración y reposición
de fondos.
- Museo de Kirkuk, reconstrucción, restauración y reposición
de fondos.
- Museo Etnográfico de Kirkuk, reordenación.
- Museo de Mosul, restauración parcial.
- Museo de Dohuk, restauración y reposición de fondos.
- Museo de Arbil, restauración y reposición de fondos.
- Museo de Suleimainiya, restauración y reposición de
fondos.
En total, trece museos afectados por la guerra y sus consecuencias.
Y si una gran parte de las restauraciones han sido hechas con los escasos
medios disponibles por los técnicos iraquíes -pues ninguna
ayuda ha sido arbitrada-, el problema mayor de la reposición de los
fondos sigue sin solucionarse.
2. Bibliotecas destruidas:
- Biblioteca del Museo de Basora.
- Biblioteca del Museo de Maysan.
- Biblioteca del Museo de Kirkuk.
- Biblioteca del Museo de Kufa.
- Biblioteca del Museo de Arbil.
- Biblioteca de Jacobs Sarkis en el Museo de Kirkuk.
3. Saqueo total de fondos museísticos.
Todas las antigüedades de los museos siguientes, fueron robadas
y casi en su totalidad han ido a parar al mercado clandestino de obras de
arte de Europa, Estados Unidos y otros países:
- Todos los fondos del Museo de Basora.
- Todos los fondos del Museo de Maysan.
- Todos los fondos del Museo de Kirkuk.
- Todos los fondos del Museo Etnográfico de Kirkuk.
- Todos los fondos del Museo de Kufa.
4. Saqueo parcial de fondos museísticos.
Por la misma vía ha desaparecido una gran parte de los fondos
de los siguientes museos:
- Museo de Qadisiya.
- Museo de Dohuk.
- Museo de Suleimainiya.
- Manuscritos depositados en el Museo de Kirkuk.
5. Sitios históricos y yacimientos afectados por los bombardeos.
La lista termina con un catálogo de 8 monumentos y yacimientos de
la mayor importancia afectados en Bagdad, Basora, Mossul, Nimrud y Ur; 8
zonas o edificios históricos dañados en Mossul y Bagdad y
3 áreas de interés histórico en Arbil, Kirkuk y Maysan.
Deseo destacar que la lista oficial entregada en principio por las autoridades
culturales iraquíes a la UNESCO no mereció una investigación
propia del organismo, que se plegó al silencio decretado por el CS
y sus aliados, al bloqueo de la información y a la manipulación
de la verdad histórica. La lista de daños no fue en absoluto
hinchada. Sus datos fueron refrendados por observadores independientes y
publicados en las páginas de revistas como The Art Newspaper
(del 9 de junio de 1991), la francesa Archeologia (número
247, de 1991) y la prensa alemana. Igualmente, una gran parte constatada
por mi, que como testigo directo refrendo el testimonio de los informes
oficiales como consecuencia de mis visitas profesionales realizadas a Iraq
en verano de 1992 y diciembre de 1994.
2. El inicio del saqueo como consecuencia directa de la situación
política y las sanciones
Una de la más perniciosas consecuencias del bloqueo decretado
por el CS de NNUU contra el pueblo iraquí, es la destrucción
lenta y progresiva de su patrimonio histórico que es, al fin y al
cabo, patrimonio de todos y patrimonio de la Humanidad. La carencia absoluta
de medios técnicos y el hambre real establecida, por encima de los
esfuerzos de las autoridades por defender a su población, quiebran
los principios de integridad y rompe todas las seguridades.
En los primeros años de la posguerra y el bloqueo, las autoridades
culturales iraquíes requirieron la ayuda de la UNESCO y la INTERPOL
para recuperar los más de cuatro mil objetos desaparecidos de los
museos iraquíes y encaminados en su mayor parte hacia el mercado
clandestino de antigüedades de los países más desarrollados.
Ante la falta de cooperación real y de resultados, agravado con el
silencio de los medios de difusión y de la indefensión por
tanto de las víctimas del saqueo -el pueblo iraquí, la Humanidad
de buena voluntad-, la Dirección General de Antigüedades de
Iraq, con el apoyo de la Universidad Kokushikan de Tokyo convocó
entre los días 10 y 14 de diciembre de 1994 un encuentro en Bagdad
de distintas autoridades científicas, para analizar el problema.
Estuvieron allí presentes los profesores Dr. Hideo Fujii, Profesor
y Director del Institute for Cultural Studies of Ancient Iraq de
la Universidad Kokushian de Tokyo; Dra. Erica Hunter, de la Universidad
de Cambridge; Dr. Nicholas Postgate, del Trinity College, de Cambridge;
Dr. John Curtis, del British Museum; Dr. Leri Glynne Davis, de la
British School of Archaeology in Iraq; Dr. McGuire Gibson y Dra.
Augusta MacMahon, del Instituto Oriental de Chicago; Dra. Elisabeth Stone,
de la State University de New York; Dr. Michael Müller Karpe,
del Römisch-Germanisches Museum de Main am Rhein; Dr. Peter
Miglus, Instituto de Arqueología Oriental de la Universidad de Munich;
Dr. Hermann Gasche y Dr. Michel Tanret, de la Universidad de Gante; Dr.
Giorgio Gullini, de la Universidad de Turín; Dr. Helga Piesl-Trenkwälder,
de la Universidad de Innsbruck; Dr. Rauf Munchaev, de la Academia de Ciencias
de Moscú; además de yo mismo y otros colegas de las Universidades
de Roma La Sapienza, Tokyo y Turín.
La Conferencia reunida con todos estos especialistas, de reconocido
prestigio internacional y procedentes de países muy distintos, bien
alejados de las controversias políticas y desde luego inasequibles
a los condicionamientos interesados o cualquier tipo de manipulación,
verificó la realidad de las pérdidas sobrevenidas en el patrimonio
cultural del país tanto en
a) museos, con las piezas catalogadas:
- 240 objetos robados en el museo de Dohuk,
- 748 objetos robados en el museo de Kirkuk,
- 484 manuscritos robados en el museo de Kirkuk,
- 198 objetos robados en el museo de Kufa,
- 94 objetos robados en el museo de Qadisiyah,
- 723 objetos robados en el museo de Misan,
- 947 objetos robados en el museo de Basora,
- 22 objetos robados en el museo de Suleimainiya,
- 74 objetos robados en el museo de Wasit,
- 30 objetos robados en el museo de Assur,
- 4 objetos robados en el museo de Sinyar;
b) como en distintos lugares: sustracción de estatuas y relieves
en Hatra y Nimrud. Igualmente, excavaciones clandestinas en una docena de
yacimientos, algunos de la mayor importancia, como en la ciudad sumeria
de Umma, donde un grupo de saqueadores clandestinos excavó un archivo
de tablillas cuneiformes, muchos de cuyos textos han sido denunciados en
el mercado clandestino de antigüedades.
La Conferencia constató la necesidad urgente de contar con unos
referentes seguros, distribuidos internacionalmente, para poder reclamar
policial o judicialmente la devolución de las antigüedades o
la restitución de bienes culturales ilegalmente conseguidos e ilegalmente
sacados de Iraq para ser introducidos en el mercado clandestino de antigüedades.
Como resultado de estas iniciativas y las actividades que llevaron a la
constitución de la conferencia, existen actualmente tres publicaciones
que relacionan objetos controlados por su procedencia del saqueo de museos
oficiales:
a) La de McGuire Gibson y A. McMahon, Lost Heritage. Antiquities
Stolen from Iraq's Regional Museums, Chicago, 1992, que relaciona cientos
de objetos sustraídos a los museos de Basora, Kufa, Dohuk, Kirkuk,
Misan, Qadisiya y Sulaimainiya;
b) la de H.D. Baker, R.J. Matthews y J.N. Postgate, Lost Heritage.
Antiquities Stolen from Iraq's Regional Museums, Londres, 1993, que
en sus 153 páginas relaciona centenares de piezas culturales de la
más variada procedencia; y
c) la de H. Fujii y Oguchi, Lost Heritage. Antiquities Stolen from
Iraq's Regional museums, Tokyo, 1996, que recoge en sus páginas
una nueva cantidad de piezas sustraídas y la relación de 364
manuscritos de gran valor.
Los acuerdos de la Conferencia y la voluntad de los científicos
comprometidos obligaron a la UNESCO a salir de su silencio y publicar en
mayo de 1995, una llamada de su Director General [Mayor Zaragoza] a que
los países signatarios de la Convención sobre tráfico
ilícito de bienes culturales de 1970, cumplan con lo allí
firmado. En carta de 6 de abril de 1995, el Director General de la UNESCO
mostraba su interés y preocupación por el saqueo del patrimonio
cultural de Iraq, pero al tiempo recordaba que la mayor parte de los estados
con importantes mercados de antigüedades, no son signatarios de la
convención de 1970. Si bien, lo más sorprendente de la carta
del Director General de la UNESCO no era esa preocupación -por otra
parte presumible en razón de su cargo-, sino la reconvención
que hacía escribiendo que "los países de origen de las
antigüedades sustraídas continúan teniendo la responsabilidad
mayor en tomar todas las medidas posibles en impedir las excavaciones clandestinas.
Y que siendo la UNESCO una organización intergubernamental, donde
los estados miembros no tengan voluntad de controlar el mercado clandestino,
la organización tiene una influencia limitada".
3. Balance de la situación actual
Las palabras del Director General de la UNESCO nos llevan necesariamente
a nuestro último punto. La triste situación del patrimonio
cultural de la Humanidad en Iraq en un resultado más del feroz bloqueo
alentado por el CS NNUU, si no mantenido de buena gana por todos, si cobardemente
consentido.
La imposibilidad de mantener relaciones estables institucionales y el
cierre hermético de las fronteras no sólo daña la salud
de los habitante de Iraq, precipita la muerte de sus enfermos y ancianos
y deja en la indefensión más absoluta a los niños y
a los más débiles. También extiende un manto de silencio
cómplice -porque las grandes cadenas de información y las
agencias de noticias internacionales saben del desastre en todos sus niveles-,
una embarazosa vergüenza que ya nos afecta a todos.
La continuación del bloqueo auspiciado por el CS sirve además
de pantalla protectora de los traficantes internacionales de obras de arte
y antigüedades arqueológicas, para permitir la continuación
del saqueo de bienes culturales de la Humanidad y para impedir a las autoridades
iraquíes la capacidad de ejercer eficazmente en medios humanos y
materiales y en iniciativas internacionales, la defensa eficaz del patrimonio
que la historia ha dejado en sus manos a lo largo de los siglos.
Por tanto, de ningún modo se pueden considerar responsables del
saqueo y el deterioro a las autoridades culturales iraquíes, que
se ven constreñidas a una parte de su propio país, sin posibilidad
de defender la memoria de los siglos en su propia tierra, que han perdido
ya la capacidad de mantener una estructura de defensa del patrimonio adecuada,
que carecen incluso de material fotográfico para documentar el desastre
adecuadamente, y que condenadas al silencio por el cierre de fronteras,
tienen que recurrir a terceros, a nosotros mismos, para que su voz y su
protesta sea oída.
Yo creo que, aunque culpables, de ningún modo son responsables
por completo de las excavaciones clandestinas o los robos actuales el campesino
hambriento o el guardián desleal de un yacimiento, porque de su hambre
o de su desesperación es responsable el CS. Como considero que este
mismo organismo es responsable del saqueo de los museos provinciales habidos
en los últimos días de la guerra, y de impedir con su bloqueo
la restauración de las condiciones que haga posible la recuperación
de una parte valiosísima de nuestro pasado.
Y es más directamente responsable en fin de excavaciones clandestinas
llevadas a cabo en el Kurdistán vigilado por la fuerza multinacional
que impuso, donde según denunciara en su día la Dirección
General de Antigüedades de Iraq, un grupo estadounidense, aprovechando
la inexistencia de autoridades del gobierno central, realizó excavaciones
clandestinas en la cueva de Shanidar, uno de los hogares más famosos
del antiguo hombre de Neanderthal.
Un Estado bloqueado, un Estado silenciado, un Estado depauperado por
las perversas medidas amparadas por NNUU no puede más que gritarnos,
desde su encierro, que hagamos llegar su voz a todos los seres humanos.
Que pidamos justicia. Y yo la pido hoy, ante este tribunal, por el desprecio
sistemático, por el saqueo consentido, por la violencia continuada
ejercida a la memoria del ser humano, al patrimonio de la Humanidad en una
pequeña provincia de este ancho mundo: en Iraq.
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