Más allá de la crisis de Colombia,
hay que buscar soluciones, inventar la democracia
Danielle Bleitrach
CEPRID
30 -III -08
Ahora que parece que la crisis más aguda ha pasado, me gustaría que reflexionásemos juntos sobre lo que ésta nos ha enseñado. Mi postura política personal está lejos del apoyo incondicional a los métodos de las FARC. De hecho, todos aquellos que participan en el proceso revolucionario bolivariano en América Latina, empezando por Chávez, ya no se identifican con la estrategia de las FARC y por tanto no se les puede acusar de apoyar esa organización y, como veremos, Chavez propone acabar con este tipo de lucha.
Incluso cubanos que llegaron al poder gracias a la guerrilla y estuvieron preconizando sus métodos durante un largo período de tiempo, no están de acuerdo con los secuestros de rehenes. Se puede decir que hoy día revolucionarios y comunistas de América Latina piensan que las FARC cometieron excesos en su lucha de guerrillas de casi medio siglo. Sus motivos para luchar son nobles y comprensibles pero la toma de rehenes políticos les puede llevar al aislamiento.
No obstante, denunciar las FARC bajo este único pretexto sería tremendamente hipócrita. Quien conoce un poco la realidad colombiana, sabe que los paramilitares no secuestran, sino matan y las cifras de sus asesinatos, violaciones, masacres de sindicalistas, periodistas, paisanos son considerables. Durante todo el tiempo que duró la guerrilla, hubo numerosas tentativas de promover la paz en Colombia. Pero la violencia siempre volvía bajo una triple influencia: la de una oligarquía que quiere seguir explotando, de los traficantes de droga y sobre todo la de los Estados Unidos que saben que ese caos es la mejor base para sus negocios sucios en toda América Latina. El tema de Colombia como Israel del subcontinente ha sido omnipresente en esa crisis. Esta exasperación de las tensiones internas y de la violencia hacia sus vecinos no es nada nueva, es por ello que la responsabilidad de lo que ocurre en Colombia desde hace cincuenta años recae sobre EEUU. Han encontrado en Uribe a un sirviente dócil así que dejan que él y la oligarquía continúan con sus trapicheos. El asesinar a aquellos que les molestan es algo natural para un poder semejante.
Me parece que la conclusión no es otra que encontramos en el último texto de Fidel, no hay que hacer nunca lo que pretende el adversario, lo que quiere es la cabeza de Chávez para acabar con el proceso de unificación bolivariana, y por ello hay que luchar: hay que imponerle la paz. Es así como hay que analizar la aparente reconciliación de la cumbre de Santo Domingo.
Con la llegada de Uribe el deseo de EEUU de contar con los paramilitares y las mafias se hizo realidad: en algún sentido fueron colocados en cabeza del país. No es ningún secreto: los paramilitares afirmaron que “no tienen ninguna divergencia con el Estado y trabajan para conseguir los mismos objetivos” y la conexión con el ejército es especialmente fuerte: aparecen allá donde esté presente el ejército.
Tras una feroz campaña mediática contra la guerrilla y la izquierda y con la participación de tan sólo 20-30% de votantes, la victoria del Polo Democrático de Uribe en las últimas elecciones estaba asegurada. En regiones campesinas, que en su mayoría son las de guerrilla, solamente votó un 5%. Para la población esto significa un drama. Más de 60% de colombianos viven en la pobreza y es allí donde está la raíz de la violencia. La gente huye de las recaudaciones, se estima que existe cerca de 3 millones de desplazados sin contar a aquellos 4 millones que se refugiaron en el extranjero.
Colombia se convirtió en la punta de lanza contra una América Latina rebelde en proceso de construcción de unidad bolivariana. Esto sólo puede ocurrir en una situación de violencia que no es provocada por las FARC, sino que las FARC son resultado suyo. Éste es el contexto del proceso de intercambio de rehenes en el cual están implicados personalmente los presidentes francés y venezolano y éste último está siendo presionado constantemente desde Colombia de donde proceden numerosas tentativas de desestabilización, sabotajes e incluso secuestros. Chávez trata desde hace tiempo de acabar con las amenazas de los EEUU que le llegan vía Colombia, proponer una solución pacífica. El pasado 11 de enero 2008 propuso en la Asamblea nacional de Venezuela “reconocer las FARC como fuerza beligerante”. De ese modo no sólo abre un debate sobre Colombia sino sobre muchas más situaciones en el mundo. Se trata de hacer de esas supuestas fuerzas terroristas como las FARC, Hamas, Hezzbolah unas fuerzas políticas e integrarlas en el proceso de negociación.
Esa postura se basa en la idea de que es la miseria y la negación de los derechos lo que origina el terrorismo, así que la intromisión de multinacionales y de medios financieros es una forma de terrorismo bastante más perjudicial. Además, en la definición de terrorismo que quieren imponer los EEUU están mezcladas organizaciones criminales con aquellas que, lejos de hacer daño a su pueblo, pretenden conseguir la independencia nacional.
Esta visión del mundo une los países de América Latina que decidieron reconquistar la independencia y el desarrollo interno con unos métodos a veces diferentes pero con una voluntad más o menos común.
Existe pues una voluntad de paz asociada con una profunda reflexión acerca de las condiciones reales de la democracia.
El gobierno colombiano rechazó inmediatamente la propuesta de reconocer las FARC como fuerzas beligerantes e insistió en la vía militar para extirparlas como “un cáncer” para que Colombia sea “un país sin terroristas” en 2010. La iniciativa de Chávez fue criticada como una intromisión en los asuntos de Colombia. El portavoz del Departamento de Estado norteamericano Sean Mc Cormack rechazó el pasado 14 de enero la propuesta de retirar las FARC de la “lista de organizaciones terroristas”. Europa apoyó su decisión. Cuando se desconoce el contexto y lo que está en juego, no se está consciente de la situación y de numerosos intentos de desestabilización llevadas a cabo por los EEUU con ayuda de Colombia.
Al asesinar a Raúl Reyes los terroristas de Estado mataron al mediador, al negociador de la Paz, retrasaron y complicaron la liberación de Ingrid Betancourt que se estaba negociando por un enviado del presidente francés y Chávez. Uribe lanzó un mensaje: no permitirá jamas que se establezca la paz que sea perjudicial para sus intereses personales, para los de su clase y de su amo norteamericano.
El pueblo colombiano tiene que pedir cuentas a Uribe. Sus vecinos pueden trabajar para conseguir la paz sin intrometerse en los asuntos internos, pero no se puede tolerar ni una mínima incursión con el fin de llevar la guerra fuera de sus fronteras. No puedo evitar de ver la mano de Cuba en la manera de la que esta línea acabó siendo adoptada por todo el mundo a partir del momento en el que se consiguió una victoria; de hecho si el enemigo quiere guerra, hay que imponerle la paz, pero una paz que te deje ser dueño de tu propio país. Ya son casi 50 años que Cuba sigue esa estrategia. En un estado de asimetría total, la isla nunca cedió ni un ápice de su soberanía e impuso respeto a su poderoso adversario. Consiguió que no sea librada una sola batalla desigual, ganó un combate sin tener que luchar gracias al hecho de haber creado una relación de fuerzas y a la extrema movilidad de sus reacciones.
Esta batalla ha sido llevada de la misma forma:
- Victoria de los pueblos con una gran afluencia en las manifestaciones por la paz y contra paramilitares, más de 300.000 personas en unas condiciones de dificultades y miedo.
- Victoria de la unidad de un continente, gracias a la firmeza, a la dignidad del joven presidente ecuatoriano Rafael Correa que demostró que Uribe quería guerra a pesar de sus mentiras. Tuvo que respetar la frontera de su vecino. Los Estados Unidos no consiguieron dividir los “duros” y los “moderados”, el proceso de unificación no se rompió. A pesar de la campaña mediática sin precedentes, la presión sobre los jefes de Estado, la cumbre del Grupo de Río en Santo Domingo ha tenido éxito.
Es una etapa, un paso como dicen los latinos, pero es evidente que nada está decidido, las FARC perdieron dos de sus dirigentes pero por primera vez su causa empezó a romper el muro de mentiras alrededor de ellos y del drama sufrido por Colombia. Es probable que va a haber otros episodios, aquí y en el resto del mundo, pero se ideó una línea política que podría ser capaz de poner el orden, lo cual nos concierne también a nosotros.
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