La cercanía que no se aleja;

por Andrea Benites-Dumont

En la década de los sesenta una convulsión social irrumpía en casi todos los rincones del planeta, que cuál vasos comunicantes se entremezclaron, se referenciaban, se potenciaban, se mestizaron, se incluían... nada se sentía ajeno.
Mayo del 68 amanecía desafiante.
En París el movimiento estudiantil, estallaba en luchas. La impronta de Mayo francés sobre la América Latina de los años sesenta fue innegable en los movimientos sociales y políticos. Y asimismo el triunfo revolucionario en Cuba, la guerra de Vietnam, la no lejana independencia de Argelia, influyeron poderosamente en las revueltas que se multiplicaban en todas las latitudes y continentes.
La guerra de Estados Unidos en Vietnam fue catalizador de las expresiones antiimperialistas y anticapitalistas. La masacre en la aldea de My Lai, la imagen de un oficial survietnamita asesinando de un balazo en la cabeza a un joven vietcong, exaltó la repulsa a la guerra y la consigna de “crear uno, dos, muchos Vietnam” del Ché, concretaba la lucha contra el dominio estadounidense sobre América Latina.

El movimiento estudiantil en París al levantar los adoquines conmovió los cimientos en aquel mayo de 1968, y desencajó durante todo ese mes a la sociedad francesa y mundial. Las manifestaciones de protesta contra el imperialismo norteamericano y el orden capitalista autoritario y represivo desbordaba –casi en forma simultánea- las calles de París, Berlín, Madrid, Roma, México, Córdoba, Rosario, Montevideo, Tokio...
También en EEUU, los estudiantes de Berkeley tuvieron un protagonismo destacado en el surgimiento de la contestación contracultural, pero la lucha contra la guerra y por los derechos civiles desbordaron el ámbito universitario.
En abril de 1968 fue asesinado Martin Luther King.

Simplificando considerablemente, en Francia la rebelión estudiantil de aquel mayo no sólo era contra el imperialismo norteamericano, la sociedad capitalista de consumo y el autoritarismo represivo del Estado, proclamaba potentemente el rechazo a la ausencia de democracia en el sistema educativo y a los valores morales tradicionales establecidos, y retorna en las barricadas el espíritu de la Comuna de 1871. El movimiento contestatario iba creciendo como espuma: de la universidad a los centros de secundaria y primaria, de las grandes a las pequeñas fábricas; la televisión y la Radio francesa fueron tomadas. El teatro Odeón fue transformado en una suerte de espacio coordinador de las noticias que llegaban y salían de este movimiento juvenil –inicialmente espontáneo- al que se unían los intelectuales y la clase obrera. El prestigioso Premio Nobel Jacques Monod, se declaró a favor de los estudiantes.
En un diálogo que se dio por esos días el líder estudiantil Daniel Cohn- Bendit, de 23 años, reivindicaba el espontaneísmo y replicaba al filósofo Jean- Paul Sartre, que la formación de una vanguardia política significaría minar las bases de esa "efervescencia incontrolable".
La revuelta se extendía a toda Francia, el movimiento obrero y el estudiantil se unían en asambleas, comités de acción, barricadas, una huelga general que se estimó en diez millones de huelguistas y la permanente movilización de cientos de miles. Se talaron más de cien árboles para barricadas y llovían cócteles molotov sobre policías y gendarmes.

Junto a reivindicaciones y luchas propias, el movimiento estudiantil latinoamericano seguía el día a día del Mayo francés. A pesar de los gobiernos dictatoriales en los diferentes países, desembarcaron los textos que circulaban en las universidades francesas: "El Hombre unidimensional" de Marcuse; Louis Althusser cuyo estudio de "El Capital" de Carlos Marx fue tomado como referencia trascendental. Además de escritores marxistas, no se puede dejar de mencionar a Jean Paul Sartre y -por supuesto- Simone de Beauvoir.El famoso Libro rojo de Mao Tse Tung, y los escritos de Ho Chi Min y del general Vo Ngupen Giap; se propagaron asimismo teorías psicoanalíticas, se consolidó la corriente del Nuevo Periodismo... Llegó a tal punto la intensidad del sentimiento de “cercanía”, que cuando De Gaulle escupe su antisemitismo y xenofobia contra Daniel Cohn-Bendit, la respuesta de “Todos somos judíos alemanes”, empapeló también paredes en muchas facultades argentinas. Se realizaron traducciones del periódico Action, (diario del levantamiento francés) y se efectuaron paros simbólicos en solidaridad a las jornadas de huelga en Francia.

En los sesenta, en el vértigo imparable, se comparte la explosión contracultural, se estrenan formas de hacer política más lúdica y creativa. La música es un instrumento cardinal en este movimiento, músicos y compositores aparecen en todas partes: The Beatles, Joan Baez, Bob Dylan, The Mama´s and the Papa´s, Violeta Parra, Víctor Jara, Inti Yllimani, Quilapayún, Atahualpa Yupanqui, Jorge Cafrune, Mercedes Sosa, Raimon, Paco Ibáñez, Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti,... Las artes en general son sacudidas por nuevas formas de expresión estética.
La política se mixturaba; la poesía y la literatura se incorporaban al quehacer político, Pablo Neruda, Rafael Alberti, Julio Cortázar, García Márquez, César Vallejo, Haroldo Conti, Alejo Carpetiner, Rodolfo Walsh, Mario Bendetti, Carlos FUentes... además de los iconos de siempre Federico García Lorca, Miguel Hernández...

Todo era leído, estudiado, analizado con avidez trepidante.

La izquierda –en el término más amplio y extendido- había ganado el espectro cultural, ideológico y político de Occidente.
Con sus peculiaridades, el punto de encuentro era el enfrentamiento antisistémico que explosionaba. En 1968 en Japón fueron arrestados alrededor de 6000 estudiantes por actividades de protesta. En los conflictos en los campus, las huelgas de un solo día y las tomas temporales de espacios simbólicos dieron paso a las huelgas indefinidas y a la ocupación de edificios claves de la Universidad.
En 1968 en Berlín tuvo lugar una multitudinaria manifestación contra la guerra de Vietnam.

Todos las peripecias revelaban la urgencia de nuevos parámetros culturales y de nuevas formas de vida, y más allá de transformaciones económicas o políticas, se proyectaba la posibilidad concreta de instituir nuevos estilos de vida, diferentes pautas de conducta y un reparto alternativo del poder social y cultural, no sólo del político.

En la década de los sesenta, la efervescencia revolucionaria se expandía en toda Latinoamérica, pero es un acontecimiento que impacta decididamente, para unos por el mal ejemplo que podía esparcirse y para otros el modelo del camino a seguir: la Revolución cubana. (1959)

El Ché ganó el corazón de los jóvenes frente a los enjutos y acartonados líderes soviéticos. La Cuba de los barbudos, representaba para el movimiento estudiantil de izquierda ejemplo de resistencia al dominio yanqui. Cuba era una alternativa heterodoxa y atípica a la rigidez burocrática y despótica del “socialismo real”.
En Europa el entusiasmo pro cubano disminuyó cuando las autoridades de la isla apoyaran a la invasión soviética que aplastó la “Primavera de Praga”, el intento checoslovaco de crear un “socialismo con rostro humano”. En Latinoamérica este hecho no tuvo el mismo impacto negativo en la izquierda, que estaba mucho más preocupada por la hegemonía estadounidense en el subcontinente que por la situación de la lejana –ahora sí- y desacreditada Unión Soviética.

Pero es en la palabra apasionada del Comandante Che Guevara, tanto en el acento ético como en el compromiso personal, y lo radical de su mensaje lo que divide aguas: ya nunca más nadie puede quedar sin sentir que algo diferente estaba sucediendo.
En agosto de 1961, Ernesto Che Guevara, denuncia en la Conferencia de Punta del Este, Uruguay, el propósito dominador de la Alianza para el Progreso propiciada por Estados Unidos. En enero de 1961 fue ejecutado el líder africano anticolonialista Patrice Lumumba.

Es la intervención del Ché en la Asamblea de la ONU en 1964 la que se convierte en bandera de pensamiento y de acción, conforma un prólogo ideológico en aquellos años del vértigo.

... Porque ahora, por los campos y las montañas de América, por las faldas de sus sierras, por sus llanuras y sus selvas, entre la soledad o en el tráfico de las ciudades o en las costas de los grandes océanos y ríos, se empieza a estremecer este mundo lleno de razones, con los puños calientes de deseos de morir por lo suyo, de conquistar sus derechos casi quinientos años burlados por unos y por otros. Ahora sí, la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados de América Latina, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia. Ya se les ve por los caminos un día y otro, a pie, en marchas sin término de cientos de kilómetros, para llegar hasta los «olimpos» gobernantes a recabar sus derechos. Ya se les ve, armados de piedras, de palos, de machetes, de un lado y otro, cada día, ocupando las tierras, fincando sus garfios en la tierra que les pertenece y defendiéndola con su vida; se les ve, llevando sus cartelones, sus banderas sus consignas; haciéndolas correr en el viento por entre las montañas o a lo largo de los llanos. Y esa ola de estremecido rencor, de justicia reclamada, de derecho pisoteado que se empieza a levantar por entre las tierras de Latinoamérica, esa ola ya no parará más. Esa ola irá creciendo cada día que pase. Porque esa ola la forman los más, mayoritarios en todos los aspectos, los que acumulan con su trabajo las riquezas, crean los valores, hacen andar las ruedas de la historia y que ahora despiertan del largo sueño embrutecedor a que los sometieron.

Porque esta gran humanidad ha dicho: «¡Basta!» y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente. Ahora, en todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera, irrenunciable independencia... (1)

Así en Latinoamérica en esa época, nacen por una parte y se consolidan por otra, organizaciones y movimientos revolucionarios que optaron por la vía armada como camino para la concreción del cambio requerido ante lo que consideran vías imposibles de transitar, como la electoral y la práctica en el seno de los partidos políticos tradicionales.
Es de señalar que la dominación económica y política por parte de EEUU, determina en las luchas continentales un carácter de liberación nacional, y así se manifiesta en la denominación de la mayoría de organizaciones.

En un rápido e incompleto repaso, en Colombia una de las figuras emblemáticas de la lucha de aquellos años fue el sacerdote Camilo Torres se incorpora al Ejército de Liberación Nacional (ELN-1965); las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) estaban constituidas desde 1964; el Ejército Popular de Liberación (EPL) en 1965; el Movimiento Revolucionario 19 de abril (MR-19), se constituye posteriormente, en 1974.

En Argentina, nacen las siguientes organizaciones guerrilleras peronistas: Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR)1966, Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y Descamisados, Comandos Populares de Liberación (CPL) en 1968. Todas estas organizaciones se integran en Montoneros (1968-1979).
En la izquierda no peronista, en 1967 surge el Frente Argentino de Liberación (FAL), que en 1969 al integrarse otros grupos, forman las Fuerzas Armadas de Liberación. A comienzos del año 1968 se constituye el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) – Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Asimismo tuvieron lugar puebladas inolvidables, el Cordobazo (1969), movilización que se desarrolló en la ciudad de Córdoba, donde los obreros junto a los estudiantes emprendieron huelgas y ocuparon la ciudad desbordando a la policía. La dictadura de entonces intervino en el aplastamiento por medio del ejército. El Cordobazo operó como efecto dominó y las protestas sociales masivas se extendieron a otras ciudades: Rosariazo, (ciudad de Rosario), el Porteñazo (ciudad de Buenos Aires) el Tucumanazo (1970, ciudad San Miguel de Tucumán), Viborazo (ciudad de Córdoba, 1971)

En Uruguay, si bien el Movimiento de Liberación Nacional- MLN-Tupamaros existía desde 1962, es en el año 1968 que junto a las grandes movilizaciones estudiantiles, realizan las acciones armadas más espectaculares, tal como el secuestro del agente de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de los EEUU) Dan Mitrione, asesor e instructor de la policía uruguaya. En Perú, desde el inicio de los sesenta, actuaban el Frente de Izquierda Revolucionario, FIR (1961/63); el Ejército de Liberación Nacional (ELN) 1962/1966), Movimiento de Izquierda Revolucionaria (1962/65).
En Venezuela, las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FLN), 1963/70.
En Brasil, algunos de los muchos grupos guerrilleros fueron : Movimiento Revolucionario 8 de Octubre (MR-8), 1966/72; Acción Libertadora Nacional (ALN), 1967/74; Vanguardia Popular Revolucionaria (VPR) 1967/72; Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) 1967/69; Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) 1968, entre otros muchos.
En Chile, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) 1965, Ejército de Liberación Nacional (ELN), 1968. Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP) 1968.
En Bolivia, Ejército de Liberación Nacional (ELN), 1966/70, y grupos provenientes del mismo que operan hasta 1970 aproximadamente.
En Nicaragua, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) había nacido en 1961 y en 1979 toma el poder, originando un amplio movimiento de solidaridad desde Europa y el resto de América Latina.
En Guatemala, Movimiento Revolucionario 13 de noviembre (1969/70); las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), 1962/70. El Ejército Guerrillero de los Pobres, (EGP) se conforma ya iniciada la década de los setenta.
En El Salvador, las organizaciones de masas y las organizaciones armadas, cobran fuerza a partir de 1970, año de constitución de las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí (FPL).

En México, Partido de los Pobres (PDLP) 1968/74; el Frente Urbano Zapatista (FUZ), 1969...

En 1968 en México los estudiantes con voluntad de liberalizar el mundo universitario protagonizaron las movilizaciones que acabarían trágicamente el 2 de octubre del 68 con la matanza de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, en vísperas de los Juegos Olímpicos. (2)
El sábado 12 de octubre de 1968, cuando el presidente mexicano Díaz Ordaz, inaugura los XIX Juegos Olímpicos llamados como "La Olimpiada de la Paz", un grupo de manifestantes lanzó sobre el palco presidencial, una cometa (un barrilete) de color negro en forma de paloma, en repudio por la matanza del 2 de octubre.

También se manifiesta la rebeldía de esos tiempos en gestos impactantes algo más que simbólicos, como cuando en esos mismos juegos olímpicos de México de 1968, en la ceremonia de entrega de medallas, Tommie Smith y John Carlos, oro y bronce respectivamente en la prueba de 200 metros, se presentaron descalzos a la ceremonia de vencedores y cuando comenzó a sonar el Himno de los Estados Unidos inclinaron la cabeza hacia el suelo y levantaron un puño con un guante negro, como saludo del "Poder Negro" (Black Power) en protesta por las tensiones raciales que se vivían en EEUU. A su lado Peter Norman, atleta australiano de raza blanca, les apoyó poniéndose una pegatina del Proyecto Olímpico Por los Derechos Humanos como la que llevaban Smith y Carlos. (3)
El gesto de los tres atletas conmocionó al Comité Olímpico Internacional, a la sociedad estadounidense y al mundo entero.

En toda Latinoamérica, el oleaje de luchas de la década de los sesenta continuó en los setenta; la denominación de los “setentistas” habla de la voluntad de cambio revolucionario de toda una generación; se planteaba el socialismo como una alternativa viable de poder popular.

Aquellos años encendidos dejaron reflejos y luces, el feminismo, el ecologismo, la lucha por la igualdad de los derechos civiles... Y también se operó un cambio en las formas organizativas, ya que en adelante los nuevos sujetos sociales se organizaron en función a las acciones, rompiendo con las jerarquías que reinaban también en los movimientos de izquierdas. Las asambleas pasaron a ser el ámbito de las decisiones, y se produjeron asimismo profundas rupturas con la tradición estalinista que tutelaba los partidos comunistas tradicionales. Las prácticas de resistencia que germinaron en aquellos años incidieron considerablemente en futuras concepciones políticas.

La cercanía que hacíamos referencia al inicio de estas palabras aventadas, es fulminada por la naturaleza de la diferentes reacciones de las clases dominantes, y si en Europa los adoquines levantados son cubiertos con pavimentos mejorados que integraron propuestas de los movimientos desobedientes y contestatarios, en Latinoamérica se desató una respuesta criminal encarnada en las dictaduras militares que se sucedían y se coordinaban para el exterminio de la más mínima oposición a sus planes de control.
Dicen que París guarda el magnífico record de ser la ciudad con más rebeliones en sus calles. América Latina es el espacio geográfico que los EEUU ha sometido desde el comienzo mismo de los estados americanos. EEUU perdió en Vietnam, y tal como lo manifestaran sus presidentes desde Kennedy en adelante, no iban a permitir otra Cuba en el continente; y por no permitir ni tan siquiera permitieron el pacífico proceso del Chile de Salvador Allende.
......

No es intención de esta suelta de hojas hacer un totum revolutum mimetizando situaciones, pero sí disfrutar el gusto de recorrer una pasión militante, una práctica política radical que entrañaba una forma de vida alternativa al sistema dominador. Este maldito sistema que arrebata permanentemente la alegría a los seres humanos, que controla con el temor a la inseguridad, con la irradiación de la frivolidad, el consumismo, la banalidad, la superficialidad, el mercantilismo, la xenofobia, el racismo...

Y, en aquella época de ruptura, de radicalidad, la alegría emerge, se inicia en la resistencia a la dominación y se expande contra los dogmas y la desesperanza. La alegría es impertinente y revolucionaria. Frente a los “prudentes” análisis y programas tradicionales, explosionó en aquellos tiempos con la potencia de libertad una nueva forma de hacer política en la acción.

Y sin pretender tampoco establecer un igualador hilo “continuador”, desde la complejidad social que se vive en el presente neoliberal, también es posible entrever un impulso de creación, de resistencia, de prácticas anticapitalistas y antifascistas, sin modelos ni guías, subvirtiendo la política y su praxis.
La política destinada a tomar el poder como anuncio e inicio de la transformación total de la sociedad, no es condición fundamental. La cuestión era y es la construcción concreta en cada situación de respuestas alternativas, de nuevas sociabilidades y nuevas solidaridades. Y en éstas, el proyecto de emancipación prometido mesianicamente, se concreta, se corporiza en una renovada subjetividad anticapitalista sin modelos y sin "referencias de futuro", sin repetición de organizaciones que reproducen la esencia y las formas del sistema, negando y reprimiendo espacios de libertad y de construcción grupal.
Emergencias sociales de entonces y de ahora que han modificado estructuras de pensamiento y metodologías políticas: la vivencia y concreción del “paraíso socialista” en el presente es un modo de vivir la libertad, la creatividad en y desde las luchas, la producción de acciones colectivas, de iniciativas descentralizadas, la interacción de las mismas y alejadas de condicionamientos estrictos y dogmáticos.

Es un vértigo maravilloso decía un inolvidable compañero de aquellos andares.
La cercanía no se distancia. El andar diario es la utopía.

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(1)Video del discurso del Ché en la ONU

(2) Ver Nota En 1968, por Elena Poniatoswka

(3) En la posterior conferencia de prensa John Carlos explicó que el puño levantado con un guante negro significaba "la unidad de los negros", la cabeza inclinada simbolizaba que las palabras del Himno eran sólo para los blancos y los pies descalzos por la pobreza de los negros en Estados Unidos. "Estamos cansados de ser caballos de exhibición, cuando ganamos dicen que triunfan los norteamericanos, cuando perdemos o hacemos algo que no gusta, entonces dicen que lo han hecho los negros", declaró.