LA PROMISCUIDAD DE LA POLÍTICA CHILENA Ricardo Rodríguez
CEPRID
29 - X - 07 En el plano Nacional resulta difícil adjetivizar los últimos sucesos relacionados con la conducta de los políticos Chilenos, particularmente de los que pertenecen a la Concertación y de los que pertenecen a la Alianza, aunque en rigor el sentido de pertenencia para los Bacheletistas-Aliancistas y para los Lavinistas-Concertacionistas, carece de todo valor.
Joaquín Lavín ha declarado su voluntad de realizar sus mejores esfuerzos para el éxito del Gobierno encabezado por Bachelet, incluso clarificando su disposición a integrar el Gabinete, su escudero, el senador Pablo Longueira, ha ido incluso más allá de las fronteras ficticias que dividían a la Concertación y la Alianza, al sincerar incluso el cargo que le gustaría ocupar, ministro de Mideplan.
Por su parte, los mal denominados díscolos, o más bien algunos de los más insignes autoproclamados díscolos, han manifestado su beneplácito por la conducta de Lavin, Enriquez-Ominami ha señalado que Lavín sería muy bienvenido al gabinete de Bachelet, por su parte Zaldivar ha sostenido lo absurdo de estar separados de la derecha y de su interés manifiesto de incluirlos.
Nadie entiende nada, o tal vez ese sea el objetivo de tanta amistad y consideración manifestada, es decir, que nadie entienda nada, total la política es sólo para los iluminados, la política es sólo para los dueños de la verdad, total, los ciudadanos en Chile no eligen, sólo votan por los mismos que la elite política escoge e impone.
Lavín y Longueira con sus declaraciones en favor de Bachelet han urdido una maniobra brillante, debilitar la candidatura de Sebastián Piñera, por su parte, los “Díscolos” , que de Díscolos a esta altura nada les queda, o más bien dicho, nunca existieron, le hacen un flaco favor al gobierno que ellos dicen representar, al saludar, o mejor dicho abrazarse con lo mejor del Opus Dei, para Ominami Diputado no existen las fronteras ideológicas, tampoco la historia, y de Zaldivar, bueno Zaldivar encontrará en Lavín y Longueira dos fabulosos aliados para cambiar el modelo económico que provoca tanta igualdad en Chile, ¿o será desigualdad? En fin, total, el orden de los factores no altera el producto, Lavín, Longueira, Ominami Marco y Zaldivar, todos amiguis, todos iguales, y después se escandalizan por el descrédito de la política, se escandalizan de que su noble actividad no sea apreciada por los plebeyos ciudadanos que ellos dicen representar, Joaquín, Pablo, Marco y Adolfo, todos juntos, ¿compañeros, camaradas, correligionarios, supernumerarios? Que más da, total, el fin justifica los medios, y cuando ese fin esta inspirado en el noble propósito de la Paz y la Unidad Nacional, la historia, esa historia que golpea la memoria de los desposeídos, la historia de los que no participan del reparto de las utilidades y granjerías del modelo, esa Historia, para estos nobles inspirados en el bien común, poco importa, es cierto, la promiscuidad es total.
Ricardo Rodríguez es periodista y escritor. Ha publicado en la Editorial Txalaparta “¿Cuántas veces en un siglo mueve sus alas el colibrí?” Marzo 1999; “El desafío de Bin Laden” Septiembre 2002 y “La Ruta del Esqueleto” Marzo 2006.
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