El "lobby" israelí
y la guerra de Iraq
Puntos de conexión entre
Iraq y Palestina
Mazin Qumsiyeh
22
de septiembre de 2005
CSCAweb, 17 de octubre de 2005
Traducido por Pablo Carbajosa para CSCAweb
En lo que
nadie cae en la cuenta, por mínimamente oculto que esté
(ese gran elefante oculto por una mínima hoja de parra),
es en este omnipresente grupo de presión sionista en EEUU
que promueve la idea de que no hay nada que ocultar. De acuerdo
con Haaretz, Israel fue realmente el único país
que impulsó de todo corazón la guerra contra Iraq.
Puesto que el "lobby" israelí es el más
poderoso grupo de presión foráneo en EEUU y figura
entre los cinco grupos de presión más importantes
de todo Washington, DC, sería legítimo preguntarse
qué anduvo haciendo este 'lobby' durante los años
y meses que llevaron a la guerra de Iraq y qué influencia
tiene (si tiene alguna)
La gira por todo el país
de Cindy Sheehan, una hueste de veteranos y familiares de veteranos
lleva a cabo un amplio recorrido en 21 días (www.bringthemhomenowtour.org). El domingo
hablaron en Boston, Providence, New Haven y Nueva York. En New
Haven la multitud superaba las mil personas (el mayor número
de gente jamás reunido en el lugar para un acto antibelicista).
Y este fin de semana [el del pasado 24-25 de septiembre] cientos
de miles convergerán en Washington DC para dejar en evidencia
las mentiras del gobierno y exigir fondos para empleo y educación,
y no para la guerra y los ocupantes. En algunos lugares, muchos
oradores harán referencia a los vínculos entre
Iraq y Palestina (por ejemplo, los 250.000 millones de dólares
para Israel y los 200.000 para Iraq) y algunos actos paralelos
tendrán relación con Palestina. Hay a quien no
le agradará siquiera una mención de esta moderada
conexión. Y hay también quien va a reaccionar contundentemente
si se hace alguna mención de los vínculos orgánicos
entre la guerra de Iraq y la guerra de Palestina.
A mi entender, la desinformación
más interesante extendida tanto entre la izquierda como
entre la derecha estriba en que la política exterior norteamericana
en Iraq y su apoyo a la destrucción de Palestina están
simplemente ligados a los "intereses estratégicos"
de los EE.UU. Pueden diferir en su formulación acerca
de los principales "intereses" norteamericanos, pero
se oye idéntico argumento tanto en boca de gente de la
izquierda como Noam Chomsky y Stephen Zunes lo mismo que en derechistas
como Paul Wolfowitz y Richard Perle. Esta noción errada
fue promovida y articulada por el grupo de presión israelí
y los apologistas de Israel en los medios de información
durante décadas, antes de que la adoptasen los neoconservadores
y algunos izquierdistas. El "lobby" israelí
en Washington nunca fue monolítico y entendió que
para ser efectivo debía introducirse en los dos partidos
principales de los EE.UU. El "lobby" sabía que
el mejor modo de hacer avanzar una relación de trabajo
más estrecha con la derecha era afirmar que Israel constituye
un buen "instrumento" dispuesto a hacer progresar los
intereses norteamericanos. Esa formulación esquiva las
críticas de los norteamericanos patriotas que se preocupan
por la creciente influencia de este grupo de presión.
Por otro lado, los sionistas que se sitúan a la izquierda
deseaban trabajar con la izquierda demócrata que se lamentaba
ocasionalmente del "imperialismo norteamericano" y
los intereses empresariales. En ese caso, era más fácil
argumentar que Israel ayuda a los intereses públicos de
los EE.UU. o que Israel es un aliado democrático. A la
hora de la verdad, hasta los sionista de izquierda desviarían
cualquier crítica del grupo de presión sionista
arguyendo que la crítica debería dirigirse únicamente
a las cabezas (empresariales o de otro tipo) que simplemente
"utilizan" a Israel como instrumento.
El senador Fullbright, el congresista
Paul Findley, Jesse Jackson, el almirante Moorer, Jeff Blankfort,
Alison Weir y otros cientos han articulado en libros y artículos
por qué la formulación del lobby israelí
(ya sea que aparezca por la derecha o la izquierda) es engañosa
en el mejor de los casos y falsa y peligrosa en el peor. Está
claro que estos críticos tan conscientes llegan a ella
desde muy diferentes ángulos. Algunos argumentaban que
las élites y quienes ostentan el poder en los EE.UU. pueden
utilizar y han utilizado ocasionalmente a Israel como "apoderado",
pero que esto significaba una pérdida neta para los intereses
de las élites norteamericanas. El papel de Israel como
intermediario en el escándalo Irán-Contra es ahora
bien conocido, pese a que en la época las actas del Congreso
se refiriesen tan solo a "un tercer país". También
es bien conocido que la prohibición de asesinar y otras
violaciones de derechos humanos básicos emitida por el
Congreso es "esquivada" por el el brazo ejecutivo confiando
en Israel para ello. ¿Pero podrían haber llevado
a cabo esas tareas otros países títeres todavía
a menor precio y sin dañar los intereses norteamericanos
en el mundo árabe e islámico?
Otros críticos han sostenido
que los EE.UU. han demostrado su habilidad a la hora de encontrar
otros títeres siempre que los necesitaron: tras la caída
del régimen del Shah en Irán, los EE. UU. apoyaron
al Iraq baazista y a Sadam Hussein, lo cual resultó muy
rentable puesto que la mayoría del dinero destinado a
Saddam no provenía directamente de los Estados Unidos
sino de otros regímenes títeres en los estados
árabes del Golfo ricos en petróleo. Pero, claro,
Sadam quería apoyar a los palestinos y erigir un país
fuerte (el resto, como se sabe, es historia). Argumentaron que
la historia muestra que el rendimiento de la inversión
sencillamente no se condice con el falso argumento de gente como
Noam Chomsky de que Israel no es más que una filial de
la absoluta propiedad del imperialismo norteamericano.
Sin embargo, otros críticos
han señalado lo que ha sido ganarse la enemiga de 1.300
millones de musulmanes y cientos de millones de cristianos, originado
por el apoyo norteamericano a la limpieza étnica de cristianos
y musulmanes palestinos llevada a cabo por Israel. Está
claro que no puede ser que tal cosa se haga en interés
de ningún sector de la sociedad norteamericana. Dos tercios
de los nueve millones de palestinos son hoy refugiados y desplazados.
Defender este comportamiento indefendible resulta difícil.
Apoyarlo con miles de millones del contribuyente, más
el poder diplomático y militar norteamericano resulta
todavía más difícil. De manera que se hizo
necesaria una estrategia y campaña concertada de los medios
para crear la ilusión de que Israel constituye un activo
estratégico para los "intereses" norteamericanos.
En lo que nadie cae en la cuenta,
por mínimamente oculto que esté (ese gran elefante
oculto por una mínima hoja de parra), es en este omnipresente
grupo de presión sionista en los EE.UU. que promueve la
idea de que no hay nada que ocultar. De acuerdo con Haaretz,
Israel fue realmente el único país que impulsó
de todo corazón la guerra contra Iraq. Puesto que el "lobby"
israelí es el más poderoso grupo de presión
foráneo en los EE.UU. y figura entre los cinco grupos
de presión más importantes de todo Washington,
DC, sería legítimo preguntarse qué anduvo
haciendo este "lobby" durante los años y meses
que llevaron a la guerra de Iraq y qué influencia tiene
(si tiene alguna). Creo incluso que un vistazo rápido
a los artículos aparecidos en la prensa o a los "estudios"
realizados por los "think tanks" bastaría para
contestar a esta pregunta. Los defensores de Israel en estos
"think tanks" y en las principales posiciones editoriales
y de columnistas en los medios más importantes presionaron
en favor de la guerra. Este último grupo participó
activamente en el movimiento contra la guerra, pero quiso asegurarse
de que no se estableciera ninguna relación entre Iraq
y Palestina. Reaccionaron de forma estruendosa, y a veces agresivamente,
frente todo aquel que sacara a colación el papel del grupo
de presión israelí y sus extensiones en apremiar
a la guerra en Iraq.
Hay intentos de ocultar la
evolución y creciente solidez de este "lobby"
en los EE.UU (y anteriormente en los designios imperiales británicos
en Oriente Medio). Repasemos por tantounos cuantos ejemplos de
cómo se ha desempeñado este grupo de presión
a lo largo de los años y cómo ha llegado incluso
a desafiar los intereses imperiales en algunas ocasiones.
1) En 1930, después
de que diplomáticos británicos elaborasen un libro
blanco con respaldo gubernamental sugiriendo que se ligase la
inmigración a Palestina con los intereses económicos
palestinos y no sólo con las posibilidades del Yishuv
(el conmjunto de asentamientos judíos), se desató
la polémica. Weissman y otros sionistas británicos
movilizaron masivamente sus fuerzas y sus esfuerzos consiguieron
detener rápidamente esta política (el asunto queda
bien recogido en el excelente libro de Tom Segev sobre este período).
2) En el período de
fuerte sentimiento en los EE.UU. en favor de ayudar a los judíos
que huían de la Alemania nazi, el grupo de presión
sionista intentó influir tanto en Gran Bretaña
como en los Estados Unidos para limitar la inmigración
judía hacia el oeste y dejar la puerta abierta a un solo
destino: Palestina (véase el libro de Naeim Giladi, Ben
Gurion Scandals y 51 Documents: History of the Nazi-Zionist collaboration
de Lenni Brenner.
3) Cuando el departamento de
Estado, el Pentágono y todos los diplomáticos importantes
se manifestaron en contra de la creación de Israel, el
presidente Truman explicó (en privado) su decisión
a su gabinete de manera muy clara relacionándola con el
"lobby" y los votos, y añadiendo que "no
tengo electores árabes" (está en los papeles
de Truman y en muchos libros de historia). Los EE.UU. llegarían
a chantajear a muchos países para apoyar la partición
e imponer un estado judío en Palestina.
4) Cuando fuerzas israelíes
atacaron al navío norteamericano USS "Liberty"
en aguas internacionales en 1967, la Casa Blanca, ayudada por
el Congreso, presionó a la Marina para que ocultase los
hechos. Los altos oficiales navales (y todos los supervivientes
del ataque) se mostraron indignados, pero nada pudieron hacer
frente a la consigna de silencio en los medios informativos.
Todavía en 2003, cuando aparecieron nuevas evidencias,
la información que de ello se dio fue escasa (véase
www.ussliberty.org).
5) Cuando George Bush senior
recibió una batería de preguntas de los medios
en una rueda de prensa en 1991 (después de que Baker
se ganara las iras del grupo de presión cuando sugirió
ligar el gasto de los crecientes asentamientos a la ayuda exterior),
Bush pronunció su famosa frase: "Yo no soy más
que un pobre tipo en la Casa Blanca... frente a los miles de
la colina del Capitolio". Basta eso por lo que toca al gran
líder del complejo militar-industrial. Bush y Baker se
echaron atrás y la construcción continuó
hasta incrementar el número de colonos en zonas palestinas
bajo ocupación de 200.000 en 1991 a más de 450.000
en 2000. Esta fue la razón principal del hundimiento del
proceso de paz y el consiguiento aumento del resentimiento y
la ira a escala global.
6) El presidente Clinton nombró
para altos cargos a gente que anteriormente había trabajado
para diversos grupos de presión israelíes. Dennis
Ross trabajó para WIMEP y fue luego designado como enviado
de los EE.UU. a Oriente Medio y regresó para trabajar
para WINEP (véase www.activistsreader.com). Martin Indyk
trabajó para el AIPAC (el Comité de Acción
Política Israelí-Norteamericano) y que yo sepa
es el único integrante de un grupo de presión en
un país extranjero que haya sido nombrado embajador para
ese mismo país. Estos individuos y muchos otros dejaron
claro su interés por entremezclar la política israelí
y la norteamericana. No resultó sorprendente, por tanto,
que Clinton diera garantías de que, de fracasar las reuniones
de Camp David, no se culparía a nadie. Pero mientras continuaban
las negociaciones en Taba, Ross, Clinton e Indyk culparon a
Arafat. El gobierno de Clinton, influido por los integrantes
de estos grupos de presión, continuó manteniendo
una política agresiva en Iraq y trató con coraje
de doblegar a la comunidad internacional (y a empresas norteamericanas)
que presionaban para que cesaran las sanciones que mataban a
seis mil niños cada mes.
7) Cuando George W. Bush nombró
a gente como Paul Wolfowitz, Dick Cheney, Douglas Feith y Richard
Perle para altos cargos, no se cuestionó su pertenencia
al grupo de presión sionista. Cheney, por ejemplo, figuraba
en la junta del llamado "Instituto Judio para Asuntos de
Seguridad Nacional" ("Jewish Institute for National
Security Affairs" (JINSA). Perle y Wolfowitz se mostraban
activos en "think tanks" sionistas como el American
Enterprise Institute. Hablamos de individuos que apremiaron a
la guerra contra Iraq y su historial demuestra que entre sus
razones para ello se encontraba el apoyo a Israel (véase
http://weekly.ahram.org.eg).
Existe el mito de que la industria
armamentista y la petrolífera apoyan a Israel. Lo cierto
es que la mayoría de los intereses israelí/sionistas
y los de las empresas de armas y petróleo son completamente
divergentes. Véase: www.ifamericansknew.org
De hecho, muchos sostienen
que sin el "lobby", no habría apoyo para la
colonización ni para una guerra ilegal e ilegítima
en Iraq y, desde luego, no por parte de las empresas que salen
perjudicadas por tan estrecha relación. En realidad, Israel
compite hoy directamente con los fabricantes de armas norteamericanos
en la exportación de armas de alta tecnología (buena
parte de lo cual es posible gracias a la transferencia de tecnología
militar y fondos a Israel). El Congreso y la Casa Blanca han
tenido que interferir con frecuencia para proteger a Israel de
las repercusiones causadas por sus violaciones de las leyes internacionales
y norteamericanas relativas a proliferación, exportación
de armas, uso de armas contra civiles.
Pocas han sido las veces en
que el grupo de presión no manifestase igual poder en
promover el mito de la equivalencia de los intereses norteamericanos
e israelíes. En 1956, el Presidente Eisenhower prestó
oidos a los diplomáticos y a las élites norteamericanas
y presionó a Israel para que se retirara de Gaza y el
Sinaí, a pesar de la barahunda que organizó el
Congreso (a su vez influido por el "lobby"). Pero tan
reducida resistencia se desvaneció después de 1967,
cuando el "lobby" promovió la idea de que las
armas norteamericanas en manos de Israel mantenían a los
soviéticos y el comunismo fuera de Oriente Medio (lo que
resulta falaz, puesto que el comunismo nunca pudo asentarse en
la sociedad árabe). Pero no se malentienda lo que digo.
Resulta erróneo decir que Israel gobierna la política
exterior norteamericana. Pero sería aún más
erróneo ignorar el papel central de este grupo de presión
en la configuración de la política exterior norteamericana
y en recabar apoyos por distintos medios. Tampoco sería
justo ignorar la estrategia de relaciones públicas destinada
a exagerar el argumento del "uso estratégico",
que va de la desinformación en toda regla acerca de las
amenazas y respuestas a la promoción de una particular
y falsa visión del cristianismo ("cristianismo sionista").
Para quienes nos interesamos por la libertad y la justicia (es
decir, los derechos humanos), se trata simplemente de que no
es correcto intentar ignorar la historia y los hechos y aceptar
el lenguaje de nuestro opresor. Supone hacer el juego tanto al
sionismo como al imperialismo aceptar su pretensión de
que la razón para apoyar a Israel (y para la guerra en
Iraq) es una "relación estratégica" dirigida
a servir tan sólo a los intereses de la élites
norteamericanas (intereses petrolíferos, militares y empresariales
de otro tipo).
La hipocresía de la
política exterior norteamericana resulta hoy bien visible
para la mayoría en todo el mundo e incluso aquí,
en los EE.UU., pese a unos medios de información que se
autocensuran, resulta difícil de evitar. Considérese
simplemente que Israel tiene armas de destrucción masiva,
ha violado 65 resoluciones de las Naciones Unidas y se ha escudado
de otras 35 gracias al veto norteamericano (debido a la solidez
del "lobby"), practica la discriminación de
origen religioso y los EE.UU. lo apoyan. Iraq violó muy
pocas de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas al invadir Kuwait y los EE.UU. bombardearon Iraq hasta
devolverlo a una época preindustrial (destruyendo los
sistemas de purificación de agua, alcantarillado, electricidad,
transporte y otras instalaciones vitales), lo sometieron a sanciones
(después incluso de la retirada de Kuwait) que acabaron
con la vida de más de un millón de civiles, y finalmente
bombardeó y ocupó Iraq con la intención
de construir 14 bases militares permanentes en el país
e instalar un nuevo régimen que fuera amistoso hacia Israel.
¿Puede sorprender que haya quien se pregunte el por qué
de tamaña hipocresía y se interrogue sobre las
respuestas dadas por Tel Aviv. Al fin y al cabo, Iraq continuará
siendo un imán para los combatientes resistentes que afluirán
de otros países árabes e islámicos mientras
persista el apoyo a Israel en su ininterrumpida limpieza étnica
de los palestinos (es decir, mientras se haga evidente esta hipocresía).
Algunos demócratas creen
que la guerra contra Iraq tenía como base los beneficios
empresariales. Algunos republicanos creen que se trataba de las
armas de destrucción masiva, de derrotar al terorismo,
y ya lo ultimísimo, de llevar la "democracia"
y la libertad. Muchas televisiones y diarios de los EE.UU. consideran
que debatir fuera de esta dualidad permisible supone un tabú.
Pero a la opinión pública le llegan datos sobre
el grupo de presión israelí de los medios de información
internacionales, de libros y lo que es más importante,de
Internet. Ello explica por qué un número cada vez
mayor de demócratas, republicanos, verdes e independientes
de los EE.UU. se interrogan cada vez más seriamente sobre
cuestiones que rebasan esta dualidad que deja tanto fuera. Cada
vez hay más gente que se da cuenta de que si no se explica
el papel del "lobby" israelí en impulsar la
guerra, la historia quedaría incompleta en el mejor de
los casos y llevaría a equívoco en el peor.
Muchas personas dentro del
lobby están viendo finalmente la luz y abandonando una
labor tan destructiva. Milesde judíos hablan hoy abiertamente
del poder destructivo del grupo de presión. Miles de judíos
hablan hoy abiertamente del poder destructivo del "lobby".
Algo se mueve a medida que judíos, cristianos y musulmanes,
así como otras personas que creen en los derechos humanos
y no apoyan al sionismo unen sus esfuerzos no sólo para
señalar al elefante que hay en la sala sino para sacar
al viejo elefante fuera del cuarto y consignarlo a una jubilación
desde hace mucho pendiente.
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