Enhorabuena, Palestina.
Bienvenido, Hamás
(Un comentario no político
a las elecciones legislativas palestinas de 2006)
Agustín Velloso
Santisteban*
CSCAweb,
10 de febrero, 2006
"Si
está usted satisfecho con lo que lee en los periódicos,
escucha en la radio y ve en la televisión, no pierda el
tiempo con lo que sigue a continuación. Pero si sospecha
que algo huele a engaño entre tanta insistencia occidental
sobre que los palestinos han de abandonar la violencia, han de
reconocer a Israel, han de entregar sus armas, entonces puede
seguir leyendo, quizás le sea útil."
La victoria de Hamás
en las legislativas de 2006 es motivo de alegría no sólo
para los palestinos, los musulmanes y los árabes. Aquí,
a cinco mil kilómetros de Palestina, en una sociedad de
cultura y religión diferentes, por no mencionar la situación
política y económica, también se celebra
esta victoria.
A esta hora, los habituales
comentaristas anti-árabes y pro-israelíes, presentados
como analistas y periodistas, intentan predecir el futuro, que
vaticinan muy negro, mientras que los políticos sinvergüenzas
de siempre, presentados como impulsores del "proceso de
paz", amenazan sin recato una vez más al pueblo palestino.
A decir verdad, claro que hay
algún que otro analista decente y conocedor de verdad
del asunto que ha escrito en tono positivo sobre el resultado
electoral políticos al parecer no hay-, pero lamentablemente
esas aportaciones se quedan para una minoría de especialistas,
mientras que el común de los mortales se ve abocado a
sucumbir bajo la marea de tonterías y falsedades que se
propaga por los medios de comunicación como si tal cosa,
sin prestar atención al hecho de que la vida de millones
de personas en Palestina- en general en Oriente medio- está
en juego.
Por ello, si está usted
satisfecho con lo que lee en los periódicos, escucha en
la radio y ve en la televisión, no pierda el tiempo con
lo que sigue a continuación. Pero si sospecha que algo
huele a engaño entre tanta insistencia occidental sobre
que los palestinos han de abandonar la violencia, han de reconocer
a Israel, han de entregar sus armas, cuando precisamente sus
hijos resultan muertos por soldados israelíes, cuando
sus cultivos su medio de vida- son arrancados y arruinados
por los colonos israelíes, cuando sus tierras disminuyen
día y día porque Israel las ocupa y las entrega
a colonos judíos llegados de cualquier parte del mundo
y cuando se les confina tras un muro que ha sido declarado ilegal
por la Corte Internacional de Justicia, entonces puede seguir
leyendo, quizás le sea útil.
Lo primero que hay que hacer
es recapacitar sobre el fondo del problema palestino. Una y otra
vez se hace ver que éste es culpa de los palestinos. Ahora
toca acusar a Hamas, hace un año era Arafat, hace cinco
era la Intifada, hace unos cuantos más era la intransigencia
árabe y su negativa a dialogar con Israel, hace muchos
más era que los palestinos no aceptaban la partición
de la tierra entre ellos y los judíos, y al comienzo de
todo era que, en palabras de los primeros sionistas, "Palestina
es una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra".
Quiere decirse, como enseña
el chiste, que no hay que dejar que la realidad te estropee una
bonita historia. Si los colonialistas occidentales han hecho
en Palestina lo que hacen en los demás lugares del mundo
que conquistan, esto es, imponerse, robar y disponer de lo que
les place, los palestinos tienen que tragar e incluso estar agradecidos.
Punto final.
En los primeros años
del siglo pasado Palestina estaba bajo mandato británico.
La Reina de Inglaterra dio a los judíos de todo el mundo
permiso para instalarse en una tierra que no era suya y con ello
se malogró la aspiración de sus habitantes, los
palestinos, a contar con un Estado en su tierra. Algo tan sencillo
de entender, un robo colonialista sin más y la consiguiente
represión para mantenerlo, como muchos otros robos en
la historia de la humanidad, se ha transformado a los ojos de
una gran parte del mundo, aunque no a los de los palestinos -ni
árabes ni musulmanes- en un problema de violencia e intransigencia
palestina. Los palestinos son culpables de no acceder al robo
de su tierra, a la expulsión de sus habitantes y a la
represión salvaje de los que se resisten.
La ocupación de países,
la agresión a sus poblaciones, el expolio de las riquezas
de los débiles no puede hacerse sin violencia ni sangre.
La historia de la acción colonial europea en el mundo
así lo prueba. Al tiempo, la independencia y la lucha
por la liberación de la opresión y por el logro
de los derechos nacionales no puede hacerse sin violencia ni
sangre. Ocurre que hay que notar que es muy diferente la violencia
del opresor que la del oprimido, que no es lo mismo atacar que
defenderse, que no es lo mismo ser el agresor que el agredido.
La historia bonita es que los
judíos tenían en Palestina en los años cuarenta
del siglo pasado un lugar donde vivir por fin a cubierto de la
persecución de los gentiles. La realidad es que los palestinos
no eran culpables de nada porque no habían perseguido
a los judíos; si los europeos y los estadounidenses pensaban
que darles tierras era lo que había que hacer para compensarles
por las persecuciones a las que ellos mismos les habían
sometido, lo que debían de haber hecho es darles tierras
en Estados Unidos, Inglaterra o Alemania. El problema es darles
una tierra que no pertenece a los europeos, habitada por personas
ajenas a los crímenes de aquellos, a costa de sus legítimos
dueños y encima echar a éstos de sus casas mediante
una guerra primero y a sus descendientes después poco
a poco mediante una violentísima ocupación que
dura hasta ahora.
De todo el territorio palestino
anterior al establecimiento del Estado de Israel, los palestinos
solamente están autorizados a (mal)vivir en un mínimo
porcentaje, que disminuye día a día. Esa vida que
se les permite ni siquiera incluye derechos humanos, políticos,
económicos, sociales ni culturales. Lleva consigo principalmente
represión, pobreza y humillación, todo ello combinado
para empujarles, mediante genocidio, fuera de su tierra hasta
que ésta quede libre, como en la leyenda de la tierra
prometida, para los judíos y solamente los judíos.
Este cuento, al parecer de inspiración bíblica,
no hace caer en la cuenta a la gente de que son el judaísmo
y el cristianismo solidario con éste las religiones terroristas
y fundamentalistas, al contrario de lo que afirma la propaganda
occidental sobre la islámica.
El problema, con el paso de
los años, se ha complicado por la intervención
de las circunstancias y los factores propios de cada época,
ya tiene más de cien años el sionismo y más
de cincuenta Israel. Cualquiera que vea lo que ocurre hoy, especialmente
bajo la distorsión de los medios de comunicación,
tiene el peligro de perder de vista lo fundamental. Hay lucha
de liberación palestina antes de la aparición del
islam político, antes de la guerra fría, antes
del comunismo, antes de los movimientos pan-arabistas y nacionalistas.
Sencillamente porque nadie quiere que le roben su tierra y le
echen de ella a punta de pistola, ahora y hace cien años.
Por eso existe la resistencia
que, además de tener una lógica impecable y ser
moralmente legítima, es un derecho político de
los pueblos bajo ocupación, reconocido por la legislación
internacional. Sin embargo, es una historia más bonita
sentirse miembro de una civilización moderna, democrática
y tolerante que siente aversión por los barbudos anclados
en la edad media y pena por las mujeres con velo, y que por tanto
lucha contra el terrorismo y el fundamentalismo religioso de
los musulmanes.
Nuestra moral occidental no
admite bajo ningún concepto que se obligue a las mujeres
a llevar el velo, faltaría más, aunque admite sin
problemas de conciencia, sin embargo, que se asesine con sanciones
y bombas a miles de mujeres y niñas que viven en Irak,
Afganistán y Palestina, tolera muy bien que se mate de
hambre a millones que han nacido en países empobrecidos
y acepta sin reparos que se explote con fruición a otros
millones que pertenecen a su propia cultura pero que carecen
de recursos.
Por contagio, muchos que se
consideran de izquierdas no se sienten contentos con el resultado
de las elecciones y tienen vergüenza de manifestar no ya
su alegría sino siquiera su apoyo a los representantes
políticos elegidos por una mayoría de votantes,
aunque cabe pensar que saben mucho mejor que aquellos lo que
les conviene tras más de 40 años de ocupación
israelí. En estos años ni el comunismo, ni el nacionalismo,
ni la socialdemocracia, ni el socialismo europeo, ni los verdes
ni de otros colores, han conseguido parar las masacres israelíes
en Jenín, Rafah, Hebrón, Yabalia ¿qué
tiene de raro que las víctimas busquen otra protección?
Desde luego que la izquierda
oficial puede ser tan prepotente y criminal en sus juicios como
la derecha más fascista, ¿no somos testigos de
las amenazas de esa izquierda liberal europea a los palestinos?
Me refiero, sin embargo, a la izquierda ideológica. Pobre
izquierda, está tan aturullada que ya no sabe a quién
tiene que apoyar. Por si no lo sabe, conviene que lea el programa
político de Hamás y observe sus actuaciones y las
compare con las de la Autoridad Palestina de la OLP con su Hoja
de Ruta, sus negociaciones, su paz de los valientes y toda la
corrupción aneja que no han servido más que para
ayudar a los ocupantes a robar y oprimir más a su gusto
a los palestinos.
Además, ¡qué
demonios!, si Abu Mazen, Erekat y el resto de la pandilla tienen
el apoyo del Cuarteto, no hace falta ser un lince para sospechar
que algo va mal en la dirección de la lucha palestina
por sus derechos. Como enseña la Santa Madre Iglesia,
no se puede servir a dos señores a la vez: si la descabalgada
Autoridad Palestina hubiese servido a los intereses de los palestinos,
no sería la elegida de los opresores y sus compinches.
Israel quiere echar a los palestinos de su tierra sea como sea,
mediante el genocidio si hace falta, los palestinos se resisten
a abandonarla ¿sobre qué quiere dialogar Mazen?
Éste y la Autoridad han jugado muy mal sus cartas, en
la línea de su antecesor, y los palestinos no han hecho
más que lo que haría cualquier otro electorado:
mandarlos a la p... calle. Demasiado tarde, a todas luces, pero
es difícil sobrevivir bajo ocupación, es difícil
ver la luz al final del túnel, es difícil luchar
contra dos enemigos: el sionista y el interior.
¡Dadme albricias¡
Parece que se ha acabado con el enemigo interior. Hace falta
dar todo el apoyo a Hamás, que no es sino la representación
legítima de los palestinos. Hay que alegrarse del fin
del proceso de paz, que ha sido una procesión de la muerte
que ha durado trece años. Las mentiras han sido expuestas
y se ha acabado el engaño. Hay que felicitarse de que
el dinero de los donantes se acabe si es que iba a valer como
hasta ahora para pagar la renuncia de los líderes palestinos
al logro de los derechos de su pueblo y para financiar las decenas
de miles de puestos de trabajo ficticios pero dañinos
de los mal llamados miembros de la seguridad palestina.
Se abre un tiempo de esperanza
para los presos, los refugiados, los huérfanos, las viudas,
los oprimidos y los damnificados por Israel con la ayuda y el
consentimiento de la comunidad internacional. Llega la hora de
completar la tarea de los mártires, de reconocer sus sacrificios,
de recoger sus frutos. Es, realmente, un tiempo de alegría
para todos en Palestina y en cualquier lugar.
Se abre también un tiempo
de lucha que puede ser más dura y más mortífera
que la anterior. Las amenazas ya dejan entrever el dolor que
van a padecer y el precio que van a pagar los palestinos para
alcanzar sus objetivos. Tienen todo en contra, pero como dice
Jaled Mashal, "son inútiles vuestros intentos de
obligarnos a renunciar a nuestros principios y a nuestra lucha".
Por sus actos les han votado, Por estas palabras han ganado las
elecciones. Por estas palabras hay que apoyarles, son las del
pueblo palestino.
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